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Niños muy movidos

La leonesa Almudena Reguero vuelca en una guía sus 20 años de experiencia como madre de dos hijos hiperactivos.

Almudena Reguero Saa.

Almudena Reguero Saa.

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León

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ana gaitero

LEÓN

Cuando los neurotransmisores cerebrales no generan la suficiente cantidad de dopamina y noradrenalina es más que probable que las personas sufran el síndrome del déficit de atención con o sin hiperactividad. Se estima que entre el 4% y el 8% de los niños en edad escolar padecen este trastorno.

La cuestión es cómo hacerle frente. La periodista y escritora leonesa Almudena Reguero ha dedicado los últimos 20 años de su vida a crear un programa multidisciplinar para ayudar a sus dos hijos. Acaba de publicar un libro en el que recoge la experiencia. Mi hijo es hiperactivo y distraído , un libro que se presenta como una Guía de prácticas naturales y técnicas de apoyo para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Sus elocuentes testimonios aparecen en el prólogo. «Siempre he oído decir a mi madre que tanto mi hermano como yo éramos diferentes. Y así es como me sentía: raro y diferente. Me costaba mucho estar callado y sentado (...), era tan despistado que perdía los libros, los jerseys, los lápices...», confiesa Alberto, el pequeño, que ahora tiene 14 años.

«Aunque todavía sigo siendo bastante impulsivo e hiperactivo considero que el esfuerzo ha merecido la pena porque estoy cumpliendo parte de mis expectativas como es estudiar Ingeniería de Caminos y seguir jugando al fútbol», señala Adrián a sus 22 años.

Cuando el mayor cumplió un año su madre se dio cuenta de que algo pasaba. «Se movía en exceso, tenía continuos accidentes...». Luego vino el segundo y lo mismo. «Los problemas se duplicaban en casa y en el colegio», confiesa. Los síntomas que veía en ellos los había vivido en primera persona siendo niña y adolescente. A los ocho años le llevó a una consulta psiquiátrica y tras analíticas y otros estudios le confirmaron la sospecha. Con el diagóstico en la mano, su hijo empezó el tratamiento con un fármaco pero «no avanzaba y opté por otras terapias relacionadas con la naturopatía, el yoga y el desarrollo personal». «Mi hijo pasó de repetir curso a ser ingeniero de caminos», subraya.

Con la experiencia del día a día Almudena Reguero desarrolló un programa que «combina técnicas de yoga, respiración, relajación, visualización y meditación» para ayudarles a «estar más relajados, tener un mayor autocontrol, abrir su mente, fortalecer su autoestima y conseguir un bienestar emocional».

La fitoterapia y la homeopatía también forman parte del arsenal terapéutico frente a la ansiedad que suele acompañar al trastorno. También presta mucha atención a la dieta, «pues a veces tienen déficit de vitaminas», así como al deporte, la música, el baile, el arte, la terapia con animales y todas aquellas actividades que potencien la autoestima de los chavales. «La afición por el fútbol rescató a mi hijo Adrián del TDAH y le puso en este mundo», destaca.

Almudena Reguero no está contra de los tratamientos farmacológicos, «siempre que funcionen». Su intención con este libro que presentó recientemente en León es abrir los ojos a esos «padres y madres angustiados a los que la medicación no les funciona o quieren probar antes de empezar con la medicación», recalca.

El «TDAH no es una moda», asegura la autora. La autora anima a las familias a luchar y a apoyar a sus hijos e hijas, especialmente en la adolescencia que puede ser una «oportunidad para mejorar». Y concluye: «Eminencias como Albert Einstein o Leonardo Da Vinci también fueron hiperactivos».

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