Diario de León

León y la balsa del apostol Santiago

El Maestro de Astorga la pintó en el siglo XVI. Cuatro siglos después, una empresa de arqueología busca en Padrón la balsa de piedra en la que descansó el discípulo de Cristo a su llegada a Galicia...

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Si se encuentra, será una de las reliquias más importantes del Cristianismo. Se trata de la piedra en la que reposó el apóstol Santiago a su llegada de Palestina, una especie de balsa de roca que, según la leyenda, apareció en el siglo XII. Las historias medievales forjaron el relato de que junto a ella se construyó un embarcadero con escaleras y un pequeño humilladero —lugar en el que oraban los peregrinos y que se levantaba con una cruz o una imagen religiosa— y así permaneció hasta que en el siglo XVI las autoridades religiosas decidieron protegerla —siempre según la tradición— sumergiéndola en el río con el fin de que los creyentes no trataran de llevársela trozo a trozo. Pero esa parte del río, con el tiempo, se cubrió con grava y poco a poco la desmemoria ocultó la reliquia del santo.

Hasta ahora. En 2018, un proyecto arqueológico puso en marcha sondeos para tratar de saber si esa gran piedra de la que hablan las fuentes orales, escritas y artísticas es una realidad o el sueño levantado por la leyenda. Y así fue como el ayuntamiento de Padrón —la localidad gallega donde la tradición cristiana sitúa la llegada del apóstol desde Palestina— comenzó el proyecto para desenterrar la balsa. Los trabajos comenzaron en 2018, cuando se descubrió en el río una estructura de grandes dimensiones.

La balsa de piedra podría ser un petroglifo ritual semejante a los hallados en león por juan carlos campos

El arqueólogo responsable del proyecto, Andrés Bonilla Rodríguez, destaca que las prospecciones con georradar y tomografía eléctrica revelaron la posición del antiguo meandro del río Sar y del arenal adyacente, así como una serie de anomalías, una de las cuales podría corresponderse con la balsa del discípulo de Jesús. «Se trata de un indicio de aproximadamente 1,9 metros cuadrados de superficie y morfología rectangular que podría asociarse a una piedra enterrada a 1,5 metros de profundidad en el antiguo lecho del río, cerca de una estructura escalonada localizada en otra prospección realizada en 2018, identificada con las escaleras del siglo XV o XVI que daban acceso al meandro y señaladas en la documentación histórica como el punto donde amarró la barca con los restos del Apóstol.

Imagen de la pintura del Maestro de Astorga. MUSEO LÁZARO GALDIANO

El investigador detalla que hay una anomalía de suma importancia para la búsqueda, que tiene forma cuadrangular y está situada entre las dos anteriores a una profundidad de alrededor de un metro. Esta estructura podría corresponder al humilladero citado también en las fuentes documentales, desde donde los peregrinos oraban mirando hacia la roca sagrada.

Bonilla Rodríguez considera que el conjunto de resultados obtenidos en las dos prospecciones con métodos geofísicos parecen señalar la posición de los tres elementos definitorios del momento inicial de la tradición jacobea: el punto exacto de llegada del Apóstol a Galicia, la roca donde reposó su cuerpo al tocar tierra firme y el lugar desde donde se le rezaba. «Dados estos indicios, parece evidente la necesidad de realizar en un futuro inmediato trabajos de excavación arqueológica que permitan la exhumación de estos elementos», reivindica.

La conexión leonesa

El historiador Alejandro Valderas resta importancia al descubrimiento y manifiesta la existencia en Padrón hasta el siglo XVII de una piedra que tenía hundida la huella de una persona. «Estas piedras —que podrían corresponder a petroglifos— se empleaban en rituales rurales de origen prerromano para que los enfermos se tumbasen sobre ellas». El experto recuerda que José María Campos ya encontró un par de ellas en la Maragatería dentro de su ingente labor de investigación de estos ‘dólmenes’ que se reparten en toda la provincia leonesa.

Uno de los petroglifos descubierto por Juan Carlos Campos. JUAN CARLOS CAMPOS

Valderas recuerda la existencia de varias citas de viajeros del siglo XV que describen la posible balsa de piedra de sirvió de lecho al apóstol y, sobre todo, el cuadro del Maestro de Astorga que la reproduce. «Se trata del famoso retablo de la Capilla del Cementerio de Astorga, vendido a comienzos del siglo XX y que puede admirarse ahora en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid».

Pero no es la única reliquia del apóstol en la que León está involucrado. Y es que, como el propio Valderas explica, no es posible hablar del Camino de Santiago en la Edad Media sin hacerlo de León. Así, llama la atención el hecho de que la reliquia de Santiago de Alfeo de la que tanto se habla estos días tras la publicación de un posible hallazgo publicado por una revista norteamericana estuvo en San Isidoro.

Imagen de uno de los arqueólogos con el georradar en el meandro que ocupó el río y que podría esconder la balsa de piedra.  PROSPECTIVAS Y ANÁLISIS

La historiografía detalla que En en el 911 Ordoño II y su esposa Elvira, peregrinan a Santiago y ofrecen dos cajas de oro, varios cálices de oro y de vidrio; una cruz, también de oro, así como ricas vestimentas y una cátedra de madera y hueso. La ofrenda, empero, más preciada fue la reliquia de la cabeza del apóstol Santiago Alfeo, traída de Jerusalén por el arzobispo de Braga Mauricio y que había sido depositada en la iglesia de San Isidoro de León.

Según publicaba el diario El País, el que siempre se ha creído el cráneo hecho añicos del conocido como Santiago el Menor podría pertenecer en realidad a Santiago el Zebedeo. La duda surge de un trabajo que abre la hipótesis de que pueda tratarse de la cabeza de Santiago el Mayor que describe la tradición.

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