Jesús Fernández inicia su ministerio en la diócesis de Astorga apelando a evangelizar
Buscará hacer del obispado asturicense un «hospital de campaña» en el que sea «inviable» cualquier tipo de abuso
Astorga vivió ayer un gran día de fiesta, aunque marcada por las medidas de seguridad y prevención por la situación provocada por la pandemia del Covid-19. Aún así, las mascarillas quedaron en un segundo plano y Jesús Fernández González fue el gran protagonista en la capital maragata durante su toma de posesión como obispo de diócesis asturicense.
En una jornada soleada y calurosa y con decenas de astorganos esperando en las calles para ver al nuevo prelado electo, Jesús Fernández, acompañado del nuncio apostólico, Bernardito Auza, y del administrador diocesano de Astorga, José Luis Castro, además del cabildo catedralicio, emprendió a las diez y media de la mañana su camino hacia la catedral para su toma de posesión. En su paseíllo hasta la seo asturicense, Fernández fue acompañado en todo momento del ritmo de la música de Sartaina, de Danzas de la Maragatería y de la Banda Municipal de Música.
Una vez en el interior del templo, el deán le ofreció el Lignum Crucis para que lo besará y, seguidamente, le dio el aspersorio, con agua bendita, para echársela a sí mismo y a los presentes. Fue en ese momento cuando se cerraron las puertas de la catedral, dejando entrar a la eucaristía únicamente a las personas con invitación —como limitación por la situación por el coronavirus—. Entre los invitados, hubo más de una treintena de prelados, familiares, amigos y autoridades civiles y eclesiásticas.
Nuevo mitrado
Jesús Fernández es, tras su toma de posesión, el obispo número 138 de la Diócesis de Astorga
La eucaristía dio comienzo con el canto de entrada, con la procesión de entrada presidida por el nuncio apostólico con báculo. Una vez venerado e incensado el altar, Bernardito Auza ocupó la cátedra episcopal y el obispo electo una sede auxiliar. A continuación, José Luis Castro hizo la alocución de entrada y, seguidamente, Auza mandó que se diera lectura a las Letras Apostólicas de nombramiento del nuevo obispo. El Secretario-Canciller, F. Javier Gay, mostró al Colegio de Consultores las Letras Apostólicas y las leyó. Por último, el nuncio invitó a Fernández a sentarse en la cátedra, donde Auza le hizo entrega del báculo; pasando Fernández en ese momento a tomar posesión de la diócesis.
El prelado a la salida del seminario de Astorga. FERNANDO OTERO PERANDONES
Danzas de la Maragatería acompañó al obispo. FERNANDO OTERO
Tras la lectura de la liturgia de la Palabra, el obispo de Astorga número 138 pronunció su homilía. En ella, recordó a los fallecidos y enfermos que ha dejado la pandemia, refiriéndose a los ancianos de «tantas y tantas residencias sometidos a un doble confinamiento», pero también a los enfermos, los parados, los abandonados, las víctimas de la trata y de los abusos los emigrantes y los refugiados; resaltando la importancia de evangelizar.
Entre los presentes
A la ceremonia acudieron una treintena de obispos, familiares y autoridades civiles y eclesiásticas
«Os convoco a todos para salir en ayuda de pobres y enfermos, haciendo de nuestra Iglesia un hospital de campaña», destacó en el intento por crear un «ecosistema espiritual y pastoral» que haga «inviable» cualquier tipo de abuso y cuide «a los frágiles e indefensos».
Fernández, que recordó a los fallecidos Juan Antonio Menéndez y Camilo Lorenzo, apostó también durante su homilía por «hombres y mujeres de pueblo» que «toquen la miseria humana y no miren despectivamente».
El obispo de Astorga con Morán tras el acto. FERNANDO OTERO