Diario de León

Mascarada en La Cabrera

La Cuesta recupera a los Campaneiros, la ancestral tradición pagana de invierno.

Ancestral personaje del Campaneiro, que ahora se ha recuperado gracias a La Trimuella.

Ancestral personaje del Campaneiro, que ahora se ha recuperado gracias a La Trimuella.

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a.g. valencia | astorga
León

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Una tradición que vuelve a una comarca rica en memoria y cultura. La asociación Trimuella de la localidad de La Cuesta, en el término municipal de Truchas, ultima los preparativos para la puesta de largo de los Campaneiros, la ancestral mascarada de invierno, una tradición que gozó de gran popularidad en La Cabrera.

El sábado los personajes volverán a recorrer el municipio, tras su presentación a las 17.15 horas en el pueblo anfitrión. No faltará el guiño al resto de mascaradas ni a las tradicionales orejas de carnaval. El domingo, los Campaneiros, que resucitarán tras años sólo en la memoria, repartirán a la salida de misa bollos preñaos y vino.

La recuperación de esta tradición será una realidad gracias a los testimonios de los más mayores y al trabajo de la asociación, que ha escuchado a aquellos que más saben de lo de antaño. Según Luzdivina González, una mujer que todavía vivió de niña la mascarada, los Campaneiros en La Cuesta se celebraban en Navidad y eran encarnados por los mozos del pueblo que se disfrazaban con la única función de perseguir a los rapaces. Otros se metían en el papel de ‘vieyo y vieya’.

Los Campaneiros se cubrían los cuerpos con pieles y para la cara y la cabeza se fabricaban caretas con apariencia de animales. En ocasiones también se ponían cuernos o varas de madera, que tallaban los chavales, para representar al ganado. Según el testimonio de Luis Vega, en una localidad cercana, Villar del Monte, las máscaras eran metálicas. Este traje apenas ha evolucionado, manteniéndose la esencia y la estructura, añadiendo algunos elementos decorativos en los 60 y los 80.

La iglesia que no era amiga de estas tradiciones obligó a cambiar la fecha de la fiesta, que pasó a celebrarse en carnaval bajo el nombre de Trapisacos. Muchos se tapaban la cara y otros se vestían con las peores vestiduras. Era frecuente que se pusiesen caretas con cuernos y al igual que los Campaneiros, se colgaban campanas que hacían sonar. También había una señorita que picaba al toro.

Por ahora ya se ha recuperado a los Campaneiros, consiguiendo una máscara original, realizada por Duli Oteruelo, de Pozos. También se ha resucitado a la figura del toro, un armazón con cuernos, construido por Joaquín Lobo, siguiendo las indicaciones de los más mayores, y a la Vieya que volverá encargada de llevar el aguinaldo. La recuperación de la señorita es el próximo objetivo para completar a todo el elenco de esta tradición que está más viva que nunca.

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