Diario de León

Las 3.500 formas de ser gitano en León

Mil gitanos más en León en una década, el 1% de la población. El 8 de abril es el Día Internacional del Pueblo Gitano, un colectivo con asignaturas pendientes como la vivienda, la educación y el trabajo. Tienen voz propia y rechazan los estereotipos televisivos.

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carmen Tapia | león

Hay 3.500 maneras de ser gitano en León. Tantas como habitantes hay en la provincia, según los datos provisionales del último censo que elabora Secretariado Gitano, mil más que hace diez años. El pueblo gitano celebra mañana 8 de abril su Día Internacional con reivindicaciones concretas para mejorar las políticas de vivienda, trabajo y educación. Representan el 1% de la población en Castilla y León. Cada vez hay más jóvenes con estudios. Siete están matriculados en la Universidad de León y el curso pasado se licenció el primer gitano leonés, Sebastián Vargas Damora. Pese a los avances, el cambio es lento. Sólo el 20% de las personas gitanas terminan la ESO, una cifra que se reduce en el caso de las mujeres. Seis de cada diez personas gitanas son analfabetas. La tasa de abandono escolar está en el 60% (el de la población general es el 13%) y la tasa de desempleo es de un 36,4%. Sólo el 38,5% es asalariada, frente al 83% del conjunto nacional.

El presidente de la Fundación Secretariado Gitano, Pedro Puente, cree que el cambio tiene que venir de la sociedad. «Hay muchos estereotipos. El cambio de la percepción de la sociedad sobre los gitanos es lo más duro. El pueblo gitano es ahora mucho más estable, se han dado a conocer en los mercadillos, tiene una relación más profesional y amistosa y la mujer gitana es mucho más independiente», asegura Puente. Este sacerdote leonés licenciado en Trabajo Social recibe mañana el premio a La Concordia que le concede el Instituto de Cultura Gitana por 50 años de trabajo «con y para el pueblo gitano». «De trabajo y sobre todo de sueños de un muchacho de 21 años que comenzó soñando con hacer vida de su apellido. Ser puente. En mi caso, ser sacerdote que no dejar de ser un puente entre Dios y los hombres, vivir la concordia, la armonía entre las personas». Su primer objetivo fue que todos los niños gitanos estuvieran escolarizados. «Cuando empezamos en León sólo había cuatro personas con DNI y cuatro con el libro de familia», recuerda, «pero siguen manteniendo sus valores de ayuda, de aprecio y de clan».

La Fundación Secretariado Gitano trabaja en un estudio para conocer la situación real de los gitanos en España, informe encargado por el Ministerio de Fomento para eliminar el chabolismo. «Desgraciadamente, León es una de las provincias en las que todavía existen chabolas y eso pasa porque las administraciones locales y autonómicas no se empeñan en serio en acabar con este problema», asegura. Puente ha planteado un proyecto a la Junta de Castilla y León para eliminar las infraviviendas. «Más del 75% del proyecto podría ser financiado por Europa. Es sólo una decisión política porque las posibilidades existen».

El cambio es imparable. «Tenemos cada vez más gente preparada. Ya no hace falta que nadie hable por nosotros». Así opina María Hernández, leonesa, gitana, de Podemos y concejala por la agrupación León Despierta en el Ayuntamiento de León.

Todos los grupos políticos del Ayuntamiento de León han aprobado una moción de León Despierta «para erradicar definitivamente la desigualdad en el acceso a la educación, que debe abordarse con iniciativas urgente y eficientes, contribuir a la mejora de la cualificación profesional y el acceso al mercado de trabajo y luchar contra la erradicación de la infravivienda y los barrios segregados».

Quince familias de León viven todavía en Las Graveras (10 familias) —a orillas del río Bernesga— y en Altos del Duero (5) —frente al Hospital de León. «Pero quedan infraviviendas en la Virgen del Camino», asegura Pedro Puente.

Los gitanos de León trabajan para eliminar estereotipos. «Queremos que nos conozcan más allá de las imágenes de televisión, que muestran una falsa realidad de cómo somos». Así lo asegura Enrique Díez, El gatito, mediador social y pastor de la Iglesia Evangélica de Filadelfia de León. «Los principios de la comunidad gitana se basan en el respeto, la unidad familiar y el bien común, no esos lujos y esas faltas de respeto. Con todo, somos una cultura con elementos cambiantes. En los cuatro puntos de culto que hay en León «se refuerzan elementos para vivir en sociedad, no sólo es lo espiritual, sino que hablamos de integración social y valores éticos». Todos los gastos de la iglesia están supeditados a la ofrenda de sus feligreses.

La mayoría de los gitanos lleva a la iglesia evangélica el cadáver de su muerto para velarlo por la noche. «Nuestra costumbre es velarnos toda la noche y el tanatorio cierra a las diez. Allí llevamos a los niños pequeños, tienen que familiarizarse con la muerte, como con la vida», asegura la concejala María Hernández.

Como mediador social, El Gatito defiende la educación como el poder más sólido para acabar con las desigualdades. «Ahora la concienciación es grande. Las formas de convivencia que valieron en los años 70 ya no sirven para este nuevo tiempo».

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