Diario de León

«Estaba obsesionado con que miráramos el móvil»

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La segunda sesión del juicio al policía nacional jubilado acusado de matar a su mujer, contó ayer con las declaraciones tanto de los policías locales de Astorga, que acudieron a los hechos, como de los agentes de la nacional que fueron los primeros que se personaron en el lugar del crimen en la calle Santa Colomba.

Los locales narraron que fueron avisados por el 112 de que había habido una trifulca vecinal con un disparo en la citada dirección por lo que se personaron en el lugar donde ya se encontraba una patrulla de la policía nacional. Uno de los policías se quedó socorriendo al vecino que acaba de recibir el disparo en el hombro, mientras que el otro bajó junto a un policía nacional al piso donde, según les dijo el acusado, yacía su mujer, donde efectivamente comprobaron los hechos.

Durante la vista también declararon los dos policías nacionales que primero se personaron al lugar. «Nada más llegar había unas mujeres en el portal que nos indican que subamos al segundo piso y una vez allí vimos al sospechoso en el suelo y sobre él el vecino, con el que forcejeaba por la pistola», relata el policía que asegura que enseguida reconoció al acusado ya que había trabajado con él. «¡Ángel, que pasa aquí», el gritó el agente, que se apresuró a quitarles el arma. Una vez en su poder, les dijo que se tranquilizaran que «ya había acabado todo».

Cuando comprobaron que el vecino estaba herido, ya que «había mucha sangre», llamaron a emergencias. Mientras, el acusado «estaba obsesionado con que viéramos el móvil», narraba uno de los dos policías «como si tratara de justificar los hechos», añadió.. «Mi mujer está muerta en casa, la he pegado un tiro», les dijo el acusado, mientras insistía en que miraran el teléfono. «Se lo cogí y le dije que yo no tenía nada que mirar, que el móvil y el arma ya quedaban conmigo, y nos dispusimos a bajar al piso donde aseguraba que estaba su mujer».

Una vez abajo, el policía local, el nacional y el sospechoso comprobaron que efectivamente la mujer yacía muerta en la cama, semidesnuda y con un tiro en la cabeza, por lo que dieron aviso a la comitiva forense.

«En ningún momento negó los hechos ni mostró arrepentimiento», comentó el policía nacional. «Tampoco nos dijo que el tiro fuera fortuito, siempre dijo que la había matado», aseguró.

A preguntas tanto del Fiscal como de los abogados de la acusación, los policías nacionales reconocieron que en ningún momento esposaron al sospechoso. «Estaba muy nervioso y nos pareció inadecuado, además estaba desarmado y se mostraba colaborativo», sentenciaron los nacionales, que declararon que en sus años de trabajo con el acusado jamás presenciaron ningún acto violento por su parte.

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