Diario de León

LEÓN ■ CULTURA

Las manos que hacen cantar el bronce en Fresno de la Vega

Félix, Antonio y otros campaneros hacen sonar las campanas para sumarse a la reclamación europea de que el toque manual de campanas sea declarado por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial

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GEORGINO FERNÁNDEZ / LEÓN
León

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Antonio tiene arte en las manos. El arte de hacer hablar a las campanas con su lenguaje de bronce. Congregados en torno a su figura en el reducido espacio del campanario de Fresno de la Vega nos dice mientras sujeta los cordeles. "Este es el toque de a las doce. Se hacía antaño para avisar a la gente de que viniera a comer desde las tierras; es que antes -nos advierte- la gente no llevaba reloj". Tira de los cordeles y las dos campanas suenan con un toque propio. "Se tocaba con el badajo de la campana pequeña dos veces", añade.

La iglesia de San Miguel Arcángel en Fresno de la Vega se sumó ayer a mediodía junto a otros mil campanarios de Europa (bastantes en la provincia leonesa) a una inciativa de Hispania Nostra para que los toques manuales de campanas sean declarados por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Antonio y Félix, dos campaneros con muchas horas de vuelo en sus manos, se animaron a subir al campanario para volver a hacer hablar al bronce con su milenaria voz de bronce. "Suenan bien ¿eh?...son hermosas las campanas de Fresno", comenta otro vecino en el entorno de la iglesia buscando la aprobación a sus palabras. 

"A tente nube"

Aunque arrinconado el habla de las viejas campanas con su pátina sigue vigente. Cándido Marcos recuerda bien sus muchos códigos secretos. "A tente nube se tocaba  la víspera de Santa Brígida y San Severo el 31 de enero por la noche. Se tocaba con las dos campanas diciendo: `Tente nube, tente tú que más puede dios que tú. Tente nube, tente palo, que más puede Dios que el diablo". Hay muchas más: "A niño muerto se tocaba con la campaña pequeña". "A presas, se volteaban las tres campanas, la grande, la pequeña y el esquilín". 

Treinta duros al mes para el señor Gerardo

El recuerdo también regresa a la memoria de las gentes otros detalles curiosos que dejan patente la importancia que le daban los pueblos al habla de las campanas. El twitter de antaño cuando la antena difusora de las redes sociales era un campanario. "El Ayuntamiento siempre pagó un campanero al ser las campanas un servicio del pueblo.  Al señor Gerardo Vázquez el ayuntamiento le pagaba 30 duros al mes  y le daba un huerto".  

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