Diario de León

Malos hábitos

Los adolescentes triplicaron los insultos a sus padres en el confinamiento

El encierro disparó los malos hábitos entre los jóvenes y causó daños en la convivencia familiar que aún persisten, según una investigación

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Publicado por
Alfonso Torices
León

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Gran parte de los adolescentes españoles suspendió en buen comportamiento durante el confinamiento domiciliario por la pandemia de coronavirus. A lo largo de los tres meses que apenas se pudo salir de casa, se aislaron de su familia, redujeron su colaboración en las tareas domésticas, descuidaron algo las obligaciones escolares y empeoraron sus hábitos alimentarios, pero sobre todo, y lo que es mucho más preocupante, las familias españolas vieron cómo se disparaban las situaciones de falta de respeto y de violencia verbal hacia los padres por parte de los chicos y chicas de 14 a 18 años.

Un aumento de la violencia filial que en muchas de los casas ha persistido más allá de junio y que se ha incorporado al día a día familiar de la 'nueva normalidad', según alerta el estudio 'Adolescentes, familias y covid-19: ¿Convivencia o supervivencia?', elaborado por el grupo de expertos en salud mental juvenil Amalgama 7 y la Fundación Portal.

Se trata de un informe fruto de las conversaciones mantenidas este verano con 1.500 padres y madres de chicos de 14 a 18 años de todas las autonomías con el objetivo de conocer las consecuencias que el confinamiento ha provocado en los jóvenes y sus familias. "Más del 50% de las familias que conviven con adolescentes dicen que lo pasaron mal en el encierro y que el clima familiar ha empeorado", resume Jordi Royo, director del estudio.

El trabajo destaca dos datos especialmente preocupantes. Entre el 14 de marzo y el 21 de junio se duplicaron los adolescentes que dieron habitualmente malas contestaciones a sus padres y se triplicaron los hijos que los insultaron. Hasta el 58,3% de los padres fue objeto de malas contestaciones -28 puntos más que antes del confinamiento- y el 11,9% de los adolescentes insultó a sus progenitores, cuando era un acto de violencia que antes solo se había dado en un 3,8% de estas casas.

Las agresiones físicas a los padres fueron mínimas -solo se registraron en el 0,9% de las familias-, pero aún así aumentaron un 50% durante el encierro, pues la incidencia previa era del 0,6%. Junto a estos actos de violencia, el empeoramiento general de los malos hábitos juveniles incluyó un aumento del 60% de los hijos que se aíslan de la familia, un crecimiento del 35% de los que descuidaron sus estudios, y aumentos menores de quienes comieron peor o prestaron poca ayuda en casa, ambos sobre el 8% más.

Solo se notaron mejoras (bajadas) respecto a los consumos de alcohol y cannabis, probablemente vinculadas al mayor control parental, al estar atrapados en el domicilio. De hecho, con la llegada de la nueva normalidad y la recuperación de la calle, los consumos por los adolescentes de ambas drogas fueron superiores a los previos al encierro.

Notables secuelas Pero el punto del informe que quizás más preocupa a los expertos es que el empeoramiento de la violencia filial y de los malos hábitos registrados durante el confinamiento, lejos de desaparecer, ha dejado notables "secuelas" y ha permanecido, "pues muchos chicos han incorporado estos malos hábitos a su día a día", explica Royo. Los datos hablan por sí solos. Un 23,2% de adolescentes que antes del encierro de marzo no daban malas contestaciones a sus padres, en septiembre pasado, tras tres meses de nueva normalidad, lo hacen.

Eso significa que aproximadamente unos 550.000 chicos y chicas de 14 a 18 años han adquirido este mal hábito durante el encierro y todavía lo mantienen. En el caso de los insultos aún es proporcionalmente peor. Quienes usan la violencia verbal hacia sus padres hoy en día son el 9,7%, bastante más del doble que el 3,8% que la utilizaba antes del confinamiento, unos 150.000 adolescentes más de los que lo hacían en febrero.

El aumento de los casos de aislamiento del resto de la familia también persiste. Si en febrero era un comportamiento típico del 49,4% de los adolescentes, ahora lo es del 62,4%, trece puntos más. Jordi Royo considera que es "evidente" y "preocupante" que el confinamiento y sus secuelas han pasado una gran factura a muchos padres.

Tanto es así que, colocados ante la hipótesis de que en los próximos meses tengan que volver a vivir un nuevo encierro domiciliario, hasta el 60% de las familias indica que ahora sería "más difícil" ejercer su función de padres ante nuevos conflictos de convivencia y el 51,3% de ellos tiene claro que, en esa tesitura, "el clima familiar empeoraría".

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