La lluvia se pasó

Carta te escribo martín martínez

Querido hermano: que disfrutes de esta atípica primavera, en la que mayo empieza a marcear haciendo bueno el refrán, porque marzo mayeó cuanto pudo. Por aquí, a pesar de todo, pidiendo agua. Ya está en Astorga la virgen peregrina del Castro. Ya sabes; para demandarle más agua; te decía en la última que todo es cuestión de fe; te contaré, algún día, lo del Cristo de Villarrín. Pero en esta ocasión, nuestra virgencita se pasó; bueno, más bien se precipitó para consolar a los pedigüeños. El día 28 (de mayo) los Procuradores de la Tierra decidieron votarla. Hermano, al instante se abrieron los cielos. Truenos, rayos y centellas, granizo, nieve, y abundante agua se desplomó sobre el campo de Valdeviejas. Más de una hora estuvo zurrando y los recreadores napoleónicos aguantaron impertérritos el frío y la soberana caladura. La batalla hubo de suspenderse por un terreno impracticable, la pólvora mojada y los soldados ateridos, eso que muchos de ellos eran de países más fríos. Como hubo de suspenderse el acto institucional del día 29, obligando la pertinaz lluvia a refugiarse en el Ayuntamiento. La batalla de la toma de Astorga, por Castaños, anterior al acto institucional, fue sencillamente espectacular, brillante, ruidosa y de un éxito extraordinario. Y el puente festivo, con estas actividades, llenó hoteles y restaurantes. Bien podía nuestra patrona de la lluvia haber retrasado unas horas los chaparrones, pero ya te he dicho que la fe también cuenta y al campo se le ha concedido un respiro; hará falta más. Sí, hermano, hará falta mucha más agua.

Y también dinero, euros, que nuestra alcaldesa está en un sinvivir y agobiada por aquello de las arcas vacías, los ajustes y demás perendengues; no ve una gatera para sacar adelante el bicentenario. Ya lo dijo, si no hay un mecenas que aporte 7.000 euros, no habrá homenaje ni exposición de Eugenio Granell, que no es del bicentenario. Ver su obra, como gran pintor que fue, será una delicia; aunque en Astorga los que tienen cierta memoria, saben que Granell no era astorgano; que Eugenio tuvo nulo y mal arrimo a esta ciudad; de la misma sus demonios soltaron siempre sapos y culebras, la denigraban y la insultaban. Sabido es que, abandonada en su adolescencia, nunca volvió a ella, la odiaba visceralmente; entre otras razones porque jamás guardó grato recuerdo de su tío el chocolatero que lo acogió unos años en su mansión.

Cuando escribo estas líneas, hermano, recuerdo haber dado un vistazo a la relación de 33 firmas de productos leoneses (productos de boca, vamos) que bajo el paraguas de la Diputación fueron en el puente vacacional a la conquista de los paladares bilbaínos. Y según cuentan las crónicas lo hicieron a conciencia; más y mejor, contando con un pregonero de excepción como lo es Tomás. Tomás Sánchez, el propietario del afamado restaurante «Casa Vasca» y a la vez Presidente de la Escuela Superior de Gastronomía Artxanda. Pero compruebo que entre esas 33 firmas, que dicen los cronistas conquistaron los paladares de los bilbainicos ( y bilbainicas, por aquello de la cuota), no se reseña ni una de nuestra comarca. Las hay del Bierzo en abundancia, del Páramo, de los Oteros; las hay de la Montaña, de la Ribera del Órbigo, de La Bañeza… De Astorga, de Maragatería, de la Cepeda, nada. Para un cierto alivio, hemos de contabilizar a «Peñín Selección», con fábrica en la Sequeda, así que algo nos toca; y como presidente que es (Peñín) de la «Asociación de Productos Agroalimentarios León», que tiene sede en nuestra Cámara de Comercio, él representó a la comarca. La cuestión dudosa surgió con Nolete mientras despachábamos unos «gordoncilloos» que sí estuvieron en la ría vizcaina. Ya sabes cómo es de picajoso y se hizo dos preguntas para una sola cuestión: ¿la Diputación no invitó a los astorganos a participar? ¿o los astorganos declinaron la invitación? Cuando lo sepas me lo cuantas. Cuídate.