Diario de León

Cara a Cara con Azov

Medio mundo les busca, unos para eliminarlos y otros para entrevistarlos. La8 León ha estado cara a cara con ellos en su centro de operaciones para el tercero de los reportajes que Juan Francisco Martín realiza en exclusiva para los lectores de Diario de León

FOTO: LA 8 TELEVISIÓN

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Publicado por
Juan Francisco Martín
León

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Es el quinto de día de nuestra presencia en el país al que Rusia está tratando de invadir. Nuestros colaboradores en Ucrania nos preguntan si queremos tener una entrevista exclusiva con el Regimiento Azov. Ellos han sido claves en la defensa de Ucrania. «Cuando alguien viene a defenderte de quien quiere matar o violar a tus hijos, para nosotros se convierten en héroes». Así opina Lilia que habla que en su zona, Mariupol. «Gracias al valor de los combatientes de Azov nos protegieron de la barbarie rusa y cientos de ellos pagaron con su vida esa defensa».

Hablamos con la comandante del ejército, la ucraniana Olena Paulava, quien desarrolló sus operaciones en Irpín y que se pregunta qué hacen los tanques disparando en Irpin, «¿por qué siembran terror en los parques donde mis hijos juegan, por qué ocupan nuestras viviendas, por qué matan a nuestra gente, qué razones tienen?».

Avanza el día y seguimos atentos a la llamada de Azov. Nos cuentan que es complicado. Rusia ha invertido mucho tiempo y dinero en desprestigiar y acusar a este batallón de terroristas y extremistas y mucha gente en el mundo les ha creído, nos comentan.

Son las 17.09. Nos dicen que vamos a reunirnos con ellos. Nos dirigimos a un parque y esperamos casi una hora. De repente llegan ocho vehículos grandes, impactantes. Un grupo de soldados se baja, toma la plaza y despliega un arco de seguridad, eleva un drone y perimetra el lugar. Nos piden que no grabemos. Charlamos durante casi 2 horas. Todo está controlado pero no se sienten cómodos con los medios de comunicación. Notamos desconfianza pero siguen allí. De repente deciden marcharse. No hemos grabado nada pero nos dicen que nos llamarán asique seguimos con nuestra hoja de ruta en un día con muchos más testimonios que recoger.

Seguimos en territorio de guerra. La tarde es muy activa y ha sonado las sirenas dos veces. Hablamos con más testigos. Nos llama la atención un hombre mayor de unos 70 años que nos quiere mostrar un edificio. Decidimos acercarnos. Tiene doce plantas, se alza majestuoso y está completamente destrozado. Nos cuenta que forma parte de un complejo residencial. Bajamos con el hombre unas escaleras y caminamos por los bajos de aquel gigante. Apenas se puede ver, aunque entra algo de luz por los boquetes de las paredes que han dejado los impactos. Todo está quemado. Salimos a un patio y, desde allí, nos lleva por una escalera hasta el último piso. Ante nosotros divisamos lo que sería el punto clave para el control de esa zona y el acceso a la ciudad. Es un lugar idílico, con árboles muy altos y juntos, y con el río a poco más de 50 metros. Naturaleza que se va mezclando con con viviendas. El paraíso que la guerra convirtió en un auténtico infierno.

«Necesitamos que seáis muy disciplinados con nuestras órdenes porque nuestra seguridad y la vuestra están en juego»

En ese edificio se luchó durante horas porque aquella posición era estratégica para acceder a Irpin y el ejército ucraniano pudo acceder a él y dominar la posición. El hombre nos enseña su móvil y vemos los vídeos de aquellos días pero se muestra especialmente orgulloso de una foto. Se trata de dos tiradores ucranianos disparando desde el mismo lugar donde nosotros estamos. En ese piso número doce.

Ya es tarde y suena el teléfono. Es Azov. Nos dicen que mañana hablarán con nosotros a las 12.30. No sabemos dónde, ni cómo. Todo sucederá rápido y sin planificación.

Repasamos las últimas noticias sobre Azov y, aunque en internet y redes sociales hay mucha información y vídeos sobre él, nunca habló oficialmente sobre la situación, ni la guerra, ni su organización. Hasta la fecha, se desconoce su opinión sobre el mismo. Si todo va bien, será a La8 León a quien se lo cuente por primera vez en estos cinco meses.

