Diario de León

El pinchazo que cuida el corazón

Atención Primaria de León atiende cada año más de 85.000 visitas a pacientes que precisan anticoagulantes que requieren un control periódico, a pesar de que los nuevos fármacos alcanzan el 40% de cuota

León

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Más de 7.700 personas tienen prescritos anticoagulantes anti-vitamina K (Sintrom) en el área de salud de León. Este medicamento, cuyo principio activo es el Acenocumarol, o la walfarina, que tambiém inhibe la vitamina K, requieren controles mensuales, a través de una analítica, para ajustar las dosis, que fluctúan de día en día (por ejemplo: lunes 1/2 pastilla, martes 3/4, miércoles 1/2).

La atención a estos pacientes requiere unas 84.000 visitas al año, una misión que desde hace varios años ha sido encomendada a los equipos sanitarios de Atención Primaria, señala el gerente de Atención Primaria de León, José Pedro Fernández.

Al menos una vez al mes, doce veces al año, se tiene que realizar la revisión de las dosis de cada paciente. Los anticoagulantes previenen eventos cardiacos y cerebrovasculares. «La fibrilación auricular hace que la sangre, al no ser inyectada al ventrículo, se remanse en la aurícula y sobre todo en las orejuelas cardiacas», explica Fernández Vázquez.

De esta manera se pueden causar coágulos que se lanzan al ventrículo o a la circulación general y provoquen un accidente cerebro vascular o ictus.

Los anticoagulantes de acción directa no están indicados para todas las patologías; en otras, no se financian

La introducción de los anticoagulantes ha supuesto un avance terapéutico de gran importancia y un hito en la medicina. Los anticoagulantes antivitamina K, como es el caso del Sintrom y la Warfarina, actúan a través de la vitamina K. «Inhiben la formación de ciertos factores de la coagulación a nivel hepático: factores II, VII, IX y X», señala el cardiólogo del Caule Abel García del Egido. En España el fármaco más empleado entre la familia de los Anti-vitamina K es el Sintrom (mientras que en el resto del mundo se emplea mucho más la Warfarina).

El principal problema que plantea el Sintrom es que su reversión también es lenta. Por eso cuando una persona va a ser operada se suspende la dosis unos días antes y se sustituye, si es necesario, por anticoagulantes tipo heparina.

El control del Sintrom en Atención Primaria se hace mediante una aparato que extrae sangre capilar y mide la coagulación en sangre.

La fibrilación articular es una consecuencia de la hipertensión arterial que provoca la dilatación de las cavidades coronarias. «Aproximar este control al paciente es fundamental», señala José Pedro Fernández. La prevalencia de la fibrilación articular es del 4% de la población, a lo que se suma el tratamiento para tromboflebitis y embolias pulmonares.

Acción directa

En los últimos años se ha implantado el uso de los Acods, o anticoagulantes de acción directa, que alcanzan su acción a las 2—3 horas de tomar el fármaco al inhibir directamente el factor IIa o el factor X de la coagulación.

Actualmente, hay cuatro Acods comercializados: Dabigatrán, Rivaroxabán, Apixabán y Edoxabán.

El Sintrom es el anticoagulante de más uso en España, frente a la walfarina en otros países

«El primero de ellos (Dabigatrán) salió al mercado en 2011 y ya dispone de «antídoto» o, mejor dicho, «agente reversor» para neutralizar su efecto, en caso de hemorragia grave o necesidad de una cirugía emergente», explica el doctor García del Egido.

Para los otros tres existe un agente reversor que aún no está comercializado en España, pero que llegará en los próximos meses. Aproximadamente un 45% de los pacientes que precisan de anticoagulantes ya son tratados con Acods: Estenosis mitral reumática; prótesis valvulares mecánicas y síndromes de hipercoagulabilidad (síndrome antifosfolípido... etc.).

Muchos pacientes se preguntan por qué no les administran uno de estos antiguolantes de acción directa en lugar del ‘engorroso’ Sintrom. Hay razones terapéuticas y también económicas. «Actualmente, los Acods se emplean en arritmias como la fibrilación o el flútter auricular y en la enfermedad tromboembólica venosa (que engloba el tromboembolismo pulmonar y la trombosis venosa profunda)», explica el cardiólogo.

Sin embargo, hay patologías para las que están aprobados pero no financiados por la sanidad pública, como la trombosis venosa profunda, aunque sí para su prevención en caso de cirugías de rodilla o cadera.

Según las Guías de Práctica Clínica actuales de la Sociedad Europea de Cardiología, los anticoagulantes de acción directa constituyen el tratamiento de elección (por delante de los anti-vitamina K) en pacientes con tromboembolismo pulmonar.

Los Acods requieren un visado para poder obtenerlos a un precio reducido. Este visado lo pueden solicitar tanto el médico de Atención Primaria como los especialistas (cardiólogos, neurólogos, medicina interna, geriatría... etc), siempre y cuando se cumplan una serie de criterios que revisan los inspectores, previo a la autorización de la receta.

Cada uno de los 4 Acods disponible en el mercado tiene 2 dosis posibles. La elección de la dosis se realiza en función de las características del paciente (edad, peso, función renal... etc). Una vez seleccionada la dosis, no se requieren controles analíticos mensuales. Se recomienda realizar al menos una analítica al año, siendo más frecuente en caso de insuficiencia renal.

«Todo esto incide en una mayor comodidad para el paciente», señala el cardiólogo. Otra ventaja de los anticoagulantes de acción directa es que presentan menos interacciones con otros fármacos que los anti-vitamina K y, además, no interaccionan con ciertos alimentos como las verduras (los efectos del Sintrom se alteran con ellas, debido a que son ricos en vitamina K). «Por tanto, son más cómodos para el paciente», son . Además, han demostrado ser al menos tan eficaces como los anti-vitamina K (en algunos casos, incluso superiores) y más seguros (menor riesgo de sangrados).

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