Diario de León

¿Algas en las playas? Sí, gracias

Marina Gómez Rodríguez se ha doctorado en la Universidad de Vigo con una novedosa tesis que demuestra que las algas enriquecen los áridos suelos de las playas a un nivel equiparable a las selvas tropicales.

El uso de un medidor de CO2 es pionero en la investigación sobre algas. DL

El uso de un medidor de CO2 es pionero en la investigación sobre algas. DL

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ana gaitero | león

Ni las playas son simples montones de arena, ni las algas son suciedad. Es más, una playa con algas es una playa sana. Lo afirma la leonesa Marina Gómez Rodríguez, que acaba de doctorarse en Ciencias del Mar con una tesis en la que investigó el papel ecológico que tienen los varamientos de algas sobre el ecosistema de playas estuáricas protegidas.

Durante dos años y bajo la dirección de Jesús López y Mariano Lastra, del departamento de Ecología y Biología Animal de la Universidad de Vigo, estudió la cantidad, localización y composición específica de los depósitos de algas que llegaron a cuatro playas de Galicia. Analizó el efecto de las algas sobre la biodiversidad de las playas y determinó las especies de organismos asociadas a los procesos de degradación de estas acumulaciones vegetales sobre la arena.

En un experimento de campo analizó la degración de las algas en la playa. Durante 43 días evaluó el papel de los organismos que habitan la parte superior y midió los flujos de CO2 asociados.

Los resultados apuntan que «la supervivencia de la mayor parte de la biodiversidad en la parte alta de las playas depende en gran medida del varamiento y descomposición de las algas que quedan depositadas sobre las playas», explica.

Los depósitos de algas crean un «punto caliente» con «una actividad química y biológica espacialmente distinta a la de su alrededor» hasta el punto de que alcanzan valores de metabolismo «similares o incluso superiores a los medidos en algunos de los suelos más productivos del planeta como los bosques húmedos tropicales», añade.

Las playas, al carecer de materia vegetal adherida a su sustrato, serían suelos con una baja producción primaria de ecosistemas si no fuera por los depósitos de algas que llegan con las tormentas y temporales. Las algas «permiten unos valores de biodiversidad y unas tasas de reciclado de nutrientes que en su ausencia serían imposibles de mantener», aclara.

Los depósitos de algas son muy importantes, por ejemplo, para mantener las dunas pues actúan como «trampas» de sedimento creando pequeños reservorios de arena que pueden evolucionar como dunas o protodunas.

Marina Gómez Rodríguez ha identificado hasta diez especies de insectos que se crían en estos acúmulos de algas, por lo que otro de sus principales valores es que sirven de refugio o lugar de cría para una gran diversidad de organismos.

Asimismo, las algas suponen la más importante fuente de energía y nutrientes para la fauna de las zonas superiores de las playas. «De hecho, estos arribazones de algas constituyen la base de un complejo sistema trófico que proporciona diferentes vías para la transformación de nutrientes desde estos aportes externos de algas hasta los consumidores primarios y secundarios (crustáceos, insectos, etc.) e incluso más arriba de la cadena trófica (peces, aves marinas e incluso reptiles de las zonas dunares)», explica.

Los compuestos que liberan las algas en su proceso de descomposición sirven de alimento para bacterias y diatomeas o del fitoplancton y la fauna filtradora, como los moluscos bivalvos cuando son eliminados hacia la zona de barrido.

La información obtenida en esta tesis es crucial para las playas gallegas, con sus singulares rías (antiguos valles fluviales ocupados por el mar). Son muchas y en torno a ellas se existen gran cantidad de actividades, como el marisqueo de moluscos bivalvos.

Los ecosistemas de las playas son únicos, al igual que su biodiversidad es exclusiva de esta parte del planeta. «La mayor parte de las especies que habitan las playas son características de estos ecosistemas y no se encuentran en ningún otro ambiente. Por ello su conservación y mantenimiento debe ser prioritaria», subraya la investigadora leonesa.

Lo que pasa en las playas no se reduce a este espacio al que, con la llegada del verano, la gente acude en masa para disfrutar del descanso y broncearse. Marina Gómez Rodríguez recuerda que las playas no sólo ayudan a mantener los sistemas dunares limítrofes, sino que su interacción física y biológica alcanza a otros ecosistemas al actuar de enlace entre los acuíferos terrestres y las aguas océanicas «a través de la descarga de agua subterránea rica en nutrientes».

La contaminación o la pérdida de biodiversidad que se produzca en las playas tiene consecuencias más allá de estos bancos de arena aparentemente estériles.

Las playas, por otro lado, tienen un importante valor socioeconómico por lo que aportan a través del turismo o actividades como la pesca, el marisqueo y la industria. «En particular, la costa gallega presenta una gran cantidad de asentamientos humanos directamente relacionados con el mar debido a la gran longitud de su costa, su morfología, la riqueza biológica de sus aguas y su situación estratégica», subraya.

El aprovechamiento para el marisqueo es una de las actividades más típicas de las playas gallegas y a su vez una de las que más conflictos mantiene con las algas. «Estas proliferaciones de algas están relacionadas con los procesos de afloramiento de aguas que se producen en esta costa y que fertilizan el medio, mediante el ascenso de agua profunda rica en nutrientes», explica.

Sin embargo, la eliminación de los depósitos de algas es una práctica muy extendida en estas playas. Los aluviones de algas «son un problema para los bancos de moluscos bivalvos, ya que cubren la superfie de sedimento durante la bajamar provocando la muerte de los moluscos por asfixia», admite.

«Las algas no se deben de quitar, aunque hay playas que ya están perdidas porque ya están muy urbanizadas», apunta. En casos concretos, para conciliar los diversos usos, aconseja que las algas se retiren de forma manual, pero nunca con medios mecánicos que arrasan con toda la riqueza que conlleva. «Sería buena retirarlas y dejarlas en algún lugar de la playa», comenta la investigadora leonesa.

LEONESA DE MAR. Marina Gómez Rodríguez realizó trabajos de campo y experimentos durante dos años para analizar los efectos de las algas sobre las playas gallegas. DL

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