Diario de León

RELEVO EN LA CAPITAL

La Casa de León en Madrid, un lugar «del que sentirse orgulloso»

La nueva presidenta de la Casa de León en Madrid, que accede al cargo desde la vicepresidencia, se propone como objetivo sustentar las acciones en tres ejes: el empresarial, el cultural y el dedicado a los jóvenes.

María Jesús González-Espejo

María Jesús González-Espejo

León

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Hay cambios que surgen de repente, sin tiempo para programar estrategias, y aparecen como una respuesta a los nuevos retos y reivindicaciones. La sociedad los vive generalmente con la emergencia de las necesidades inminentes. Si en torno a la mujer y su papel en el mundo puede decirse que se viven tiempos de revolución, de repente, esta ha llegado a la Casa de León. Y lo ha hecho en forma de nueva presidenta,

María Jesús González-Espejo es abogada. Habla español, inglés, francés, italiano, holandés y catalán. Actualmente combina su labor como empresaria, con la docencia, la investigación y la publicación y entre sus proyectos actuales está el de ser una de las mejores especialistas en Inteligencia Artificial y sus implicaciones legales. Anteriormente, ingresó en el Colegio de Abogados de Madrid en 1989. Ejerció primero como abogada en Clifford Chance y Gómez-Acebo & Pombo; y más tarde como abogado in-house en varias compañías. Es propietaria y gerente de un alojamiento rural, ubicado en La Cepeda. Desde sus empresas, Instituto de Innovación Legal y Emprendelaw asesora en gestión y transformación de negocio, a despachos, profesionales y organizaciones del sector jurídico y organiza eventos innovadores y participa activamente en proyectos relacionados con el impulso de la mujer en todos frentes. También ha desarrollado durante años una gran labor profesional en la promoción de la Comunidad de Madrid en el extranjero.

—¿Qué supone ser la primera mujer presidente de la Casa de León en Madrid?

—Un honor. Tanto para una mujer como para un hombre, tener la oportunidad de liderar un proyecto que puede ayudar a mejorar el bienestar de otros.

—A lo que se añade el hecho de ser nieta de uno de los socios fundadores de la Casa. ¿Qué pensaría su abuelo al verla a usted como presidenta?

—Estoy segura de que estaría feliz. Mi abuelo Bernardo García González, cepedano, amaba su tierra y fue un gran empresario con mentalidad social. Su sueño era hacer de León uno de los centros industriales más importantes de España y cuando en el ecuador de su vida, se instaló con su familia en Madrid, trabajó siempre para apoyar desde aquí a los muchos leoneses que acudían a él para pedirle apoyo. Para él, la Casa de León era una institución necesaria y con varios leoneses que compartían el mismo sueño, decidieron crearla. Hoy, más de 70 años después, me ha tocado a mi impulsar la Casa y mi objetivo es convertirla en un lugar al que los leoneses en Madrid se sientan orgullosos de pertenecer.

—¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza cuando piensa en la Casa de León?

—Lo primero son las personas que nos han precedido en la dirección y gestión de la Casa y a las que debemos mucho. Así que agradecimiento a todas ellas por su trabajo, no remunerado y bien hecho. Además, me viene la imagen de unas estupendas instalaciones, en uno de los barrios más carismáticos de Madrid y con el potencial de convertirse en un foro de debate político, en un centro para que los jóvenes leoneses que están en Madrid se sientan un poco en casa, en un lugar de encuentro para los empresarios leoneses y madrileños y en un centro cultural y diversión para gente de todas las edades.

—¿Ha pensado en el legado que le gustaría dejar a su sucesor?

—Es indispensable pensar en ello. Sin misión y visión clara, no se va a ningún sitio. Mi visión es que la Casa sea, cuando yo la deje, un lugar reconocido por promocionar León y atraer riqueza a la región; por fomentar el debate profundo, sobre todo el político, pues León debe aprovechar su condición de haber sido la cuna del parlamentarismo; y un lugar divertido donde jóvenes y seniors con intereses en León, lo pasen bien.

—¿Cuáles son los pilares de trabajo sobre los que cree que se debe sustentar la función de la Casa de León en pleno siglo XXI?

—Mi idea es sustentar las acciones en tres ejes: primero, el empresarial, el segundo cultural y el tercero, dedicado a los jóvenes.

—Tiene pensada una primera medida que marque esa filosofía de lo que cree usted que debe ser la Casa de León?

