Diario de León

LA BUENA VIDA

«Faltan matronas para el parto ‘one to one’»

El Parto Es Nuestro quiere erradicar la violencia obstétrica de los paritorios

Jael Arias y María Elena Reyero en la última reunión de El Parto Es Nuestro en Isadora Duncan. J. NOTARIO

Jael Arias y María Elena Reyero en la última reunión de El Parto Es Nuestro en Isadora Duncan. J. NOTARIO

León

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Jael Arias y María Elena Reyero, coordinadoras del grupo local de El Parto Es Nuestro en León, se reúnen el último viernes de cada mes con mujeres embarazadas o en fase de puerperio en la sede de Isadora Duncan.

El Parto Es Nuestro, que trabaja en León desde febrero de 2017, es una «asociación sin ánimo de lucro y feminista que lucha por que se apliquen, en todo el territorio nacional, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) y de la Estrategia Nacional de Atención al Parto durante la atención al embarazo y el parto en el sistema» nacional de salud.

La filosofía de El Parto es Nuestro es que «cada mujer y cada parto son únicos» por lo que abogan por que «las mujeres estén bien informadas y puedan decidir libremente contando con información veraz, al menos con bastante información no sesgada».

En el potro obstétrico, se preiona el sacro y se dificulta la salida del bebé

El Parto Es Nuestro quiere «visibilizar y erradicar la violencia obstétrica en todas sus posibles formas». Una violencia que ven reflejada en «la práctica de episiotomías sin indicación médica, cesáreas no acompañadas, y una tasa de cesáreas que sigue estando por encima de las recomendaciones de la OMS, o que el corte del cordón umbilical sigue siendo precoz privando a los bebés de sus beneficios».

Engloban en estas prácticas «que se ofrezca la epidural como si no tuviera efectos adversos y su uso se interprete como un consentimiento para cualquier otro tipo de intervención, sin ni siquiera informar a la mujer» y que «se presione para realizar pruebas a los recién nacidos lejos de sus progenitores, cuando ya se debería facilitar que las y los pediatras acudan a la propia habitación».

Sobre la situación de los partos en León, señalan que está condicionada por la falta de matronas suficientes y «es imposible una atención «one to one» (una matrona, una mujer)». Salvo excepciones, que también se dan, «en el hospital no se da a luz en la misma habitación en la que se dilata», pues «hay seis salas de dilatación, pero sólo dos son a la vez paritorio». De la sala de dilatación pasan al paritorio a la hora del expulsivo —el nacimiento del bebé—.

Las mujeres están monitorizadas durante «todo el proceso de dilatación y parto, lo que limita el movimiento y no cuentan con el apoyo constante de la matrona poder estar acompañada de la persona que ha elegido para ese momento ni se garantiza que se vaya a respetar el contacto piel con piel, fundamental para establecer la lactancia materna. Sin embargo, los estudiantes de medicina y enfermería sí podrán estar presentes en la cesárea».

En el paritorio, la mujer es colocada en el potro obstétrico multiposicional «en el que por más que se incorpore seguirá presionando el sacro y dificultando la salida del bebé». Otro atraso que ven en los paritorios es que la banqueta que a veces se encuentra debajo del potro, «a la que algunos sanitarios obsoletos recurren para practicar lo que se conoce como maniobra de Kristeller, con los riesgos que conlleva para la integridad física de mujer y bebé». Recuerdan que es una maniobra desaconsejada por la OMS y por el Ministerio de Sanidad.

En el caso de que el parto sea por cesárea, «la mujer no va a poder estar acompañada de la persona que ha elegido para ese momento ni se garantiza que se vaya a respetar el contacto piel con piel, fundamental para establecer la lactancia materna. Sin embargo, los estudiantes de medicina y enfermería sí podrán estar presentes en la cesárea».

Critican los repetidos tactos vaginales que tienen que soportar las mujeres de parto, «hechos por distintas personas, en muchas ocasiones sin consentimiento». Igualmente, cuestionan que las mujeres que llegan a la semana 41 de gestación sean «inducidas al parto por protocolo, independientemente de que haya o no factores de riesgo» y recuerdan que en casos como la obesidad de la gestante la inducción debe ser a las 40 semanas de gestación. «En el hospital de León las inducciones rondan el 34% cuando los indicadores de la OMS no recomiendan superar el 10%», recalcan.

Desde El Parto Es Nuestro ven «muy necesaria la concienciación de todo el personal sanitario sobre la importancia y la trascendencia del proceso de embarazo y parto y su impacto en la salud física y mental de las mujeres y por ende en la salud de sus criaturas». Cambiar el protocolo de parto en cuanto a las inducciones es otra reclamación de El Parto Es Nuestro. «Las semanas de gestación no son una indicación médica que justifique una inducción».

«Lamentablemente —añaden— seguimos escuchando relatos de parto, donde la ironía, la coacción y la falta de respeto a las mujeres sigue imperando, sobre todo, en mujeres que van informadas y exigen sus derechos. Las mujeres tienen derecho a ser respetadas y a ser plenamente conocedoras de su proceso de embarazo y parto».

«Nos preocupa la falta de información y respeto a las mujeres en las consultas de ginecología durante el embarazo y en general que no se respeten los tiempos del proceso de embarazo y parto coartando los derechos de las mujeres de parto y de sus bebés», añaden Jael Arias y María Elena Reyero.

En cuanto a las dudas que plantean las mujeres que acuden a las reuniones mensuales apuntan que «sobre todo les preocupa que se respete el plan de parto que presentan. Y si serán debidamente informadas en caso de que el proceso de parto requiera intervenciones». Otra inquietud de las mujeres es «si tendrán libertad de movimiento durante el parto o si se les va a practicar una episiotomía».

En los últimos años han notado que hay más mujeres que se informan sobre los partos domiciliarios, una opción que se plantean sobre todo en casos de segundos partos, «tras haber pasado por una experiencia hospitalaria negativa en el primero».

El Parto Es Nuestro mantiene contacto con las autoridades sanitarias para canalizar sus reivindicaciones. La asociación ha colaborado en la Estrategia Nacional de Atención al Parto del Ministerio de Sanidad, presenta escritos de solicitud o queja a distintos hospitales españoles y a las consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas.

Asimismo, las representantes de este colectivo han participado en la modificación de la ley de Salud Sexual y Reproductiva, que dedica el Capítulo II del Título III a la Protección y garantía de los derechos sexuales y reproductivos en el ámbito ginecológico y obstétrico. Aunque no lograron que se incluyera el término violencia obstétrica, «quedaron recogidos aspectos de la atención al embarazo y parto que la definen». «Es muy importante que refuerza, si cabe, el sentido de que las mujeres embarazadas y de parto se encuentran amparadas en la regulación de los derechos que se reconocen en la ley de autonomía del paciente y que por tanto no cabe excepción a que se les informe debidamente y a que presten su consentimiento en las intervenciones a las que pueden verse sometidas», apunta Jael Arias. Asimismo, establece específicamente que «se evitarán prácticas innecesarias, no basadas en evidencia, se dispensará un trato respetuoso y se evitará la separación innecesaria de recién nacidos y sus madres», añade.

El Parto Es Nuestro también participó en la elaboración de una proposición no de ley y de preguntas parlamentarias sobre estos temas. En León, además de las reuniones mensuales, hacen presentaciones sobre el colectivo en la Universidad y participan en diferentes eventos como la semana de la lactancia. También imparten talleres en aulas de Infantil y Primaria de la capital sobre el proceso de gestación y parto.

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