Diario de León

Economía

Gordonzello, el sueño colectivo de todo un pueblo que 25 años después ya factura 3 M€

La empresa, que nació en 1995 gracias a la aportación de tierras y dinero de 101 vecinos, hoy cuenta con 25 empleados

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En estos tiempos en los que la despoblación y la llamada España Vacía o Vaciada han llegado a la agenda de los medios y los gobiernos, hay que remontarse a hace casi treinta años cuando surgió en Gordoncillo un proyecto colectivo de todo un pueblo que hoy es motor de la economía local, ejemplo de cooperación e inspiración para iniciativas en el medio rural. Es Gordonzello, una bodega que nacida de la nada que hoy vende sus vinos a todo el mundo y factura tres millones de euros.  

Todo empezó a fraguarse a finales de 1990, cuentan Urbano Seco, alcalde entonces y hoy de Gordoncillo, y José Manuel Fernández, primer trabajador y actual gerente de Gordonzello. «Vimos que en los últimos siglos, cuando el viñedo había estado fuerte en la margen derecha del río Cea había generado riqueza», afirma Seco. En aquel momento había en Gordoncillo 90 hectáreas de viñedo marginal, en la mayoría de casos poco trabajado y en parcelas pequeñas.  

Con estas premisas se marcaron el objetivo de la recuperación del viñedo, pero para ello, «teníamos claro que tenía que ser un proyecto colectivo, que era necesaria la reconcentración parcelaria y que había que contar con los propietarios», que eran los que debían aportar los terrenos de manera voluntaria. Tocaba, pues, ponerse manos a la obra en la ardua tarea de explicar y convencer a los vecinos para que se sumaran a la iniciativa entregando tierras, de las que perderían su propiedad a cambio de una participación en la empresa. Un empresa que ni siquiera existía. «Era una cuestión de fe», dicen. «Pero teníamos trazado un plan muy estudiado».  

La primera acción fue organizar viajes a las principales denominaciones de origen como Rioja, Ribera del Duero, Bierzo, Rueda... «Montábamos a los vecinos en un autobús y los llevábamos para que vieran lo que se estaba haciendo en otros sitios. Y ahí hubo una persona clave: Santiago Pérez Fernández-Ribera, de la Estación Etnológica de Rueda, que nos ayudó mucho en las explicaciones a los vecinos y se implicó en el proyecto».  

Así, en menos de un año, a mediados de 1991, unos 50 vecinos ya habían dado su visto bueno aportando unas 100 hectáreas. «Era un buen comienzo, pero nosotros nos habíamos marcado llegar a las 500 hectáreas de viñedo». Estos primeros convencidos eran agricultores que vivían en el pueblo. A finales de ese año la cifra ya había llegado a los 70, sumándose hijos de la localidad que estaban fuera pero que tenían tierras.  

Cuentan que un paso decisivo tuvo lugar en el verano de 1992 tras uno de aquellos viajes. La creencia en el proyecto era tal que incluso quien no tenía tierras estaba dispuesto a comprarlas para aportarlas. Así se creo una especie de banco de tierras en el que los promotores simplemente ponían en contacto a los que estaban dispuestos a vender con los que querían comprar. «Era un momento en el que las tierras estaban muy depreciadas. La mayoría se vendieron a unas 220.000 pesetas (1.322 euros) la hectárea». Con ello, a finales de 1994 se llegaron a los 101 propietarios que aportaron 305 hectáreas. Son los socios fundadores de la empresa, unos vecinos ilusionados con un proyecto que creían que iba a cambiar la historia del pueblo. Y así fue. «Vecinos que perdían la propiedad de la tierra a cambio de una participación en la empresa en forma de acciones».  

Con esos 101 valientes, el 22 de abril de 1995, se constituyó la empresa Gordonzello. «Vino el notario al Ayuntamiento y la gente acudió con sus mejores galas. Había mucha ilusión». Tomó la forma de sociedad anónima porque se creyó que era la mejor opción ya que las cooperativas estaban ya en decadencia en el momento y, además, eso permitía tener la propiedad de la tierra a favor de la sociedad y un mejor control y gestión de la empresa.  

Además de las fincas, cada propietario, porque así lo exigía la ley de sociedades anónimas, tuvo que aportar 70.000 pesetas (420 euros) por hectárea. En total, 21.000.000 de pesetas (unos 126.000 euros), capital social con el que nació Gordonzello.  

Con la ayuda de la Junta de Castilla y León se realizó la concentración parcelaria y la plantación de sus 205 hectáreas de viñedo. En el año 1996 se contrató al primer trabajador a media jornada, José Manuel Fernández, hoy gerente de la empresa. El 9 de mayo, día de San Gregorio, de ese 1996 se puso la primera planta de viñedo. La primera vendimia se realizó en 1999 y se elaboró el primer vino, ‘Inicio’, un rosado de Prieto Picudo. La primera piedra de la nueva bodega se puso el 15 de mayo de 2002. Hoy la empresa vende vino a todo el mundo, cuenta con 25 trabajadores y tiene una facturación anual de 3 millones de euros y está haciendo una ampliación de 2,3 millones.

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