Diario de León

Semana Santa en León

"Traigo a León dos de las mejores tallas de mi obra"

El afamado imaginero sevillano Fernando Aguado analiza el Cristo de las Siete Palabras y la peana corpórea de Nuestro Señor Jesús de la Misericordia, que se presentan este sábado en León

Aguado, ante un boceto del Cristo de Las Siete palabras. DL

Aguado, ante un boceto del Cristo de Las Siete palabras. DL

León

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La cofradía de Las Siete Palabras de Jesús en la Cruz (Museo de Semana Santa, 12.00 horas) y de Nuestro Señor Jesús de la Redención (Iglesia Conventual de San Marcos, 19.30 horas) presentan este sábado el Santísimo Cristo de Las Siete Palabras, que se convertirá en La Primera Palabra y la peana corpórea de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia.

Las dos son obras del imaginero sevillano Fernando Aguado. Se suma así al selecto grupo de grandes escultores andaluces que se incorporan al patrimonio de la Semana Santa de León, especialmente rica en grandes firmas este año. Se le considera uno de los principales nombres del panorama artístico nacional. Ha firmado trabajos para la Hermandad de la Macarena de Sevilla, pero asegura que sus dos últimas obras en León tienen su más alta consideración.

¿Qué peculiaridades ofrece el Cristo de Las Siete Palabras?

Tenemos un condicionante tremendo que es que el titular de la cofradía (Santísimo Cristo de La Agonía o Cristo de los Balderas) sea obra de Gregorio Fernández. Eso son palabras mayores, independientemente de que procesionen con una copia fantástica. Gregorio Fernández debe de ser un artista de referencia para mí y para todos los compañeros. Eso pone el listón alto no, lo siguiente. En esas condiciones, lo único que puede hacer uno es lo mejor que pueda y hacer un Cristo que encaje en la obra de la escultura castellana. Es un Cristo que mira hacia arriba, porque acaba de ser crucificado y responde a los cánones clásicos, no es un Cristo modernista. Lo que pasa es que sí tiene el naturalismo que yo le impregno a mis imágenes. Dentro de mi obra, es de las mejores cosas que he realizado. Es una de mis grandes obras y me satisface doblemente porque la familia de mi abuelo nació en la provincia de León. Para mí significaba mucho tener algo en esta ciudad. Ha sido un trabajo muy complejo, no lleva el títulum puesto sino que lo lleva el romano que sostiene la escalera, pero responde al boceto que presente en septiembre del año pasado. Las personas que vinieron a recogerlo quedaron encantadas, gracias a Dios y esperemos a ver la opinión de León. Tiene una expresión muy dramática, la policromía está muy cuidada, tiene muchos matices. Yo pinto siempre con una paleta de colores muy amplia, es muy expresivo en la mirada, tiene corona de espinas... a ver qué dice la gente.

Quienes lo han visto ya aseguran que transmite un sufrimiento terrible en la expresión. ¿Es verdad?

Eso es. Intento que mis imágenes nunca pierdan el sentimiento de divinidad que tienen que tener y que invita a rezar. Las personas que vinieron a por él se quedaron muy impresionadas.

¿Por que tiene esa debilidad por los crucificados? Son sus obras maestras habitualmente...

En un crucificado no puedes tapar nada. Se ve todo. Es lo mismo que en una imagen de talla completa (se dice cuando los ropajes están tallados). El sudario está labrado y tiene su complejidad y su estudio, pero ahí está la anatomía solo cubierta por la parte que tapa la desnudez y hay proporción, dibujo, armonía, equilibrio... muchas cosas que no se pueden escapar. Por eso es tan complejo de realizar.

¿Le queda mucho del legado de Juan Manuel Miñarro?

Me quedará toda la vida porque fue mi maestro. Y siempre lo será. Pero yo creo que tengo un estilo propio. No lo digo por desmerecer, en absoluto, como usted comprenderá. Creo que tengo mi lenguaje y Juan tiene el suyo. He intentado no copiarlo absolutamente en nada. Nunca lo copié y creo que no me parezco. No lo digo en sentido peyorativo, por supuesto. Por respeto a él, quiero ser yo para bien y para mal. Está claro que todas sus enseñanzas están en mi obra. El me lo dijo: “Yo te voy a dar las herramientas para que tú seas tú, no para que me copies”. Y yo le hago caso a mi maestro.

