Una vida marcada por las continuas rebeliones y varios escarceos amorosos

Alfonso VI tuvo uno de los reinados cristianos más decisivos para la península Ibérica. Su reinado comenzó en 1065, cuando heredó de su padre el núcleo del reino, León, quedando el resto de territorios pertenecientes al reino leonés en manos de sus otros hermanos menores, sin embargo, después de varias luchas fratricidas logró reunificar todos los territorios.

El reinado posteriormente, vivió una fase de expansión en la cual se consiguió conquistar la ciudad de Toledo, donde se proclamó emperador de las dos religiones y se comprometió a respetar las propiedades de los musulmanes. Allí conoció al amor de su vida, quien sería en un principio una de sus concubinas, Zaida, de la que se cree que posteriormente se casó y convirtió al cristianismo, pasándose a llamar la reina Isabel. Con ella, Alfonso tuvo a su heredero Sancho Alfónsez.

A pesar de tener un único amor, Alfonso VI contrajo matrimonio en cuatro ocasiones, con mujeres de distintas casas europeas y tuvo relaciones con varias concubinas. Su cuarto y último matrimonio, después de la muerte de Isabel, se produjo meses antes de morir en 1109.