Diario de León

Semana Santa en León

Julio Cayón manda a los hermanitos de Jesús "directos a Santa Nonia"

La Ronda abre el programa del gran día: ya es Viernes Santo

León

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El papón leonés Julio Cayón mandó a los hermanitos de Jesús "directos a Santa Nonia", en la proclama previa a La Ronda, con la que se iniciaron esta medianoche las actividades del magno día de la Semana Santa, el Viernes Santo.

"Papones de Jesús, pueblo de León, ya se escuchan muy cercanos los toques de la Ronda. Ya se sienten en la piel y en los sentidos por su incensado aroma nazareno. Adelante, hermanos, adelante. Presta la túnica y la camisa blanca, con paso firme y el sentimiento inflamado… ¡Hermanitos de Jesús, a Santa Nonia directos!", finalizó su proclama.

"A esta hora, que roza la medianoche en la faz de la tierra leonesa", inició su aserto, "una negritud severa y levítica lo impregna todo. Cumplida la última cena de los trece, repartido el pan, el vino y las bendiciones, se aleja Jueves Santo y se abre, en líquida cascada sacrosanta, el Viernes de la Cruz".

"El tintinear amargo de la esquila, las notas de un clarín dolorido y la pena descompuesta de un tambor triste evocarán, con sus inimitables toques, fúnebres y secos, que la escarpada colina de las Tres Cruces será el límite del martirio y el inicio de la salud del alma. Y a continuación, la voz cantada, el canon mensajero, que más que anuncio es recuerdo para que la duermevela se disipe, proclamará, al concluir el último redoble, la imperecedera súplica que acelera la respiración y apresura los latidos: 'Levantaos, hermanitos de Jesús, que ya es hora'”, dijo.

La Ronda, para entonces, vestida de luto, sin mezclas ni adiciones -que es el tintado del dolor y la amargura- "acompañará a la noche leonesa desde Oriente hasta Occidente y de Norte a Sur. Desde Santa Ana al Mercado. Desde San Martín a Santa Marina. Y desde San Marcelo hasta la Catedral y San Isidoro. 

No habrá suelo, ni piedra ni barriada, vieja o nueva, que la Ronda no repise. Ni muro que lo impida. Ni rejas que la encierren. Y en este año del Señor, Jubilar y de gracia de 2022 volverá a hacerlo en carne viva y los ojos empapados por el recuerdo. Levantaos, hermanos, levantaos, que han prendido a Jesús. Levantaos hermanitos, que es la hora".

Hubo en sus palabras un recuerdo para los ausentes: "Ventura de Valdés, el abad constitutivo que honró a la cofradía en sus inicios, y desde hace unas fechas –siguiendo la estela, abacial y cósmica, de Miguel de la Puente, que nos abandonó en agosto- el solícito Arturo Labanda del Río, el último abad en fundirse -concluido su viaje sideral por el espacio- en un abrazo imperecedero con Jesús de Nazaret. Y como lo hicieran en un tiempo fenecido –y es de cristianos recordarlo- Agustín Nogal, la voz irrepetible e inconfundible de la cita rondadora. Horacio López Mateos, la maestría hecha clarín de apremiante sonido, rompiendo los vientos pasionales de León. Y, ¡cómo no!, Laurentino Urdiales, quien, en cada redoble, convertía a su tambor, destemplado y humilde, en un rosario de oraciones. Los tres, ayer puntales bienaventurados de la Ronda y hoy, como tantos otros, a la vera del Nazareno, padre y guía de sus piadosas inquietudes".

"Y dígase a los cuatro vientos, que León, que es ciudad de Semana Santa a partir de este instante, acoge las escenas más apasionadas de la mañana de Viernes Santo y su espiritualidad cofrade. Y dígase, asimismo, que la Ronda, en rezo permanente, habrá ido apagando las estrellas con sus ecos penitenciales, mientras que la adormecida luna, perdida entre lejanos neones y cometas breves, entornará definitivamente su balconada inmensa".

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