Un ciudadano ucraniano muestra el proyecto de un edificio que puede verse detrás de él. LA 8 TELEVISIÓN

Un ciudadano ucraniano muestra el proyecto de un edificio que puede verse detrás de él. LA 8 TELEVISIÓN

La mañana se presenta lluviosa y algo fría. Preparamos el equipo de grabación y esperamos. Llegan a buscarnos. Azov nos espera, recorremos calles, paramos, arrancamos… y uno de nuestros acompañantes nos va trasladando cada una de las indicaciones que le van trasmitiendo.

Cuando llegamos a la altura de una gran puerta metálica, el coche se detiene, se abre y aparece un escenario escalofriante. Jamás imaginé estar en un lugar así. Cada metro, cada centímetro, está concebido para la defensa. Nos avisan de que solo podremos grabar donde ellos nos digan y cuando ellos nos digan, y que debemos dejar los móviles apagados en el coche.

Recorremos varias calles. Impresiona tremendamente estar allí. Impresionan ellos. Nos detenemos en un lugar. Se acerca una chica muy jóven, vestida de uniforme. Será quien controle que todo marcha correctamente. «Necesitamos que seáis muy disciplinados con nuestras órdenes e indicaciones porque nuestra seguridad y la vuestra están en juego», nos dice. Estamos el centro de operaciones del objetivo principal de uno de los mayores ejércitos del mundo: el ruso.

Caminamos por un edificio. Cada paso es intimidante. La luz, los olores, las paredes… cada elemento está pensado para responder si son atacados. Llegamos a una sala de paredes gruesas de ladrillos con camas apiladas de campaña, dos mesas, una silla, una bandera de Ucrania y un mástil con el emblema de Azov. Allí está uno de sus comandantes, Borisovich Zhorin. Traje de campaña, sin distintivos, gorra y 33 años. Muestra un semblante seco, serio y distante. Se le ve correcto y sigue nuestras indicaciones cuando le contamos el formato y enfoque de la entrevista que vamos a hacerle. Nos pide que cuidemos la traducción y que seamos respetuosos con sus declaraciones.

Le preguntamos por la situación actual en la guerra en la actualidad. Maksym Zhorin nos traslada una de sus preocupaciones, que «todos mis soldados muertos en esta guerra sean entregados a sus familias. Sus cuerpos deben estar en Ucrania». Nos dice que recuperarán las zonas ocupadas en el campo de batalla porque, por desgracia, no hay otra forma de hacerlo. Sorprende e impone su pausa, su templanza. Pero sus respuestas son firmes y contundentes. Ordena a sus colaboradores abandonar esa estancia y nos quedamos a solas con él. Comentamos acciones llevadas a cabo por sus equipos. Nos ofrece respuestas pensadas y medidas. Presume de la coordinación del ejercito en toda su dimensión y relata con orgullo sus éxitos. Recuerda que las «mejores victorias están por llegar». Confirma la gravedad de la situación pero que están luchando por su país y por los países civilizados. «Esta es una guerra de la Rusia terrorista contra las democracias y la libertad, y el resto del mundo debe saberlo y ayudarnos».

Juan Francisco Martín en una de las localizaciones de su viaje para entrevistar a los miembros del comando Azov. LA 8 TELEVISIÓN

Juan Francisco Martín en una de las localizaciones de su viaje para entrevistar a los miembros del comando Azov. LA 8 TELEVISIÓN

Hace unos días, el Embajador Ruso en Gran Bretaña decía que «los terroristas de Azov merecen una muerte humillante y hay que ahorcarlos». Maksym responde de manera contundente: «Este tipo de declaraciones define claramente a Rusia como una nación enferma. Esta forma de pensar es peligrosa y no solo para Azov, es peligrosa para el mundo». Y continúa diciendo que «los países que se respeten así mismo no deberían tener relaciones con Rusia».

Durante nuestro viaje, la Corte Suprema de Rusia ha declarado a Azov como organización terrorista y Zhorin nos dice que «es el síndrome del loco, que piensa que él es el único sano y los demás estamos todo locos». Asegura que ellos están defendiendo su territorio y Azov nunca reclamó lugares de ningún país. En su organización no hay problemas de racismo o religión, en cambio, Rusia y todas sus acciones, tienen todas las características de ser un Estado Terrorista y es el mundo quien debería declarar así a Rusia. Y cierra con una frase la pidaria: «El silencio del mundo provoca más actos contra Ucrania».

Nos vamos. Y se despide diciendo: «Svoboda Ucrania», el mensaje de libertad que todo Ucrania grita.

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