Diario de León

Arquitectura vegetal

Bajar las temperaturas o convertir el exceso de dióxido de carbono en oxígeno son algunas de las ventajas conocidas de estas construcciones.

Una estructura vegetal flotante muy cercana a los altos edificios de una gran ciudad.

Una estructura vegetal flotante muy cercana a los altos edificios de una gran ciudad.

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ALBA ZAFRA
León

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La arquitectura vegetal, que busca «renaturalizar las ciudades», también repercute beneficiosamente en la salud de las personas al «romper con la separación tan salvaje y antinatural entre lo que es ciudad y lo que es campo», ha explicado a Efe María Antonia Fernández, arquitecta especializada.

Fernández firma, junto con sus colegas de profesión Marta García, Carlos Pesqueira y Cruz Calleja, entre otros, el libro Arquitectura vegetal: estrategias materiales , una publicación de la editorial Ediciones Asimétricas que recoge los principales artículos y conclusiones de un proyecto de investigación científica sobre este tema desarrollado por la Universidad Francisco de Vitoria. Bajar las temperaturas, convertir el exceso de dióxido de carbono en oxígeno, humidificar las estancias o aislar los edificios frente a agentes climatológicos externos son algunas de las ventajas conocidas de este tipo de arquitectura, que ofrece además otros beneficios como «detectar dentro del sitio donde uno vive habitualmente el transcurso del tiempo y de la naturaleza, cosa que en las ciudades no pasa», ha precisado Fernández.

Otras cualidades destacables de este tipo de construcción implican el no sellado del suelo, su utilidad como filtro para el agua y la absorción de contaminantes así como de soporte estructural y, al tratarse de elementos vivos, una estética característica que rompe con la habitual apariencia de inmovilidad urbana.

En realidad, la vegetación ha sido parte de la arquitectura «desde sus orígenes, cuando el hombre se hizo sedentario, o incluso antes, pues las cabañas primitivas ya eran un ensamblaje de troncos, ramas y hojas», ha añadido García, quien define la arquitectura vegetal como un conjunto entre nuevas tecnologías y técnicas tradicionales que utiliza las plantas como elementos constructivos.

Los materiales utilizados van «más allá de la madera», ya que se puede emplear corcho, paja, algas, plantas vivas que forman cubiertas y fachadas, estructuras con árboles y otras especies leñosas o incluso puentes colgantes a partir de raíces.

Por ello, los arquitectos que se deciden por desarrollar esta técnica suelen trabajar «como directores de orquesta» con botánicos y científicos que les asesoran en cuanto a las características específicas de las plantas, si bien es cierto que «en arquitectura, hay que ser lo suficientemente modesto como para dejarse aconsejar por muchos otros profesionales».

Sin embargo, «como todo, no puede tener sólo ventajas» y algunos edificios que incorporan plantas vivas necesitan productos antiraíces o insecticidas, pues «muchas de las plantas que se utilizan evolucionan a lo largo del tiempo, ya sea por ataques de insectos, por búsqueda de agua..., son circunstancias que tienen que evaluarse a la hora de diseñar», ha explicado a Efe Pesqueira, quien considera que éste «es un sistema de construcción distinto en el que se tienen que seguir unas determinadas reglas de juego».

Para Calleja, la máxima de este tipo de arquitectura es «aprender de los procesos que ocurren en la naturaleza y utilizarlos en nuestro propio beneficio» puesto que hoy día existen materiales vegetales que «tienen características mejores que otros muchos elementos industriales como el plástico».

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