Diario de León

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«Yo pico y tú canta una canción»

Tres picadores narran sus recuerdos en el primer «Encuentro con mineros» .

Maxi y Faria, durante su intervención en el encuentro.

Maxi y Faria, durante su intervención en el encuentro.

Publicado por
j.m. castro | sabero
León

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El Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, en Sabero, acogió el pasaso jueves el primer «Encuentro con mineros». Los picadores, los primeros del sector minero que pasan por el MSM, estuvieron representados por Máximo Álvarez, de Oceja de Valdellorma del municipio de La Ercina; Ignacio Rodríguez, de Cistierna; y Joaquín Evaristo Leal Faria, portugués afincado en Sabero desde hace casi cuarenta años, bajo la moderación del periodista Fulgencio Fernández.

Roberto Fernández, director del MSM, abrió el acto agradeciendo la presencia de los colaboradores y asistentes. Fernández destacó que el programa tendrá continuidad en los meses de febrero con presencia de los especialistas en mantenimiento y en marzo versará sobre las mujeres y la mina.

El momento más esperado fue la exposición de los picadores y, especialmente, de Maxi, que relató con todo género de detalle sus 22 años en la mina. Recordó como entró en las minas de Oceja cuando aún le faltaban tres días para cumplir los catorce años. Lo que resaltó Maxi fue su orgullo de haber cumplido siempre con su deber como minero y, especialmente en sus inicios, de cuidar de que ningún minero tuviera accidentes en sus tareas dentro de la mina. Recordó muchas anécdotas, entre ellas cuando entraban a la mina con una lámpara de vencina con la que apenas veían, y cuando estaban de ayudante de su primer picador que le señalaba «yo pico y tu canta una canción», o cuando llevaba de bocadillo una tortilla hecha con leche y harina, porque no había huevos.

Máximo recordó con todo detalle cual fue su primera nómina, de 5,25 pesetas al mes u una prima de asistencia de 2,5 pesetas que para cobrarla no podía faltar ni un solo día. De sus inicios pasó a recordar sus años como picador y su emigración a Asturias donde, después de una prueba de ocho días, pasó a picar y ganar «mucho dinero de aquella época, hasta cinco y seis mil pesetas al mes», hasta su jubilación en el año 1969 cuando adquirió la enfermedad del carbón «la silicosis».

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