—Tengo varias ideas pensadas que me gustaría materializar pero que, obviamente, deben ser debatidas y aprobadas por todos los miembros de la nueva Junta. Te esbozo algunas de ellas. En primer lugar, creo que debemos vincularnos más al barrio de Malasaña. Eso es importante. Es un barrio con problemas graves, como la gentrificación, los obstáculos a la movilidad, etc. Nosotros podemos desde la Casa, servir de foro de encuentro entre las instituciones de Madrid y los vecinos. Además, en el barrio hay dos institutos y nosotros queremos crear un club de debate. También creo esencial trabajar más de cerca con las instituciones que desde León promueven el desarrollo económico y social. León tiene retos grandes ante sí. A mí me preocupa mucho la despoblación, la pirámide invertida, el envejecimiento de la población. También me preocupa el impacto que la tecnología va a tener el empleo. La automatización y la robotización eliminarán muchos puestos de trabajo y muy pocas personas tienen la formación necesaria para las nuevas exigencias el mercado. Por eso creemos que es importante apoyar la atracción de inversiones a la provincia y luchar por que los sectores económicos en los que León tiene potencial se apoyen desde aquí. León ha apostado con agudeza por convertirse en un hub de la ciberseguridad. Además, creo que León debe promocionarse como destino de turismo rural, activo y de naturaleza. Formo parte de la Junta Directiva de Aletur, asociación que agrupa a la mayoría de los empresarios de turismo rural. A nosotros nos preocupan actualmente muchas cosas como empresarios sobre todo la normativa, el tipo de promoción que se está haciendo. Sería estupendo apoyar desde la Casa el diálogo entre las instituciones responsables del Turismo y los empresarios de turismo rural de León. Además, León es fuerte en algunos sectores industriales, como el farmacéutico o el agroalimentario y nos gustaría también servir de acicate a su fortalecimiento.

—En general, ¿qué cree que deben hacer este tipo de entidades para ajustarse a los tiempos que corren?

—Creo que pueden aprovechar sus instalaciones para acoger a la gente. A pesar de la digitalización a los seres humanos nos gusta encontrarnos. El reto que tenemos es organizar actividades que coincidan con los gustos y necesidades actuales de las personas. Tenemos más de 300 estupendos socios y nuestro principal objetivo es que disfruten de la Casa y sientan orgullo de pertenecer a ella, pero además es nuestra obligación aumentar el número de socios sobre todo con jóvenes.

—¿Una casa regional es una cosa antigua por definición?

Puede ser, pero nosotros podemos hacer que la Casa de León sea una cosa nueva y vamos a lograrlo. Te invito a seguir nuestra actividad durante los próximos meses. Si oigo campanas, oigo Astorga

—¿Qué es León en su memoria, recuerdos, experiencia?

—León es para mí sobre todo Astorga. Mis abuelos tenían una gran casa de verano, que siempre tenía las puertas abiertas: primos, amigos, monjas, curas, paisanos de todo tipo, acudían a esa casa para todo tipo de cuestiones. Era un lugar mágico, con mucha vida. Recuerdo también las chocolatadas cerca del rio. El chocolate se hacía en el fuego lentamente y lo comíamos con mantecadas de Astorga y bizcochos de soletilla. También recuerdo las campanas que me despertaban todas las mañanas y los churros de Raimundo, el churrero. Si oigo campanas, oigo Astorga.

—Y para promover León fuera de León, ¿por dónde habría que tirar?

—Siempre que se promociona una ubicación el ejercicio primero a realizar es el de identificar sus atributos. Si me preguntas por los de León, mi intuición me dice que serían: naturaleza, autenticidad, sostenibilidad, espacio, centralidad y silencio. Son atributos interesantes en un continente, como el europeo, donde falta espacio en muchos países y dónde cada vez más ciudadanos buscan el silencio, espacios verdes y sostenibles. Por otra parte, te diría que en mi experiencia personal como empresaria, yo decidí apostar por mi tierra y hace ya tres años abrí unos apartamentos turísticos, a los que llamé La Madrigata, por eso de que soy mitad madrileña y mitad maragata, en una zona asolada por la despoblación y donde la iniciativa empresarial es escasa. La verdad es que no siempre he encontrado el apoyo que esperaba por parte de las instituciones y, en muchos momentos he estado a punto de tirar la toalla. Ser empresario en España no es fácil. Pienso que desde la Casa podemos acercar las necesidades de las empresas a las instituciones. Los retos del futuro sólo los superaremos si el sector público y el privado colaboramos estrechamente.

—Cuando va a León, ¿qué le gusta no perderse?

—Me gusta hacer una excursión descubrimiento cada vez que voy. Nuestra provincia es enorme y una gran desconocida. Creo que podría promocionarse bastante mejor que lo hace y por tanto, uno mismo tiene que descubrir sitios bonitos y planes divertidos.

—Y cuando enseña León, qué paisajes, zonas o historias, cree que son las que más pueden gustar?

—La Maragatería y la Cepeda son mis favoritas, pero obviamente, no soy objetiva. Ahí están mis raíces y ya se sabe, «la cabra tira al monte». Las Médulas, las Omañas, Babia, León capital… Esta provincia está llena de lugares mágicos. Yo aún tengo muchos por descubrir. Lo haré poco a poco durante los próximos años.

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