Una ocasión para seguir disfrutando los sabores de antaño
La feria nació en el 91 como un aliciente para la zona y potenciar sus . tradiciones.
Los lugareños comerciaban con la cecina de chivo a cambio de cereales.
Al principio de la década de los 90, un nuevo equipo de Gobierno llegó a las filas del Ayuntamiento de Vegacervera. Era 1991 cuando el actual alcalde, Luis Rodríguez Aller, tomó por primera vez el bastón de mando. En aquel año se fraguó la idea de organizar la feria, con el objetivo de que se convirtiera en un revulsivo para el mundo rural, el pueblo y la comarca y también para exaltar las viejas tradiciones de la localidad.
Cuenta el regidor que antaño los lugareños comercializaban con la cecina de chivo a cambio de cereales. Era el trueque, la carne por el frío se cura muy bien en esta zona de la provincia y era la mejor moneda de cambio que existía. «Pensamos que la recuperación de estos valores del pueblo eran un buen motivo para organizar la feria», explicó Rodríguez, que ahora echa la vista atrás, y después de 24 ediciones, puede asegurar que es un evento consolidado.
Pero la preparación de la cita no se ligó sólo a las costumbres o la manera de hacer de antes, también nació con el propósito de impulsar el turismo. Un segundo objetivo que también ha logrado imponerse. «Hoy nos conocen por ésto y por la cecina de chivo», adelantó el regidor, que destacó que «el producto de la zona es completamente diferentes al de otros puntos, la cecina de Vegacervera se caracteriza por ser entrecallada». Una singularidad que hacen del chivo un emblema del pueblo que puede presumir de atesorar, perpetuar y defender un sabor especial y propio.
«Todo el pueblo, desde los más jóvenes a los más mayores se implican en la fiesta», reconoció el alcalde, que apuntó que los vecinos preparan los productos que se degustan el domingo por la mañana. «Normalmente se acaba y solemos ofrecer unos 2.500 kilos de carne».
La tradición se mantiene en la elaboración y el frío puede ser el mejor acompañante para una buena carne, aunque no sólo eso motivó la elección de las fechas, también el ciclo de curación y la cercanía con la matanza, cuando antes se proveían las despensas para largos meses.