Los trabajadores de la Vasco advierten que el tiempo corre en contra de la minería y denuncian falta de voluntad política

El final del carbón está mucho más cerca que el 2018 que estableció la Unión Europea. El tiempo corre en contra del sector y la falta de voluntad política condena a las cuencas mineras a la "muerte por inanición", ante la inacción del Gobierno, la renuncia de las eléctricas a comprar el cupo del carbón pactado y la falta de desarrollo de los acuerdos para definir el cierre ordenado del sector. Una situación que se traduce en la agonía económica de las empresas y la consiguiente situación de dramática impotencia de las familas de las cuencas mineras.

Los trabajadores de la Hullera Vasco Leonesa, tanto de la plantilla propia como de las subcontratas, escenificaron ante la Subdelegación del Gobierno en la capital leonesa el inicio de una nueva tanda de movilizaciones ante la situación que padece la empresa por el bloqueo de todos los acuerdos firmados para el funcionamiento del sector. Una situación que permitirá volver paulatinamente a la actividad a los 400 trabajadores de la plantilla propia de la empresa (actualmente en ERE); pero que dejará en el paro a unos 200 trabajadores de las contratas de Minerplan y la UTE de Dragados.

Algo más de un centenar de representantes de la empresa y las contratas se concentraron en el centro de la capital para exigir al Gobierno que tome cartas en un asunto cuya solución depende únicamente de la voluntad política del Gobierno, según coinciden en señalar los representantes sindicales. El comité se reunió con el director general de Energía y Minas de la Junta de Castilla y León, Ricardo González Mantero; y con el subdelegado del Gobierno en León, Juan Carlos Suárez-Quiñones.

Los representantes sindicales se mostraron sin embargo hartos de buenas palabras y exigieron que se cumplan los compromisos firmados. Tanto el comité de empresa de la Vasco como el de la contrata Minerplan aseguraron que el calendario de movilizaciones de los próximos días será sólo el punto de partida de una protesta más generalizada en el caso de que sigan recibiendo el silencio por respuesta a sus reivindicaciones, que no van más allá del cumplimiento de lo firmado.