Diario de León

Villapadierna, el héroe olvidado del 24 de abril (II)

Fundador de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de León y gran amante de la libertad, este leonés de Castro del Condado actuó siempre en defensa de los intereses del pueblo, dejando tras de sí una estirpe de patriotas

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JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ CARCEDO
León

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En el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid se encuentra el expediente de sus estudios. En 1783 se certifica que Manuel Villapadierna es graduado en leyes por la Universidad de Valladolid el nueve de junio de 1779, y tiene cuatro años de pasantía. Tenía entonces 25 años y 3 meses. Se le cita posteriormente como abogado de los Reales Consejos y abogado de la Chancillería. En los años de 1784-85 y comienzos del 86, es Alcalde Mayor y Juez de la villa de Cea, en la provincia de León. A partir de ese momento ya vive en León donde se casó -como luego comentaremos-, e inmediatamente participó en la vida pública de la capital. Así, desde 1786, recién llegado a la ciudad, hasta 1791, ocupó en el Ayuntamiento de la capital el  cargo de procurador síndico general, y en 1805, el de procurador síndico general y personero. En su vida profesional privada estuvo siempre bien relacionado. Por ejemplo, fue administrador de la marquesa de Diguja (Mayorazgo de Benavente), cuya amistad Jovellanos tantas veces se honró en tener. Las relaciones con otros individuos importantes de la ciudad fueron muy cercanas: el marqués de Portazgo, Cosío, Lamparero, González  Mérida, Azcárate, Villafañe¿ alguno incluso murió en su propia casa. Manuel Villapadierna, dadas sus convicciones e ideales, no podía aislarse de las aspiraciones que perseguía una minoría de ciudadanos progresistas de por aquel entonces: formar asociaciones que fomentaran la reactivación de la economía, la mejora de la educación, la ayuda a los menesterosos, la promoción de las artes... Con ese espíritu se creó en España la Real Sociedad Económica de los Amigos del País. Como regidor perpetuo de la ciudad de Palencia, Manuel Villapadierna y Castro (al igual que sus antepasados firmaba así), el 19 de febrero de 1794, junto con otros miembros del Ayuntamiento de esa ciudad, cimenta «una Sociedad Económica como las que se hallan las demás del reino». Anteriormente, en León, en los Estatutos para la Real Sociedad Económica de los Amigos del País, reimpreso por Pablo Miñón en 1816, figura entre los socios numerarios de la creación de la Real Junta, en el año de 1782. Siendo Alcalde de Cea, el día cinco de septiembre de 1785, M. Villapadierna  se casó en la iglesia de San Martín con Ángela Sierra, hija de J. Antonio Sierra -administrador del tabaco de la ciudad- y de María González -vecina del comercio-. Mercaderes de paños y joyería, abastecimiento de vino, vinagre y aceite, los padres de su mujer estaban bien posicionados, y, sobre todo de su madre, recibió A. Sierra numerosas heredades en la ciudad y provincia. Ángela Sierra era hermana de Paula, esposa de José Antonio Azcárate, personaje singular durante la guerra de la Independencia (Hijo de Juan Lorenzo Azcárate, contador principal por S.M. de la contaduría general de Rentas y Servicio de millones de esta ciudad y su Reino, oficial de contaduría de propios, fue vocal de la Junta de León en 1808. Tuvo una misión muy especial en 1808 como vocal de la Junta: cuando la ciudad fue desamparada tras la derrota del general Cuesta y Blake en Medina de Rioseco, recibe la comisión del Obispo de León, junto a Pedro Álvarez, de entrevistarse con el general francés Bessieres  para intentar evitar el saqueo de la capital por las tropas francesas. Poco tiempo después, cuando los franceses abandonaron León, José Antonio Azcárate, expedientado por colaboracionista con el francés, es encarcelado en el Convento de San Francisco. Manuel Villapadierna, su cuñado, ayudó en su liberación, firmada por  el general Cuesta. Fue miembro de la Junta de José Bonaparte, como contador de Servicios financieros. Afrancesado, pues, tiene que exiliarse a Francia; volvió a León después de la «amnistía» promulgada por Fernando VII). Del matrimonio de M. Villapadierna y A. Sierra nacieron nueve hijos, de los que sobrevivieron 3 hijos y 4 hijas. Son todos, al igual que sus descendientes, objeto de un estudio más pormenorizado. Sólo decir aquí que dignificaron aún más la figura de su progenitor.   