SAN MIGUEL DE ESCALADA Una fiesta para un monumento mozárabe
La tradición del prior
Cada segundo domingo de mayo el monasterio de San Miguel de Escalada acoge el encuentro de vecinos de comarca para ensalzar este día.
El templo mozárabe recupera el culto una vez al año desde 2010. Tras la misa, una persona ataviada a la antigua usanza ofreció el mazapán. CAMPOS
JOSÉ Mª CAMPOS | ESCALADA
La Asociación Cultural y Recreativa Priorato de Escalada, con la colaboración del Ayuntamiento de Gradefes y la Junta Vecinal de San Miguel de Escalada, pusieron en marcha ayer la Fiesta del Priorato, un homenaje al monumento mozárabe y su historia. Desde el año 2010 se recuperó la misa en el antiguo monasterio —ya son más 1.100 años de su fundación— para cada segundo domingo del mes de mayo, recuperando el culto para el monumento.
Los actos se iniciaron con la procesión con el prior acompañado por los miembros de la coral Capilla Clásica de León y el posterior recibimiento en la explanada por el público asistentes. El pendón del San Miguel de Escalada permaneció anclado en la explanada donde la coral interpretó una canción. Posteriormente, sus miembros entraron en el monasterio. La entrada del prior, acompañado por el alcalde del municipio de Gradefes, fue recibido con cánticos de la coral. a continuación, se inició el acto eucarístico.
La celebración religiosa finalizó con la degustación de pasta y bebidas en la explanada del monasterio. Una persona vestida a la antigua usanza portaba un cesto con un mazapán. Esta festividad sirve además como momento de encuentro que permite que personas de otras comarcas puedan conocer esta joya arquitectónica mozárabe y parte de su historia.
En los inicios del siglo X, durante el reinado de Alfonso III, el abad Alfonso y un grupo de monjes cordobeses levantaron un monasterio en tierras leonesas, reutilizando para ello los vestigios de una anterior iglesia visigoda que habría estado consagrada al arcángel san Miguel. La iglesia de este monasterio, que actualmente conocemos con el nombre de San Miguel de Escalada, sufrió diversas reformas posteriores, entre estas el imponente torreón que sobresale de su silueta. La iglesia es lo único que queda del antiguo monasterio. En el 1155 el monasterio fue cedido a los monjes agustinos de San Rufo de Avignon, que establecieron en ella un priorato.