Diario de León
Publicado por
Víctor del Reguero
León

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No perderse en el laberinto de la memoria, en sus olvidos y sus mentiras, sus recovecos y sus excesos». El destino quiso que coincidieran mi lectura de Los amnésicos, brillante ensayo de Géraldine Schwarz, con la preparación y escritura de este libro en el pasado confinamiento. Con esa frase principia la autora la introspección que hace al pasado de su familia para contar y analizar buena parte de la reciente historia de Alemania, Europa y el mundo. En estos tiempos en que afloran los antagonismos de quita y pon y son cada vez más confusas las diferencias entre verdades y mentiras, hechos y opiniones, nada hay tan auténtico como el sustrato de los hechos que conforman la historia, «la verdad de los hechos» que dijo Hannah Arendt. En ocasiones los libros, como los poemas o las canciones, surgen a partir de un título y en otras resulta a la inversa. En este caso, ‘Anatomía de una discordia’ estuvo ahí desde un principio como un regalo de las estrellas, no solo por sintetizar el que iba a ser su contenido, sino haciendo de guía a cuanto se iba escribiendo: una retrospección lo más minuciosa posible a la incubación, el desarrollo, el estallido y las consecuencias de una discordia. Un libro en el que la microhistoria se convierte en historia, en el que el pasado de un pequeño rincón de nuestra provincia se funde con la historia del mundo. Un rincón en el que todos se conocían, donde la vida se comenzó a enturbiar años antes de la guerra principalmente por cuestión de la caza, y donde terminó por romperse en 1936, de tal forma que todos terminaron atrapados y destruidos por la tragedia. Y uno de ellos, el último alcalde republicano, deportado a los campos de exterminio nazis, donde terminó muriendo en 1941 cuando ya prácticamente toda su familia, amigos y conocidos, estaban también muertos. En el relato hay un contexto, política, la evolución de las relaciones sociales, etc., pero en el trasfondo se aprecia cómo los acontecimientos trascendieron a la colisión de monarquía y república, revolución o contrarrevolución, fascismo o antifascismo, y todo quedó reducido a sobrevivir.

Si, como tantas veces se ha dicho, resulta de una enorme complejidad el análisis de una época con tantas aristas, más lo es mirar y contar una guerra civil en un espacio tan reducido, donde todo devino en múltiples conflictos personales y familiares, en violencia extrema, en venganzas y solidaridades, en miserias y grandezas sobre las que tantas veces nos faltan claves para comprender, si comprender todo –entonces y hoy– se pudiera. Hay quien ha escrito que las guerras civiles no admiten al no beligerante por su concepción de guerras totales, de forma que en ellas toda la población es beligerante porque está obligada a formar parte y tomar partido en la confrontación.

No es fácil ni tal vez posible para muchos escapar a esa tentación de entrar en la confrontación, aunque sea tan a toro pasado, y enfrentar la historia con una mirada ajena a dinámicas políticas o morales del presente, que terminan siendo sesgos retrospectivos que juzgan y condenan fuera de lugar y tiempo. En ese sentido, cuanto se puede leer en el libro proviene de un diálogo con las fuentes documentales (de diversa procedencia y condición) y con un aporte mínimo de fuentes orales, pretendido para no condicionar el relato a la subjetividad de la memoria. Así, aunque la narración se nutra de la memoria de personas con identidad y su mera inclusión en sus páginas las deje ya a salvo del «olvido que seremos», no es un libro que tenga como prioridad la recuperación de la memoria de las víctimas en sentido reivindicatorio (ni siquiera de la de quien protagoniza tantos pasajes y hace de hilo conductor del relato, que aparece con sus luces y sus sombras), sino que se sirve de ellas para situar al lector y plasmar los fenómenos que vivieron los protagonistas de aquel tiempo: paseados, ejecutados, encarcelados, desaparecidos, exiliados, viudas, huérfanos, delatores, denunciados y denunciantes, vengadores y vengados, inocentes, falsos culpables y también verdugos. Al margen de «las dos Españas», al margen del maniqueísmo de buenos y malos. Un libro de historia escrito a partir del análisis de la acción humana en el pasado, su explicación y su crónica, un elemento para comprender la sociedad y conocernos a nosotros mismos. Escrito con ponderación y respeto a todos, en primer lugar al lector.

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