Esta Semana Santa se estrenan en León tallas de usted, de José Antonio Navarro Arteaga, restauraciones del propio Miñarro, un manto de José Antonio Grande de León y carteles de Nuria Barrera. No es habitual esta explosión de primeros espadas en el norte del país, quizá ustedes al sur están más acostumbrados...

Por las circunstancias se van a reunir bastantes y eso no es usual. Se va a ver las maneras de vestir de cada uno, que son completamente diferentes. Aportamos cada uno una visión distinta.

¿La peana corpórea de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia de La Redención es un trabajo diferente?

Y muy difícil. Hasta extremos que yo no me imaginaba. Este puede ser uno de los trabajos más complicados que he hecho en mi vida, junto con la Virgen de Guadalupe de México que he hecho en tres dimensiones en proporción exacta con las medidas del cuadro. Eso lo hice el año pasado. Espero que se valore lo que aquí se ha realizado, porque la premisa es que la imagen no está pegada a la parte inferior, sino que está atornillada. La unión lleva un cordón de estuco que en el momento que se quitara el Cristo original de 'La Roldana' (Luisa Ignacia de Roldán, escultora del siglo XVII), saltaría. Porque está puesto superficial. Es un respeto a la obra de 'La Roldana' inicial en todo momento, pero la sensación que da es que el Cristo está realizado así. La unión se ve levemente porque esta imagen se hizo sobre una roldana que no se pensaba nunca que iba a procesionar y hay ciertos desniveles que tienen que existir, porque yo me tengo que ceñir al perfil que tengo. Pero es como si estuviera restaurada. La sensación que da es que ha estado hecha toda la vida así, lo garantizo. Imitación de color y de texturas... estamos hablando de una obra de 2022 frente a una del 1600 y pico. Son cuatro siglos de diferencia que hay que unir sin tocar lo de arriba. Al Señor se le han restaurado las fisuras principales, cambios de aquellas pestañas que estaban en mal estado... se ha retocado lo necesario. La unidad que ha creado me ha dejado súper contento de mi trabajo, porque era muy complicado y se ha conseguido.

¿Se ve que le gustan los retos?

Mucho y espero que la gente valore que eso es un trabajo muy completo.

¿Conoce la Semana Santa de León?

No ha estado nunca pero la conozco por vídeos y fotografías. La ciudad si la he visitado varias veces. Es una Semana Santa muy peculiar, creo que lo importante es tener personalidad, que eso no se puede perder. Y León la mantiene. Y creo que eso es algo bastante importante.

Se le conoce fundamentalmente por los trabajos con la Hermandad de la Macarena y por diseñar trajes de luces de Morante de la Puebla. Pero evidentemente, su aportación al arte va más allá...

No me falta el trabajo nunca, pero ahora mismo estoy desbordado. Las entregas, la complejidad de las cosas que se han hecho... Para mí tiene una explosión sentimental porque soy costalero y capataz y volver a todo esto es volver a la vida. Esta dos tallas que van para León van a tener un recuerdo muy especial en mí. Todas se llevan dentro algo de mí, a todas les guardo un recuerdo especial., Este año he terminado el misterio del Descendimiento de Hellín, que es una talla de cuerpo entero que he entregado. Es una obra muy castellana, son ya diez años de evolución y creo que ha quedado un conjunto muy interesante. El traslado del Sepulcro de Cabra (Córdoba), el Cristo del Amor de Chiclana (Cádiz), mi Nazareno de Jerez que este año ha presidido el Viacrucis y está hecho desde hace diez años... de todas guardo cosas después de la restauración. Haber restaurado el misterio de La Macarena de Sevilla, La Borriquita de mi ciudad... tengo muchas cosas que contar gracias a Dios y a todo lo que he vivido y todas se han llevado un cachito de mí. En La Macarena restauré el misterio y diseñé unas corazas diferentes... La Macarena es La Macarena.

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