«Empecé con 21 años y ya no he parado»

Pocas personas pueden decir que han donado más de cien veces, concretamente, 143. Sin embargo, José Luis García Gómez sí puede decirlo y bien alto. A sus 62 años ha estirado el brazo tantas veces para que le extrajeran sangre que ha perdido la cuenta.

José Luis es lo que la Hermandad llama un ‘gran donante’, es decir, una persona que ha acudido a cualquiera de los punto hábiles para regalar un poco de su torrente sanguíneo más de cien veces, una aventura que comenzó en 1972, justo el mismo año en que la Hermandad comenzaba a dar sus primeros pasos.

El joven José Luis, en aquel entonces con 21 años, una recién alcanzada mayoría de edad, se encontraba estudiando en Burgos cuando un amigo le habló de las maravillas de la donación altruista. «Un compañero me habló de la posibilidad de donar y yo le pedí conocer más detalles. Me interesó enseguida. Algunos compañeros habían oído que en determinadas carreras regalaban puntos o créditos por hacerlo e incluso en el Ejército daban un día o dos de descanso por ello». Sin pensárselo dos veces, acudió raudo y veloz; desde entonces, «no he parado, lo llevo a rajatabla, acudo a donar cada tres meses al centro de salud de José Aguado». Tan sólo existe una pequeña mancha en su expediente y es que en una de las pruebas le diagnosticaron talasemia, un tipo de anemia, por lo que estuvo ausente seis meses del circuito de la donación.

Este profesor de religión que desarrolla su labor entre los institutos Legio VII de León y el Vadinia de Cistierna anima a sus alumnos para que se hagan donantes el día de mañana, como una acción de reforzamiento. «También a través de ellos puede llegar a sus padres o a sus abuelos, nunca se sabe». No sólo a sus alumnos, sino que su familia también se ha visto contagiada por su espíritu solidario. Padres, sobrinos, hermanos e incluso su propia esposa han seguido sus pasos.

Su afán explicativo sobre todas las cuestiones referidas a la donación dan sus frutos años después y es que José Luis muchas veces se encuentra a antiguos alumnos que le cuentan su experiencia o que le dan las gracias por haberles animado desde pequeños.

En sus más de cuarenta años como profesional de la solidaridad roja este burgalés, pero que se considera a sí mismo «leonés de pura cepa», no ha sufrido ninguna mala experiencia. «Al contrario, mucha gente dice que le hicieron daño o que se mareó, e incluso que les dejaron marcas... nunca me ha pasado nada de eso, por lo que estoy muy contento».

A sus 62 años, José Luis, cuyo grupo sanguíneo es el 0+, todavía puede seguir rompiendo su récord hasta los 70, «siempre que siga gozando de buena salud como hasta ahora». Una cita a la que nunca ha faltado, ya sea de vacaciones o en otros lugares donde estuviera destinado como La Coruña o Las Palmas, sin olvidar León.