Diario de León

Una realidad que afecta a cinco millones de hectáreas que claman un saneamiento legal

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Según el proyecto piloto de la red rural nacional para la recuperación de espacios forestales abandonados mediante el desarrollo de modelos de propiedad forestal colectiva, los montes de socios son usuales en toda la geografía nacional, especialmente en las zonas más interiores del centro y de la mitad norte.

Estas denominaciones esconden, por lo general, una realidad de pro indiviso, en el que la propiedad corresponde a la vez a distintas personas físicas o jurídicas, en muchos casos varios

centenares, las cuales poseen un porcentaje de copropiedad sobre el correspondiente monte.

La situación de muchos de estos montes está muy lejos de lo que sería ideal. Hay casos cercanos al casi total abandono. La situación es realmente preocupante, tanto por lo que eso supone de riesgo de plagas, incendios, etc., como por lo que se refiere a la pérdida de oportunidades derivada de no poner en valor dichos espacios.

La existencia de este tipo de montes ha permanecido tradicionalmente ignorada por las estadísticas forestales, incorporándose dentro del grupo de montes privados, desconociéndose por tanto de forma oficial su verdadera magnitud, y quedando al margen de las políticas institucionales de gestión forestal.

Las investigaciones coinciden en señalar que este tipo de montes ocupan un importante porcentaje de la superficie forestal nacional y hablan de que podrían alcanzar los dos millones de hectáreas. Eso supone un cinco por ciento del total de la superficie nacional.

En general, los montes de socios no están adecuados a la Ley y se encuentran, con asiduidad, con grandes trabas administrativas a la hora de tomar decisiones o realizar cualquier trámite. Es por ello que la mayoría son víctimas del olvido y la falta de gestión.

Hay dos factores que han provocado esta situación. Por un lado, la falta de acreditación documental, ya que se trata en su mayoría de pro indivisos cuya última inscripción registral se produjo hace más de 100 años. Por este motivo, el saneamiento legal de estos montes pasaría por actualizar datos de cuatro o cinco generaciones de propietarios.

La asignación catastral de estos terrenos es también confusa y, con frecuencia, errónea. En ocasiones la adjudicación se realiza indebidamente a sociedades inexistentes, a titulares fallecidos, o a entidades que no representan exactamente a los legítimos propietarios de los montes.

Por otro lado, están las dificultades de administración, ya que la gestión y el aprovechamiento de estos montes se ven entorpecidos por la exigencia legal de acuerdos mayoritarios entre los cotitulares, dificultados por la dispersión de los propietarios, la escasa coordinación entre ellos y, a veces, el desinterés de las nuevas generaciones.

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