Diario de León

«Agua caliente para el calor», el infierno de la Cañada Real

Cuatro mil vecinos del asentamiento en Madrid, entre ellos 1.800 niños que llevan ya un año y nueve meses sin luz, sufren condiciones insoportables este verano sin medios para hacer frente a las olas de calor

Una mujer, a la puertas de su vivienda en el poblado de la Cañada Real, en Madrid. FEDERICO SEGARRA

Una mujer, a la puertas de su vivienda en el poblado de la Cañada Real, en Madrid. FEDERICO SEGARRA

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EFE

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Cuatro mil vecinos de la Cañada Real —entre ellos, 1.800 niños— que llevan ya un año y nueve meses sin luz sufren condiciones insoportables este verano, disponiendo únicamente de «agua caliente para refrescarse», relatan residentes del asentamiento.

A la falta de electricidad se suman desde junio los «cortes de agua potable durante el día», asegura Elena, de 65 años y vecina del sector 6 de la Cañada Real, que se levanta a las cinco para bañarse y llenar los envases para tener con qué limpiar, cocinar y hacer las tareas domésticas.

«A las cinco de la mañana llega el agua y se va a las nueve, debo tomar un baño y refrescar a mis cuatro perros para aguantar el calor del día», cuenta la mujer, que vive con su hijo y su nuera. Ambos salen a trabajar mientras ella «resiste» en casa «sin agua potable, ni electricidad, ni ventilación» este calor que algunos días supera los 40 grados.

Como Elena, los residentes en el sector 6 de este asentamiento sobreviven como pueden, sin servicios básicos, en condiciones de vulnerabilidad y muchos de ellos sin más protección que la sombra de sus chabolas, que a menudo se convierten en «hogueras infernales».

«Lo estamos pasando fatal. Intentamos distraernos para no morirnos de calor. Me voy al trabajo muy temprano, cuando la casa está oscura, sin luz. Regreso cansada y no hay luz, agua fría ni aire acondicionado, no podemos usar la nevera», cuenta Samaritanka, otra vecina del sector 6, el más empobrecido.

En su casa viven seis personas, tres adultos y tres niños. Pero la más afectada, desde el inicio del verano, es su hermana, embarazada de cuatro meses, que a menudo se tumba en el sofá porque la falta de agua fría la sobrecarga.

«Tenemos que echarle agua encima todos los días porque, si no, se desmaya. Pero el agua que tenemos, que recogemos en la mañana, sale caliente y permanece caliente. Nos tenemos que refrescar del calor con agua caliente», lamenta.

Samaritanka menciona, además, que solo en su zona viven cuatro embarazadas con las mismas complicaciones que su hermana.

A ella, como a otras vecinas, les preocupa la llegada de septiembre, cuando los niños vuelvan a clase, aún esté haciendo calor y los hogares continúen sin servicios básicos.

«Como pasamos mal en invierno, también pasamos mal en verano, porque las temperaturas son extremas. Y cuando se vaya el calor vendrá el frío, el barro y hay que lavar la ropa de la escuela y no hay tanta agua. Para las autoridades hemos dejado de ser seres humanos», destaca.

Según el último censo de la Comunidad de Madrid, recogido en el Pacto Regional por la Cañada aprobado en 2017, en los seis sectores de esta vía pecuaria se asentaban 7.283 personas, de ellos 2.548 menores, en cerca de 2.700 viviendas a lo largo de los 14 kilómetros que atraviesan tres municipios: Madrid, Coslada y Rivas Vaciamadrid.

Para Luisa Sánchez, del sector 5, «el corte de agua fue justamente cuando empezó el verano para ver si dejamos nuestras casas. El corte de la luz viene desde hace años y desde entonces muy pocos tienen energía, pero no les alcanza ni para conectar ventiladores», pese a que llevan años reclamando que el Gobierno regional les «permita pagar los servicios básicos» para tener acceso completo.

Asegura que no alcanza a calcular cuántos golpes de calor ha habido en la Cañada, pero han sido «muchos, sobre todo en mayores y niños, incluso el desmayo de una mujer».

En verano, como en invierno, varias madres han tenido que «dejar a sus bebés en casas de familiares fuera de la Cañada», indica esta vecina, una de las pocas que tienen una parcela con árboles, donde salir a refrescarse y, aun así, ella misma sufrió un golpe de calor hace unos días, «tenía náuseas, se te sueltan las tripas y no puedes comer».

Ella, junto a su esposo, lleva viviendo 22 años en el sector 5 donde una mayoría de vecinos «compró la parcela con todo lo que tenía» y, aunque sabía que carecía de legalidad, las circunstancias la llevaron a plantarse ahí a criar a sus dos hijos.

«Para este terreno pagué 56.000 euros. Está claro que hemos construido nuestras casas en terrenos ilegales, pero no pueden obligarnos a irnos de esta manera, cortándonos los servicios», menciona.

SIN AYUDA SOCIAL EN VERANO

Las agrupaciones vecinales que llevan años luchando por permanecer en estos terrenos cuentan que «en verano la situación es a veces peor que en invierno», porque las asociaciones de ayuda social que suelen echarles una mano durante el frío no lo hacen en temporada de calor por la falta de personal y voluntarios que se van de vacaciones.

Ni la Comunidad de Madrid ni los ayuntamientos de la zona han ayudado a mitigar el calor de estas familias, aseguran los vecinos. Fuentes del consistorio de Rivas Vaciamadrid aseguran que no existe un programa específico de ayudas a las familias de Cañada por la ola de calor y que ni siquiera hay demandas en ese sentido de los servicios sociales.

«En todo caso, la población de Cañada accede, como el resto de la población, a los programas de ayudas del Ayuntamiento de Rivas, como las bonificaciones en campamentos urbanos, las ayudas de alimentos, de farmacia y transporte, de acceso a internet y otras ayudas económicas para familias en situación de vulnerabilidad», explican.

Desde 2007, el Gobierno regional inició un plan de realojos para las familias más vulnerables del sector. Sin embargo, cuenta Luisa Sánchez, «a medida que hay más realojos, hay más familias en situaciones de pobreza extrema llegando a la zona», lo que impide que el Gobierno alcance a solucionar la situación de quienes no viven en ‘covachas’.

«Y como cada vez hay más gente, los recursos básicos son cada vez menos y por mucho que nos corten la luz y por mucho que nos corten el agua, vamos a tener que aprender a resistir porque no tenemos otro sitio a donde ir», concluye.

En junio, la Comunidad y el Ayuntamiento de Rivas anunciaron que destinarán 1,7 millones de euros para realojar a quince familias de los sectores 4 y 5 en los próximos dos años, que se distribuirán por toda la región.

Hasta julio ya habían sido realojadas 131 familias del sector 6 y está en camino el realojo de 160 más.

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