Diario de León

EL BARCO RUSO QUE BUSCA EL POLO SUR MAGNÉTICO CON UN MAPA DE PAPEL

Dos siglos después de que dos pequeños buques avistaran la Antártida, un barco de la Armada rusa viaja al continente blanco. Busca la ubicación exacta del Polo Sur Magnético. Lo hace, en plena era tecnológica, con un mapa de papel. Es el único material que da garantías. Esta es la gran aventura.

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El buque de investigación oceanográfica Admiral Vladimirsky recorre el mundo con el objetivo de llegar a la Antártida. Sigue los pasos del ruso nacido en Estonia Fabian Gottlieb von Bellingshause. Busca la ubicación exacta del Polo Sur Magnético. Y, hacia ese objetivo, navega con un mapa de papel.

Hace 200 años, la expedición de la Marina Imperial Rusa, ordenada por el zar Alejandro I y comandada por Bellingshausen, fue la primera en dejar constancia documental del avistamiento del continente antártico. Ahora lo hace un equipo científico, integrado por investigadores de la Sociedad Geográfica Rusa, la Universidad Estatal de Moscú, la Academia de Ciencias de Rusia y el Servicio Federal de Hidrometeorología y Monitoreo Ambiental .

Quieren renovar las cartas de navegación de la Antártida, que datan de 1998, desarrollar estudios sobre el relieve del fondo del mar, monitorizar el estado de los campos magnéticos terrestres y analizar las propiedades hidrológicas del agua.

EL POLO MAGNÉTICO SUR

Y EL MAPA DE PAPEL

Rusia, como miembro de la Organización Hidrográfica Internacional, elaborará catorce mapas para navegar por el Polo Sur y la aclaración de la ubicación del Polo Magnético en el mar de Urville.

Cuenta Osipov que aquel fue un viaje de dos años de duración en el que ambos buques «recorrieron el mundo sin perder a un solo hombre», algo «nada habitual» en aquella época.

El Admiral Vladimirsky lleva una tripulación de más de cien personas. Necesitan resistir en el continente blanco durante el mes y medio, si nadie más que sus propios medios y los víveres d elos que se han aprovisionado.

A diferencia de la expedición original, el buque, cuyo viaje celebra además el aniversario del nacimiento del almirante, geógrafo y oceanógrafo ruso-estonio Ivan Kruzenshtern, girará hacia el oeste cuando cruce el Círculo Polar Antártico, pues es donde se encuentra el área de investigación.

A bordo del barco, lo aparentemente antiguo se convierte en lo más práctico, ya que lo táctil y lo delicado no tienen cabida ante el peligro de que el agua salada del océano estropee los sistemas.

Por eso, junto a lo último en radares y sensores marinos se encuentra siempre un mapa en papel, resistente a fallos electrónicos.

Así, un buque de 1975 se parece más, sin pretenderlo, a aquel en el que Bellingshausen navegó hace ya dos siglos.

«El 28 de enero de 2020, doscientos años después, estaremos en las costas de Antártida rindiendo el homenaje a nuestros antepasados tan valientes».

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