Diario de León

Los ríos de León soportaron 1.115 vertidos en 2018, de los que 15 eran sustancias peligrosas

u La CHD afirma que el 82% de las masas de agua de la provincia tiene el tratamiento adecuado y que su calidad es «buena»

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Los ríos leoneses de la Cuenca del Duero gozan de «buena salud». Así lo afirma la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) en un reciente informe del que se desprende que el 82% de las masas de agua de río de la provincia de León se encuentran en buen estado, según el último diagnóstico disponible realizado en 2018. Esto significa que 97 masas de aguarío leonesas, de un total de 118, alcanzan el buen estado. «Este dato es comparativamente muy superior a la media de la cuenca del Duero, donde únicamente un 57 % de masas de agua se encuentran en buen estado», afirma el organismo de la cuenca.  

De todos modos, los ríos de la provincia soportaron el año pasado un total de 1.115 vertidos, que dejaron tras de sí 115.340.339 metros cúbicos de aguas residuales de distinta naturaleza. De ellos, 1.016 vertidos —56.937.649 metros cúbicos— tenían procedencia urbana y fueron clasificados como «asimilables», mientras que 90, que arrojaron 1.644.250 metros cúbicos, eran vertidos industriales. En otros dos casos se vertieron 3.733.600 metros cúbicos procedentes de refrigeración, en otros cinco casos 41.469.840 metros cúbicos de vertidos procedentes de piscifactorías y dos de ellos vertieron 1.555.000 metros cúbicos de aguas de achique de minas.  

En lo que se refiere a la distribución de los vertidos de naturaleza urbana, según su población equivalente, el 82% de los mismos son vertidos de muy pequeño volumen (meos de 250 habitantes), mientras que tres vertidos urbanos fueron de mayor entidad de la provincia. De hecho, según CHD, León, Astorga y La Bañeza engloban, por sí solos, un 60% de la carga contaminante total (medida en el agua residual bruta, previa a la depuración de la misma).  

El concepto de población equivalente o habitantes equivalentes se utiliza como unidad de medida para establecer la carga contaminante del agua residual bruta (antes de la depuración de la misma) para vertidos de naturaleza urbana (o industriales cuyo vertido sea de naturaleza orgánica biodegradable). Queda definida en la normativa como «carga orgánica biodegradable con una demanda bioquímica de oxígeno (DBO5), de 60 gramos de oxígeno por día», y sería el equivalente a la carga contaminante generada al día por una persona en una vivienda normal. Para el cálculo de la carga contaminante total con la que deberá trabajar una estación depuradora de aguas residuales se utilizan tablas que traducen a equivalentes de población cualquier unidad contaminante. Así, como ejemplo, una vaca equivale a 4 habitantes equivalentes, un cerdo a 3, una plaza de guardería a 0,5 y así sucesivamente.  

Por lo que se refiere a los vertidos industriales o no urbano, de los 99 registrados el año pasado 15 fueron sustancias peligrosas que dejaron tras de sí 7.335.879 metros cúbicos de aguas residuales no asimilables.  

Aunque el número de vertidos con tratamiento no adecuado es todavía elevado en León (un 38%), la mayor parte de ellos provienen de pequeños núcleos de población, con cargas contaminantes y volúmenes de vertido muy pequeños. Esto hace que el porcentaje de población (habitante equivalente) de la provincia que dispone ya de tratamiento adecuado de sus aguas residuales es muy superior, concretamente un el 83%, correspondiéndose con el 90% del volumen anual de vertido.  

Por lo tanto, la situación de depuración de los vertidos de naturaleza industrial es mejor que la de vertidos de naturaleza urbana, con unos mayores porcentajes de cumplimiento tanto en volumen como en número de vertidos con tratamiento adecuado.  

Según explica la CHD, la calidad de las aguas es un concepto que tiene que ver con su adecuación a un determinado uso por parte del ser humano. La Directiva Marco del Agua (Directiva 2000/60/CEE) superó este concepto procedente de las directivas europeas de los años 70 y 80 del siglo pasado, y promovió el seguimiento y la consecución del buen estado de todas las masas de agua. Para que se alcance este buen estado, no solo es necesario que la calidad del agua sea buena, sino que también se encuentren en un estado saludable los ecosistemas acuáticos, tanto en lo que respecta a su estructura, como a su funcionamiento.  

El buen estado es, por lo tanto, un objetivo más ambicioso que la «buena calidad» y, en consecuencia, es más difícil de alcanzar  

En resumen, los diagnósticos realizados por este Organismo siguiendo las normas y procedimientos oficiales permiten asegurar que los ríos de la provincia de León gozan en general de buena salud, que además es comparativamente muy superior a la media de los ríos de la cuenca del Duero.

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