Diario de León

EL FUTURO DEL CARBÓN

Forzar el cierre de las térmicas supondrá un gasto de 3.500 millones hasta 2050

Deloitte apuesta por mantener la generación eléctrica con carbón en «un modelo inteligente» de transición energética.

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maría j. muñiz | león

«En el caso de que regulatoriamente se comprometa el cierre de las actuales centrales de carbón, será necesaria una nueva inversión de alrededor de 3.500 millones de euros» para aumentar la capacidad de los ciclos combinados. Una inversión que además tiene fecha de caducidad en el año 2050. Si a mayores se clausuran las centrales nucleares, el coste que tendrá que asumir el país (y por tanto los consumidores de electricidad) para alcanzar los objetivos de descarbonización marcados por las directivas europeas superará los 6.000 millones de euros en los próximos 30 años. Un escenario que le aleja mucho de las recomendaciones para la política energética del período de transición que realiza Deloitte, que ayer publicó un informe sobre Un modelo energético sostenible para España en 2050, que aboga por una «estrategia inteligente».

Inteligencia que pasa por mantener todas la tecnologías de generación energética actuales hasta que los sistemas que sostendrán el nuevo modelo con menores emisiones (basado en las energías renovables y el almacenamiento de gases) estén preparados no sólo tecnológicamente, sino también desde el punto de vista de la viabilidad económica.

seguridad del suministro

El informe de la consultora es «una reflexión sobre la necesaria transición a la descarbonización del modelo energético»; pero incide en la necesidad de «considerar otros aspectos clave, como la seguridad del suministro y la competitividad del sistema energético». Y despliega argumentos que han sido defendidos una y otra vez tanto por las empresas mineras y los sindicatos como por las administraciones locales y autonómicas afectadas por el descalabro minero en los últimos años.

El futuro mix de generación energética «debería alcanzar uno 90/100% de origen renovables en 2050» (en 2015 era en España del 38%), y eso implica instalar entre 145 y 201 gigavatios de generación eléctrica renovable hasta entonces. Pero «necesita la capacidad de respaldo suficiente para garantizar la seguridad del suministro».

El informe reconoce que «existen grandes incertidumbres en el tránsito hacia el modelo descarbonizado, por lo que se necesitan políticas flexibles durante la transición». Políticas «inteligentes». Que pasan, en opinión de Deloitte, por asegurar «la generación de respaldo suficiente como para garantizar la capacidad de suministro».

prematuro

El informe incide en que «prescindir prematuramente de determinadas tecnologías, como la nuclear, el carbón, el petróleo o el gas, entre hoy y 2030, implica poner en riesgo la eficiencia económica de la transición y la seguridad del suministro». Es así porque mientras no estén suficientemente desarrolladas las tecnologías de almacenamiento es necesario «contar con todas las tecnologías de generación existentes durante la transición».

De no ser así, cerrar las centrales de carbón nacional exigiría una inversión (que en realidad sólo tendría valor temporal) de 800 millones de euros para sustituir su capacidad de garantizar el suministro. Si también se prescinde de las que trabajan con mineral importado el gasto se elevaría a otros 3.000 millones de euros. Y si a mayores no se prolonga la vida útil de la nucleares, se añaden otros 3.000 millones. En total, cerrar lo que está en funcionamiento y comprometer el futuro de regiones enteras sólo para tener que abordar nuevas inversiones multimillonarias con un marco de amortización y rendimiento muy limitado en el tiempo.

En realidad, un argumento que desde el sector energético local lleva defendiéndose años, con poco éxito. Ahora, in extremis, lo refrenda la prestigiosa consultora.

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