Diario de León

Adiós a Lluis Llongueras, el estilista que se propuso hacer del peinado un arte

Una foto de Llongueras tomada en 2012. MARTA PEREZ

Una foto de Llongueras tomada en 2012. MARTA PEREZ

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El peluquero Lluís Llongueras, de 87 años, fundador de los salones que llevan su nombre, murió ayer a causa de un cáncer de garganta. Nacido en Esparraguera (Barcelona) en 1936, el estilista, hijo de un modisto, fue un talento precoz: comenzó su carrera con apenas 14 años y se labró una carrera internacional como creador de algunos de los peinados más ingeniosos cuando España era un erial en materia estética femenina.

Suyos fueron los emblemáticos estilismos del corte ‘paloma’ de Julia Otero o los cardados de la reina Sofía. Se le recordará por ser el pionero en crear una técnica y método para un oficio lejos aún de la profesionalización. Su secreto estribaba en cortar el cabello mecha a mecha y crear volúmenes. El método incluía técnicas a las que dio nombres especiales, como el ‘corte programado’, el ‘patch’, el ‘bicolor’..., que se hicieron populares gracias a libros y vídeos.

En los años setenta inauguró su primer salón unisex y se erigió en un referente mundial de la profesión. No en balde, fue el creador de varias franquicias en academias y establecimientos de peluquerías. Un negocio que llegó a contar con más de 20 salones propios y 50 asociados en España, además de otras 120 sucursales en todo el mundo. Todo un imperio que facturaba 45 millones de euros.

En materia salarial, impuso una retribución igualitaria entre hombres y mujeres. Llongueras podía jactarse de dignificar el estatus social de la peluquería y de introducir en el cuidado del cabello los mismos criterios de innovación, riesgo y creatividad imperantes en el mundo de la moda, sin que por ello mermara su popularidad. Las mujeres hacían cola para peinarse en su local, algo nunca visto en la España del desarrollismo. En su mérito está el haber despojado a las mujeres de moños, sombreros y pañuelos, propios de la pacatería de posguerra, y adaptar el pelo de cada mujer a su fisonomía. «No hago peinados, sino composiciones de pelo sobre las caras», decía. A finales de los años sesenta, sus pelucas de cabello natural arrollaron en la gente bien del momento.

En su mérito está el haber despojado a las mujeres de moños, sombreros y pañuelos, propios de la pacatería de posguerra, y adaptar el pelo de cada mujer a su fisonomía. «No hago peinados, sino composiciones de pelo sobre las caras», decía. A finales de los años sesenta, sus pelucas de cabello natural arrollaron en la gente bien del momento. Cual estrella del pop, se convirtió en árbitro de la estética, en cuyo auxilio acudían el Aga Khan, Carmen Sevilla, Lola Flores, Rocío Jurado, Bianca Jagger y muchas celebridades más.

Esa posición de ventaja le ayudó a que Salvador Dalí le abriera las puertas de su mundo, para quien hizo la peluca más grande del mundo, expuesta como cortina de la habitación de Mae West en el Museo Dalí de Figueres (Girona).

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