Nacimiento y muerte de Manuel Villapadierna. Palencia, 1816 Regidor perpetuo de la ciudad de Palencia, el 18 de setiembre de 1815 se despachó por  S. M. a favor de Manuel Villapadierna el título de Alcalde Mayor del Real  Adelantamiento de Campos, corregidor, capitán a guerra. Tomó posesión el cinco de octubre. Asistió a todas las reuniones del Ayuntamiento hasta el 16 de marzo, aun a costa de «una grave enfermedad que le sobrevino a principios de enero y postrado en cama se fue agrabando hasta el punto de perder la vida» se lamenta su mujer. Hizo testamento, como apuntamos al inicio de este escrito, el día 5 de marzo, donde el escribano certifica: «a las 5 de la mañana para amanecer oy 21 de Marzo de 1816 falleció Manuel Villapadierna». En la hoja de defunción parroquial se dice: «Hoy 22 de Marzo de 1816 se dio sepultura ecca. en la Iglesia de Nuestra Señora¿ con asistencia de toda la congregación de Sres. Capps al numero de 40 de la Sta Iglesia Catedral, a D. Manuel Villapadierna, corregidor de esta ciudad, natural del lugar de Castro de la Sobarriba, jurisdicción de León, casado en primeras nupcias a ambos con Dª María Ángela Sierra, natural de la ciudad de León¿». En su testamento dejó constancia de que se le amortajase con hábitos de la regular observancia de San Francisco y se entierre en la Iglesia parroquial a quien pertenezca, según reales órdenes¿ Manda celebrar por su alma trescientas Misas rezadas. En la ciudad y provincia heredaron su mujer e hijos múltiples y cuantiosas posesiones que habían pertenecido, también por herencia, a los tíos de Manuel Villapadierna: Isidoro Gutiérrez Villafañe, coronel del Regimiento de Tarragona y de su hermano José G. Villafañe, arcediano de Valderas -de este último había heredado también en la ciudad de León y sus alrededores diferentes casas y fincas-. Ambos hermanos habían heredado a su vez de Manuela Villagómez, que vivió un siglo antes y era natural de León, casas en el casco urbano de Palencia y León, tierras y fincas en las dos provincias, Villalón y Medina de Rioseco, donde todavía en 1849, los hijos de M. Villapadierna pleitearon por un censo.      Castro de la Sobarriba, actual Castro del Condado (León), 1757 Manuel Villapadierna nació el 17-6- 1757 en Castro de la Sobarriba, actual Castro del Condado, Ayuntamiento de Vegas del  Condado. Fue bautizado en la parroquia de su pueblo el día 25 de junio. Copiamos la hoja de nacimiento parroquial: «En veinte y cinco de Junio deste presente año de mil setecientos cincuenta y siete, yo el infraesqrito vicario que al presente soy de este lugar de Castro de la Sobarriba, en la Iglesia parroquial de el Bautize solemnemente un niño que se llamo Manl. De Villa Padierna, hijo legitimo y de legitimo matrimonio de Dn Manuel de Villapadierna y de Dª Gaspara de Aller vecinos de este lugar, Nacio el dia diez y siete de dicho mes y dia de S. Manuel Martir; fueron sus padrinos Dn Anselmo Florez y Salas, vecino de la ciudad de León, y Ana de Aller, vecina de este lugar,¿ Abuelos paternos D. Pedro de  Villapadierna, vecino que fue de este lugar y Manuela Canseco, natural de Garrafe de Torío. Abuelos maternos Lorenzo de Aller, vº que fue del lugar de San Cipriano y natural de Represa y Ana Rodríguez natural de San Cipriano, y para que conste lo firmo en dicho día lugar y mes». Firma  y rúbrica Manuel Tascón Robles. De los once hermanos, sólo sobrevivieron Juan, el mayor, y por tanto el heredero del Mayorazgo que tenía la familia, Manuel y Eugenia María (a esta la casó en su boda el monje del Monasterio de los Santos Mártires Extramuros de Valladolid, en 1769, D. Joaquín Sosa y Tovar, familiar suyo). Como todos los nobles de aquel momento, los Villapadierna  afincados en Castro estaban emparentados con otras familias de abolengo: Villafañe, Sosa, Canseco, Robles, Salas... Tenemos noticias de que la familia Villapadierna ya estaba afincada en este pueblo a mediados del siglo XVI: desde Lope, Gabriel, Juan, Pedro y Manuel hasta  llegar a nuestro protagonista, Manuel Villapadierna. Ascendientes canónigos, arcedianos, curas... hasta un alférez  de infantería nacido en el mismo Castro, Bartolomé de Villapadierna y Castro, al que se le concedió licencia en 1609 para ir a Perú. Todos los antepasados de Manuel Villapadierna firmaban Villapadierna y Castro, y él también; sus hijos y descendientes ya no usarían el «y Castro»; pondrían como segundo apellido el de su madre (y Sierra), o, como era habitual, sólo el primero: Villapadierna. Apuntar aquí, dada la significación que tuvo Luis de Sosa, que, Manuela Villapadierna, una hermana de Juan, bisabuelo de Manuel