Diario de León

Valencia de don Juan se mueve

El empeño de los trabajadores resucita un proyecto condenado

Una decena de exempleados de CLC creó la empresa Demacom en 2015 con un capital de 3.500 euros y ha logrado facturar más de 2 M€ en 2016.

Vista general de la fábrica de Demacom con las grandes piezas para molinos eólicos. MEDINA

Vista general de la fábrica de Demacom con las grandes piezas para molinos eólicos. MEDINA

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Armando medina | valencia

Hay historias que reconfortan ya que demuestran que el esfuerzo, la profesionalidad y el empeño tienen su recompensa. Es el caso de la empresa Demacom de Valencia de Don Juan que hace unos días fue galardonada por la Junta de Castilla y León con el Premio al Cooperativismo y la Economía Social.

Hay que remontarse al año 2014 cuando agonizaba la compañía Castellanoleonesa de Composites (CLC), que durante la primera década del siglo XXI fue líder nacional en la fabricación de piezas para componentes de molinos eólicos con periodos de hasta 99 trabajadores. Tras varios meses de descenso en su actividad, anunció que cerraba sus puertas de manera definitiva el 20 diciembre.

En aquel momento contaba con diez empleados. En lugar de caer en la resignación, nueve de ellos, junto con un socio externo, decidieron echarle valor y hacerse cargo de la empresa creando Demacom SLL (Desarrollo de Materiales Compuestos).

No tenían nada. Unas cuantas nóminas pendientes y algo muy importante: su experiencia y, sobre todo, su determinación por no quedarse de brazos cruzados. Se pusieron en contacto con uno de los clientes de la desaparecida CLC, una empresa alemana que los cita en Hamburgo para conocer el nuevo proyecto. «Pero le dijimos que no teníamos dinero ni para poder viajar hasta allí», cuenta el director gerente de Demacom, Pablo Vázquez. «Al final pudimos quedar en Portugal donde la empresa tiene otra planta y yo podía ir en coche. Le conté nuestra idea y en una hora nos entendimos. Ellos mismos nos dieron la financiación y en otoño del primer año le habíamos devuelto el dinero que nos prestaron».

La nueva Demacom comenzó su producción en enero del 2015, apenas un mes después de haber cerrado CLC. Se constituyó con un capital social de 3.514 euros aportado por sus diez socios. Ya en ese ejercicio de 2015 facturó 1,1 millones de euros y en 2016 logró duplicar su producción hasta alcanzar los 2,1 millones. Actualmente tiene pedidos para todo el año 2017. En apenas dos años ha pasado de esos poco más de 3.500 euros a facturar más de dos millones. «Y sin un euro de financiación externa. No hemos tenido ningún crédito ni ninguna subvención». La buena marcha de la empresa ha hecho posible que en 2015 tuvieran picos de 21 trabajadores y en el 2016 de 28.

Hoy siguen trabajando para el mismo cliente alemán para el que fabrican piezas de composite para aerogeneradores de molinos eólicos.

«En estos momentos estamos dando los primeros pasos para crear productos propios para no depender de terceros. Entre nuestros proyectos está la fabricación de piezas industriales para la industria química, materiales para la construcción y obra civil y piezas para agricultura y ganadería». La inversión en I+D+I, la fabricación con molde cerrado o llegar a acuerdos con la Universidad y Formación Profesional son sus próximos retos. «Tenemos claro que tenemos que hacer reinversión y desarrollar nuevos productos colaborando con empresas del entorno», comenta ilusionado Pablo Vázquez.

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