Ferduero defiende que los regantes llevan 27 años realizando la mejor gestión del agua

Los regantes de la cuenca del Duero, agrupados en Ferduero, han salido al paso de las críticas vertidas contra el colectivo por parte de los grupos ecologistas y «altos cargos» del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco).

Como ya hiciera hace una semana la federación nacional, Fenacore, los regantes del Duero denuncian la campaña de «acoso y demonización» que están sufriendo.

Según defienden en un comunicado, la gestión del agua «se está mejorando año a año» y que fue precisamente la grave sequía de 1995 «la que hizo tomar conciencia a las Comunidades de Regantes de que había que cambiar el chip en la gestión del agua, ser conscientes de que los embalses de nuestra Cuenca tienen un carácter anual, que debíamos promover dejar las mayores reservas posibles en los años buenos, fomentar la modernización de los regadíos, así como solicitar incrementos de regulación en las zonas donde fueran necesarios».

En un comunicado, sostienen que desde entonces las regulaciones no se han incrementado y que, ante el aumento de la superficie regable, «no nos ha quedado otra que mejorar al máximo la gestión del agua para cubrir las necesidades de las zonas ampliadas, para que todas ellas tengan las mismas posibilidades de desarrollo». Además, inciden en que el incremento de los caudales ecológicos «ha supuesto una importante detracción de recursos de los embalses amortizados por los diferentes usuarios».

Recuerdan que los regantes se someten a los acuerdos de las Juntas de Explotación y la Comisión de Desembalse, y que el colectivo ha intensificado «la mentalización y la educación de los usuarios» para funcionar con dotaciones por sistemas de explotación y para dejar mayor reserva a final de campaña que la aprobada. 

Precisamente en aras de una mejor gestión del agua, piden mayor regulación en la cuenca del Duero, que solo puede almacenar el 31% de su aportación anual, y que «no se pare ni un segundo el proceso transformador de nuestros regadíos». «Es más fácil y cómodo inventar culpables, que hacer frente a las propias responsabilidades. Existe un dicho popular que dice ‘vive y deja vivir’, aunque quizás y debido a los cargos que ocupan algunos de los que lanzan estas acusaciones habría que cambiarlo por ‘vive y ayuda a que los demás vivan’», concluye Ferduero.