Villapadierna, estaba casada con el también llamado Luis de Sosa, antepasado del protagonista de la Guerra de la Independencia (dos cuarteles de los escudos de ambas familias, conservados en Vidanes y Castro son iguales: representan a «Los Castro y a los Villapadierna», lógicamente en Castro en los dos primeros cuarteles, y en Vidanes, en los segundos). En los Padrones de Distinción de Estado, conservados en el Archivo del Ayuntamiento de León (1776-1816), figura la familia Villapadierna en los padrones de Castro de la Sobarriba: Estado noble, Hijos Dalgo. Hasta 1783 está inscrito con sus padres y hermanos. En 1790 -y después en las siguientes constataciones: 1797, 1806 y 1815- se dice «el Lzdo. Manuel Villapadierna, regidor perpetuo de la ciudad de Palencia, procurador sindico general de la ciudad de León, natural y vecino de dicho lugar de Castro, de casa de Armas y solar conocido de el y Dª María Ángela Sierra su mujer, Hidalgos notorios y lo mismo sus hijos...»; en los restantes años señalados se apunta prácticamente lo mismo. No olvidó nunca a su pueblo: en distintos momentos asiste como testigo o padrino a bautizos y bodas  de gentes del pueblo, hasta 1784 firmando como Villapadierna y Aller. Su vecindad la compartió con León y San Cipriano del Condado, de donde descendían sus abuelos maternos. En Castro, aunque en otra vivienda donde residió uno de sus hijos, viven hoy sus descendientes, al igual que en San Cipriano. En esos lugares y otros cercanos, Barrio de Nuestra Señora, Vegas, Villanueva y, por supuesto, Castro, nacieron, se casaron y murieron hijos y descendientes. Su casa solariega natal, en la que se conserva el magnífico escudo de armas de la familia, la adquirió la familia Fernández en los años sesenta del siglo XIX  a los descendientes de Juan Villapadierna, el hermano mayor de Manuel. Hoy en día pertenece a Solutor Fernández, que con esfuerzo, ahínco y, también dificultades, ha conseguido mantenerla en pie.   Últimas consideraciones La figura de Manuel Villapadierna fue importante y necesaria en aquellos momentos que le tocó vivir en nuestra provincia. Actuó como una persona comprometida con el pueblo. Después de tres años de investigación, pensamos que además de su labor incontestable, lo mejor que realizó fue el sembrar en sus hijos ese espíritu de lucha por el progreso y la libertad. No vamos a nombrar a sus hijos biológicos y políticos en este trabajo, no es el lugar. Consignar solamente que fueron personas comprometidas en los momentos de tránsito político en aquella España convulsa del siglo XIX: militares en su mayoría hijos y descendientes -coroneles, sargentos mayores, mariscales, generales¿- consiguieron numerosos laureles. Políticos locales, miembros del Ayuntamiento de la capital, diputados provinciales y diputados a las Cortes generales¿ Miembros representativos de los partidos demócrata, republicano y liberal, lucharon y destacaron en los momentos de «explosión» liberal: Trienio Liberal (1820-23), años de revolución, luchas contra los carlistas (1835-39), años de cambios (1840-43), Bienio Liberal (1854-56), revolución de 1868, Primera República de 1873, con representación en las Cortes, gobernadores políticos de provincia, gobernadores de plaza... Algunos verdaderos «mártires de la libertad»: unos pasados por las armas, otros, como Francisco Mancebo Lerena, médico como su padre y tío-abuelo (nieto este último de Manuel Villapadierna), vecinos y residentes todos en Castro del Condado y médicos del Ayuntamiento de Vegas, que, preso en San Marcos, fue «paseado» en 1936, en los primeros meses de la guerra civil española. Fue un largo, doloroso y, a veces, cruel camino en pos de una nación más moderna, libre y próspera. Con hombres como ellos prendió la llama de la libertad; a nosotros nos toca hacer perdurar sus logros desde el sosiego y la mesura. Apuntemos este manifiesto de uno de sus hijos, inserto en el Boletín Oficial de la Provincia de León, como muestra de las numerosas proclamas, bandos y manifiestos que sus descendientes firmaron: «[¿] hombres que nunca fueron delincuentes, sino defensores de vuestra libertad¿ ¿habrá alguno que no se una cuando sea necesario al resto de vecinos para defender su libertad y propiedad? No lo espero¿ Tengo 23 fusiles; os ofrezco 22, el restante es para mí. Quisiera, que correspondiendo a mis deseos, os prestéis gustosos al total exterminio de los enemigos de nuestra libertad, de la Constitución, y de vuestra Reina constitucional». Castro de la Sobarriba, y enero 8 de 1837.

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