Diario de León

Ave autóctona, pero acosada por todos

La graja leonesa, último refugio glaciar ibérico

La especie actualmente sólo cuenta con apenas 14 colonias y algo más de un millar de parejas reproductoras que se asientan en la provincia en las vegas de los ríos Órbigo, Bernesga, Esla y Torío y en el Páramo leonés

Imagen de un ejemplar adulto de graja leonesa posado en la rama de un árbol. JAVIER GARCÍA FERNÁNDEZ

Imagen de un ejemplar adulto de graja leonesa posado en la rama de un árbol. JAVIER GARCÍA FERNÁNDEZ

León

Creado:

Actualizado:

«Cuando se intenta explicar el origen de las colonias leonesas de graja Corvus frugilegus , la única población reproductora en la Península Ibérica, se suele decir que esta especie ha encontrado en la provincia de León ‘las condiciones que le recuerdan al norte de Europa, dónde es un ave común de zonas agrícolas’, o ‘a ojos de la graja, el paisaje leonés es espejo del norteuropeo’, dando a entender que la población reproductora leonesa proviene de individuos que decidieron migrar desde latitudes más norteñas para asentarse en las vegas de los ríos Órbigo, Bernesga, Esla, Torío y en el Páramo Leonés. Pero el origen de la población leonesa es una pregunta que acompaña a la especie desde que se descubrió la primera colonia en 1950 por el conocido naturalista José Antonio Valverde, cuestión que no se ha resuelto hasta finales del año 2020, cuando se publicó en la revista científica Journal of Avian Biology un artículo centrado en las características genéticas de la población ibérica. Este trabajo analizó muestras de ADN extraídas de plumas de grajas leonesas y del resto de la distribución europea y asiática de la especie (República Checa, Eslovaquia, Serbia, Croacia, Rumanía, Suecia, Gran Bretaña, Austria y Rusia). Tras múltiples análisis utilizando ADN mitocondrial y ADN nuclear, los resultados indican que la población leonesa parece representar un antiguo refugio glacial existente en la península Ibérica, del que actualmente solo queda un mínimo reducto formado por apenas 14 colonias y algo más de un millar de parejas».

Así lo explican Pablo Salinas, del Departamento de Ecología Evolutiva del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), y Javier García del Departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental de la Universidad de León, coautores del trabajo ‘Genetic diversity, differentiation and historial origin of the isolated population of rooks Corvus frugilegus in Iberia’ (Diversidad genética, diferenciación y origen histórico de la población aislada de graja Corvus frugilegus en Iberia), que recientemente ha sido publicado en la revista científica Journal of Avian Biology. También han participado en el trabajo Francisco Morinha, Borja Milá y Guillermo Blanco (Departamento de Ecología Evolutiva del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC e Iván Literak (Departamento de Biología y Enfermedades de la Vida Silvestre de la Universidad de Ciencias Veterinarias y Farmacéuticas de Brno, República Checa).

Según relatan, durante el Pleistoceno, hace aproximadamente 18.000 años, una serie de oscilaciones glaciares cubrieron de hielo y nieve el norte de Europa y Asia. Este descenso de las temperaturas provocó la migración de las poblaciones europeas de multitud de especies, incluida la graja, a latitudes más sureñas, donde las condiciones ambientales eran más favorables para alimentarse y desarrollar su ciclo vital. El paulatino calentamiento y retroceso de la capa de hielo provocó un cambio en las condiciones ambientales en las zonas norteñas que, de nuevo, presentaban condiciones adecuadas para la graja. Los resultados del estudio son consistentes con una colonización postglacial de Europa y Siberia occidental por grajas que sobrevivieron acantonadas al periodo glacial en el refugio de la Península ibérica, y probablemente en refugios de otras penínsulas del sur de Europa. Además, los resultados sugieren que el flujo genético actual entre la población leonesa y Europa occidental está restringido, por lo que el contacto entre las aves ibéricas y las del resto de Europa se ha perdido desde hace muchas generaciones. Esto implica que la graja leonesa, en la actualidad, se diferencia genéticamente del resto de poblaciones europeas en un grupo propio, mientras que el resto de colonias analizadas se engloban en otro diferente.

Mala prensa

A pesar de la singularidad de las poblaciones leonesas de graja, asegura, no goza de buena prensa. Las aves negras y de canto garrulo son, para su desgracia, origen de falsas creencias relacionadas con el mal augurio. Además, dada su costumbre de nidificar cerca de los pueblos, en muchas ocasiones son víctimas de envenenamiento y furtivismo. La graja no goza del grado de protección suficiente para evitar que cada año, muchos ejemplares adultos y pollos sean ilegalmente abatidos en las colonias de reproducción, y también tiroteados en los dormideros comunales que utilizan fuera de la época de reproducción. Así mismo, la presión urbanística ejercida sobre las colonias y la tala de choperas y alamedas, incluso cuando los pollos no han volado, provocan continuas fluctuaciones en la población leonesa.

La graja, concluyen, forma parte del rico patrimonio natural de de León, es el ave leonesa por antonomasia al localizarse en la provincia la única población sedentaria y reproductora de la península Ibérica, con un área de distribución muy limitada, una tendencia en el número de colonias a la baja, y que además cuenta con unas características ecológicas y una estructura genética únicas que las diferencia de las poblaciones del resto de Eurasia. Todo ello subraya la importancia y la obligación de asegurar la conservación a largo plazo de esta población en declive.

tracking