Diario de León

Manantiales de historia

Un investigador recopila en un blog todas las fuentes, captaciones y molinos del municipio para poner en valor su riqueza hídrica

Lorenzo Calvo, en la presentación de su trabajo. CAMPOS

Lorenzo Calvo, en la presentación de su trabajo. CAMPOS

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Cistierna

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Lorenzo Calvo Población ha sido siempre un aficionado del mundo de las aguas y «al llegar a Boñar y ver la riqueza que había me decidí a ir recopilando información sobre las fuentes». Para ello señala que lo más importante ha sido el contacto y el diálogo con la gente mayor de los pueblos dado que «hay fuentes que se están perdiendo y los mayores son los que han conocido los molinos funcionando o las fábricas de luz». Señala que en el pueblo de Voznuevo les corresponde una fuente de manantial por cada cinco habitantes. «En el propio pueblo que tienen fuentes de manantiales distintos». Indica que muchos manantiales proceden de distintas captaciones lo que hace que tengan diferentes temperaturas y diferentes texturas». Destaca que la gente mayor sigue yendo a las fuentes por agua, fuentes como la del Corcho o la de la plaza del Negrillón ya que «la consideran mejor que la traída y dice que para cocer las legumbres resulta mejor».

Su trabajo consiste en recopilar toda la riqueza que en los últimos cien años ha tenido el agua en Boñar. «Hubo tres molinos funcionando hasta los años 60 o 70 y dos centrales eléctricas. Eso permitió que el hotel balneario construido a principios 1900 fuera uno de los primeros que tenía corriente eléctrica». En su blog 24850yelagua tienen documentadas y fotografiadas 50 fuentes. Lleva por título Boñar: el espíritu de las aguas. Donde más corre el agua. El agua de la traída de Boñar cuenta con tres abastecimientos. En verano utiliza del agua de Las Caldas, que aguas termales, además del uso de agua de la Gorgorita y «una tercera vía de suministro de agua».

Lo último que publicó fue el proceso de expropiación del agua de Las Caldas para el abastecimiento a Boñar. «A finales de los años 60 se hizo un proyecto de abastecimiento de agua y se optó por no coger el agua del río sino de utilizar las aguas termales. En aquellos años se abastecía solo de Las Caldas. Comentaba una señora que bien que se notaba en las casa que casi no necesitábamos agua caliente para calentar los platos».

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