Diario de León

Agua de León para la sed de África y Asia

Solidaridad es el ingrediente que añade la empresa social Auara al manantial Carrizal II, en el municipio de Cuadros, para poner en marcha un proyecto cuyos beneficios se destinan a promover el abastecimiento y saneamiento en el tercer mundo.

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A. Domingo | León

La financiación de proyectos de abastecimiento y saneamiento de aguas en países en vías de desarrollo es el valor añadido del agua mineral natural que la Auara Empresa Social, S.L. envasa en Cuadros, en el manantial el Carrizal II, sobre el que se levanta la planta de Zerep Carbónicas y Aguas, S.A. —término de Cuadros—. Agua de León para promover la mejora de sociedades alejadas aún del estado del bienestar que despilfarra occidente.

El germen de Aura nació hace dos años y medio en Etiopía —donde escasea este bien—, de la experiencia en oenegés de sus fundadores, explica, el ingeniero industrial Pablo Urbano. Llegar a León buscando «agua de primera calidad» es otra aventura para una empresa «que destina el 100% de sus dividendos» a facilitar el acceso al agua de la población allí donde abrir un grifo no es un gesto cotidiano.

Huyendo de las guerras del agua —más de 700 millones en el mundo no tienen acceso a l agua potable, según la ONU—, Aura no elude la lucha, sino el dramatismo. «Nos alejamos de lo tópico, ofreciendo la alegría de ayudar».

El agua con valores, como la definen sus creadores, necesitaba unas características que la trajeron a León: Un buen sabor, un PH alcalino y un bajo contenido en sodio como recomiendan «distintos estudios médicos para que sea ideal en la elaboración de alimentación infantil y dietas pobres en sal, como las que siguen quienes sufren hipertensión arterial. También destaca por su bajo residuo seco y su sabor es bueno, característico», explicó Urbano.

Dar con el manantial más adecuado no fue sencillo, aunque quizá menos trabajoso que lo que muchas mujeres y niños deben hacer a diario para abastecer sus hogares. La empresa, con domicilio en Madrid, visitó manantiales «en diferentes provincias del país, de norte a sur y de este a oeste. Finalmente, nos inclinamos por la de León, que no es precisamente la más óptima por su situación para el transporte, pero es tan especial que nos decidimos por ésta».

Pablo Urbano destacó la «alta capacidad del acuífero elegido», del que se pueden obtener «centenares de millones de litros», gracias a los aportes que recibe en forma de filtraciones, lo que permite su explotación sin agotar el recurso. Además, su composición mineral del agua se mantiene estable, gracias al origen subterráneo del agua. La empresa social valora también que no se somete el fluido a ningún tipo de tratamiento químico ni térmico por su origen totalmente natural, así como el control estricto al que se somete el manantial —99 laboratorios han analizado el brote—.

Ninguno de los tres fundadores de Aura es leonés. A Urbano se suman arquitecto Antonio Espinosa —mantiene amistad desde la infancia—, y el ingeniero de minas Luis de Sande, «al que pedimos ayuda para establecer las bases legales y financieras de la empresa».

Lazos familiares lejanos unen a Pablo Urbano con Ponferrada. Conoció el Bierzo de niño, pero «hacía muchos años que no visitaba León y toda la zona del manantial es una maravilla», destacó. A esto se añade que Zerep Carbónicas «nos cuida mucho y son buenos profesionales».

Tormenta de arena

Auara. Al pronunciarse suena a goteo profundo y, sin embargo, es uno de los vocablos más antitéticos a la transparencia que evoca en una botella. En amhárico, lengua oficial en Etiopía, significa tormenta de arena en el desierto, como las que se desencadenan en Afar, el lugar más cálido y seco del planeta, que se sitúa en este país del cuerno de África. Para aplacar sus rigores, la empresa española ha embotellado ya «127.000 litros de agua de primera calidad» y leonesa o, lo que es lo mismo, seis camiones llenos de un envase especialmente diseñado para gustar al consumidor y ocupar menos espacio, de forma que el palet alberga un 20% más de producto, «porque el agua pesa mucho y viaja muy mal», como sabe todo el que la ha tenido que acarrear, hace no tantos años en los pueblos de la provincia.

El valor añadido al contenido gana valor social precisamente en la presentación del producto. Auara es la primera marca europea que fabrica sus botellas con plástico procedente en su totalidad del reciclaje.

El agua de la solidaridad —cuyo precio de venta al público recomendado es 50 céntimos por botella de medio litro— está dirigida al público español, de edad comprendida entre 25 y 34 años y, en su mayor parte, mujeres, indica Pablo Urbano. Sin embargo, el comercio electrónico da un vuelco a los planes iniciales y las botellas se pueden adquirir en toda Europa gracias a Amazon, plataforma en la que los varones ganan en volumen de compra a las féminas. Además, la red amplía la horquilla de edades, rebajándola hasta los 18 años.

Además de en otros canales de distribución, Auara está ya en restaurantes, hoteles y cafeterías y se ofrece a las empresas «como agua corporativa». De momento, el consumidor leonés sólo puede comprar Auara a través de Amazon, mientras la marca teje su red comercial.

La inversión en el proyecto «no nos va a permitir tener beneficios en el primer año de funcionamiento», motivo que no ha impedido a la compañía atender dos proyectos que bien podrían ser los que, más adelante, espera financiar con la totalidad del dividendo.

El primero de estos tiene como destino una escuela de Tamarou, en la República de Benín. Ni el centro escolar, de cuatro aulas, ni las poblaciones cercanas disponen de agua potable, por lo que las enfermedades por beber aquella que está contaminada producen un elevado absentismo escolar. Gracias a la construcción de un pozo, con bomba manual, los 510 alumnos tendrán acceso gratuito a un agua de calidad. El objetivo no es otro que evitar las enfermedades que hacen perder tiempo de estudio y la inversión asciende a 12.110 euros.

Camboya acoge la segunda iniciativa. Se trata de un colectivo de 277 personas de la localidad de Roka, apartadas de la sociedad por haberse infectado con el virus del sida «a consecuencia de una mala praxis médica —el uso de una jeringuilla sin desinfectar—», explica Pablo Urbano. 28 familias, con al menos uno de sus miembros infectado, viven aisladas a consecuencia de su enfermedad. 4.752 euros son suficientes para dotarles de diez letrinas con sus duchas les ayudarán a prevenir otras enfermedades. Además, la medida permitirá «que disminuyan los ataques sexuales a las mujeres, que se producen cuando van al río a lavarse».

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