El famoso globo gallego de A Xesta desaparece en los montes de León

 

Voló casi trescientos kilómetros y...desapareció. El famoso globo que cada año, con motivo de sus fiestas patronales lanzan al aire los vecinos del pueblo gallego de A Xesta (Lalín) llegó a los montes de León (lleva incorporado un geolocalizador) y allí se le perdió la pista. El pasado domingo, José Luis Rodríguez Jácome, vecino  esta pequeña población gallega  salió a buscarlo y puso rumbo a León, al pueblo de Casasuertes, una pedanía de Burón, fronteriza entre León, Cantabria y Asturias a 1.500 metros de altitud donde se localizó por última vez el globo. "Un vecino de allí me dijo que lo vieron volar el domingo por la tarde y creyeron que era un dron", cuenta Jácome.

Buscó y rebuscó por toda la zona durante horas pero nada. Solo pudo hallar el adorno que iba atado a uno de los globos que habían lanzado desde A Xesta. Es una zona de montaña con rutas de senderismo y la teoría de Jácome, según recoge el Faro de Vigo, es que algún excursionista lo haya encontrado. Apunta que en ese pueblo no hay cobertura por lo que aún tiene la esperanza de que alguien llame. 

La preocupación de la organización no reside en la pérdida económica, puesto que en la caja que transportaba el globo solo se incluían una cámara deportiva, el chip de localización y una carta con los números de algunos miembros, siendo precisamente esta, la mayor esperanza de recuperar el material haciendo un ejercicio de confianza en la buena fe de quien se lo haya encontrado,  según La Voz de Galicia. Sin embargo, a falta de globo, Rodríguez trajo para A Xesta algo más valioso, la amistad de los vecinos de Casasuertes, quienes dieron todo su apoyo e incluso les invitaron a sus fiestas de San Roque el próximo mes de agosto.

El lanzamiento del globo de A Xesta es una tradición que recuperaron los vecinos en  2017. El globo vuela con todas las garantías. Lleva helio, que es inocuo, un geolocalizador, una pequeña cámara y una carta. En ella se informa que se trata del globo de A Xesta y se dan unos números de teléfono y una dirección de correo electrónico para que quien lo encuentre se puedan poner en contacto con la agrupación. La ilusión de los vecinos es, precisamente, que alguien lo encuentre. Esperarán un par de días y en el caso de que nadie llame o comunique con el colectivo, localizarán su posición para recogerlo «por que non deixamos nunca nada tirado», explica Rodríguez Jácome.