Diario de León

Mª LUISA FIDALGO. Jefa de la Unidad de Arritmias del Caule

«La estimulación cardiaca no sólo alarga la vida, mejora su calidad»

SECUNDINO PÉREZ

SECUNDINO PÉREZ

León

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Los marcapasos se implantan en personas que sufren un enlentecimiento patologico del adapta a cada persona ritmo cardiaco (bradicardia). Los resincronizadores permiten mejorar la contractilidad del corazón en pacientes con insuficiencia cardiaca muy avanzada, y los desfibiladores implantables reducen el riesgo de muerte repentina en determinados tipos de enfermos.

Todos ellos son aparatos de estimulación cardiaca. Más de 250 especialistas de todo el país participaron en León en la XXI reunión de primavera de estimulación cardiaca para hablar de avances y tratamientos.

—¿Cuántos marcapasos se ponen al año en el Hospital de León?

—Entre 380 y 400 marcapasos de primoimplantes. Pero atendemos unas 3.500 consultas año año ya que hay que hacer revisiones y estudios. Cada año se implantan en España más de 34.000 dispositivos de estimulación cardiaca a personas que padecen algún tipo de anomalía del ritmo cardiaco. De estos, cerca del 30% requiere de un tratamiento anticoagulante. En Castilla y León son entre 800 y 1.000 al año por millón de habitantes, algo superior a la media nacional (unos 700 marcapasos y 110 desfibriladores por cada millón de habitantes) debido a que la población está más envejecida.

—¿Cuál es la edad media de las personas a las que se implanta un marcapasos?

—La edad media del primoimplante es de 76 años. El 40% de los pacientes tienen entre 80 y 89 años.

—Por tanto, están contribuyendo a alargar la esperanza de vida.

­—No sólo a alargar la vida, también a mejorar la calidad de vida. El marcapasos se adapta a cada persona en función de la edad y la actividad que desarrolla. El tipo de aparato se elige en función de estas características y a partir de todo ello se realiza un seguimiento y se evalúan los riesgos de complicaciones.

—¿Qué avances se han presentado en la reunión?

—Uno de los aspectos más relevantes, aparte del seguimiento domiciliario y la eficiencia en el trabajo, atañe a la metodología de implantación de estos aparatos en pacientes anticoagulados. Hasta ahora se realizaba por igual en todos los casos, retirando el tratamiento anticoagulante unos días antes de la intervención y administrando en su lugar heparina, hecho que reducía el sangrado pero aumentaba las probabilidades de trombo en los pacientes de alto riesgo.

—¿Cuál es la novedad?

—Estudios recientes han demostrado que la suspensión temporal del tratamiento anticoagulante debe depender del riesgo de trombo del paciente, por lo que la mejor opción pasa por individualizar el tratamiento según cada caso. Los nuevos anticoagulantes podrían facilitar la implantación de dispositivos de estimulación cardiaca ya que su efecto en sangre es mucho más rápido y con esperar doce o veinticuatro horas es suficiente para que no haya riesgo de sangrado. Por tanto, cuando se opte por suspender el tratamiento, el paciente no tendría que estar sin anticoagulación durante tanto tiempo, lo que facilita la manipulación durante la intervención del paciente y aumenta la seguridad después de la operación.

—¿Qué vida útil tiene un marcapasos?

—Entre los cinco y los 15 años. Cuanto más sofisticados son, tienen menos tiempo de vida por la batería.

—¿Son muy costosos?

—Entre 2.000 y 6.000 euros, sólo los aparatos. Pero también hay seguimientos técnicos.

—¿Está afectando la crisis a este aspecto de la atención sanitaria?

—Nos preocupa el paciente y nunca nos han puesto problemas para decidir. Ahora lo tenemos que hacer con más esfuerzo por parte de los profesionales porque hay más carga asistencial. Antes había consultas por la tarde. Ahora salimos a las 15.30 horas, hay más carga asistencial.

—¿Y en cuanto a la adquisición de aparatos?

—Desde el año 2005, Sacyl hace los pedidos centralizados. Nadie nos va a pedir que ahorremos porque trabajamos de forma eficiente, ya lo hacemos. Hay que ver cada caso. Pero si lo más eficiente para el paciente es un marcapasos tipo Mercedes o Carolina Herrera, lo va a tener. La eficiencia es ofrecer a nuestros pacientes el mejor dispositivo según sus necesidades, con el menor gasto posible. Lo eficiente es que el paciente no tenga complicaciones.

—Uno de los aspectos que se está potenciando es el seguimiento domiciliario de los marcapasos. ¿Ahorra en consultas?

—Es una de las cosas que hemos tratado en la reunión. El seguimiento domiciliario es muy práctico, pero estamos viendo que la consulta es necesaria aunque sea con menos frecuencia. En la reunión hemos participado especialistas nacionales e internacionales, vemos que en España tenemos una estimulación cardiaca puntera. En Castilla y León tenemos unidades muy buenas.

—¿Cuántas personas tienen seguimiento domiciliario desde el Hospital de León?

—Unas 250 entre desfibriladores y marcapasos.

—A la unidad que dirige acaban de darle el reconocimiento de calidad, uno de los primeros del país. ¿Qué significa para usted?

—Es un triunfo del servicio de Cardiología y un reconocimiento a nuestro buen hacer que realiza la Sociedad Española de Cardiología.

—¿Por qué se decantó por la cardiología y las arritmias de manera concreta?

—La cardiología es una especialidad muy agradecida porque la mayoría de los pacientes tienen curación. La edad es nuestro principal límite. En cuanto a la especialización en arritmias, ya estaba trabajando en León cuando el doctor Calabozo me propuso hacer la formación porque interesaba ponerla en marcha en León. Así que fui a hacerlo a la Fundación Jiménez Diaz. Al principio era diagnóstica, no se curaba. Ahora con las ablaciones se curan las arritmias rápidas. Los desfibriladores son para la taquicardia ventricular y los marcapasos evitan la lentitud.

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