Diario de León

«En el arte y en la vida, a las mujeres nos exigen mucho más»

Una leonesa en la Bienal Internacional Textil. Virginia Calvo Soler, madrileña de nacimiento y berciana de origen y crianza, ha sido seleccionada por su obra ‘Líneas de sangre, caminos de vida’ para la X Bienal Internacional ‘25 años de WTA’ de Arte Textil Contemporáneo que se inauguró ayer y se podrá ver en el Est_Art de Alcobendas (Madrid) hasta el 5 de noviembre.

Las hijas de Virginia Calvo, Laura y Raquel, han tomado parte en ‘Líneas de sangre’. BENITO ORDÓÑEZ

Las hijas de Virginia Calvo, Laura y Raquel, han tomado parte en ‘Líneas de sangre’. BENITO ORDÓÑEZ

León

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Una nómina de 25 artistas —99% mujeres— de Estados Unidos, Venezuela, Costa Rica, Argentina, México, Uruguay, España, Chile, Colombia, Brasil, Turquía, Corea, India, Bolivia, Italia participan en la X Bienal Internacional ‘25 años WTA’ en la que se celebra el cuarto de siglo de la World Textile Art-WTA, fundada en el año 1997 por la artista textil colombiana Pilar Tobón.

La artista leonesa Virginia Calvo, con raíces en Bembibre, y reconocida por su vinculación a Tráfico de Arte, sus land art, que ha expuesto en los dos últimos años en el Musac, ha sido seleccionada por segunda vez para esta bienal que pone de relieve el arte textil contemporáneo.

Presenta la obra ’íneas de sangre, caminos de vida , tejida a partir de las venillas que surcan las piernas de las mujeres —las de su madre, pintadas por ella, y las suyas propias, por sus hijas— a partir de cierta edad y sobre todo tras los embarazos, y que estrenó en la exposición Coser la vida, que se pudo ver en la sala Provinciaa del ILC este verano. Virginia Calvo cose la vida a través del arte desde antes de imaginarse artista. Empezó a pintar con la aguja cuando de niña aprendió a hacer vainica y sencillos bordados junto a su madre y en el colegio de monjas de Bembibre donde se educó.

A lo largo de toda su trayectoria los bordados han salpicado su obra, que empezó con grabados, y cada vez han ido tomando más espacio y tiempo de su creación artística. Ahora de modo especial porque pasa muchas horas con su madre con alzhéimer y a través de hijos y tejidos consigue establecer una conexión con ella.

«Hace unos meses leí un artículo que se había puesto de moda la costura y lo textil en el arte. Yo llevo veinte años, toda la vida, utilizando la tela», puntualiza. Una actividad vinculada a la mujer desde la antigüedad que, a partir de los años 60 muchas mujeres llevan a las creaciones artísticas contemporáneas, al tiempo que se abren paso con nuevos formatos artísticos como performances y videocreaciones en un mundo copado por hombres en el terreno de la pintura y la escultura.

«No es que empiece a estar valorado, está un poco más de moda y es más visible. Para nosotras, salir adelante es más costoso, nos exigen mucho más, en el arte y en todas las facetas de la vida. Siempre se lo digo a mis hijas, aunque ellas son muy optimistas», subraya.

«Al retomar la exposición del Musac sobre Tráfico de Arte fue cuando descubrí que llevaba haciendo esto de una manera diferente, utilizando las palabras y la costura y el bordado prácticamente desde que empecé», reflexiona. «Aunque hacía grabado siempre bordaba algo o cosía el grabado a un bastidor».

Como una especie de filosofía de vida, utiliza siempre ropa usada. «Por una lado la ropa nos identifica, está cargada de memoria, de tu vida y experiencias; y por otro lado, es reutilizar un material con visión medioambiental. ¿Para qué voy a comprar cosas si tengo a mi alcance de mi mano ropa cargada de significado?», explica.

Normalmente, trabaja con telas propias o de sus hijas: «Trabajo con mi ropa porque forma parte de mi vida, es algo muy íntimo», confiesa, aunque también ha hecho intervenciones con ropa usada de gente que no conocía de nada, como en Oreadas de la Facultad de Filosofía y Letras de León o El muro de las lamentaciones en Burgos.

Líneas de sangre , la obra que lleva a la X Bienal Internacional de Arte Textil Contemporáneo, entrelaza el cuerpo femenino con los hilos rojos. La sangre con la tela y las emociones que desde la infancia van atravesando la vida. «De pequeña veía esas varículas que tenía mi madre en las piernas y lo vinculaba con la enfermedad y el dolor, con que le podía pasar algo malo., Cuando me quedé embarazada, me empezaron a salir a mí», explica.

«Cuando mi madre empezó a tener deterioro cognitivo, empecé a hacer proyectos muy relacionados con ella y conmigo y se me ocurrió dibujarle esas líneas que tanto me llamaban la atención de pequeña». El resultado fue sorprendente porque «cuando las sacas de la piel, son líneas muy bonitas, es una composición lineal. Yo se lo dibujé a ella y se me ocurrió que mis hijas me lo hicieran a mí», señala la artista.

Un proceso que comenzó mucho antes de la pandemia y que cuajó a lo largo del confinamiento como una forma de conexión con su madre. «Yo las fotografío, las dibujo en papel, lo traslado a la tela y luego las bordo con la máquina de coser».

Líneas de sangre nació como un proyecto participativo y así continuará en la Bienal Internacional de Arte Textil. El 2 de noviembre Virginia Calvo dirigirá un taller en el que se puede participar de forma gratuita. En el arte «cuando trabajas desde ti y eso trasciende hay mucha gente identifica» y en los procesos compartidos «ves que hay gente que ha tenido los mismos miedos, las mismas preocupaciones y las mismas huellas en el cuerpo que tú».

El arte puede transformar la mirada sobre el propio cuerpo y el ajeno. Recuerda el caso de una mujer en Móstoles que le comentó que había vivido con mucho complejo la aparición de esas líneas en sus piernas y al ver la exposición se dijo: «Qué bonito es lo que tengo en mi cuerpo. Tiene un significado que nadie me ha enseñado a verlo».

La costura como actividad feminizada se convierte en una herramienta de empoderamiento feminista en trabajos como los de Virginia Calvo y otras artistas. «Hay mujeres que han hecho cosas maravillosas siempre vinculadas con el hogar y reivindicarlo de una manera distinta está en mi trabajo. Me vincula con el mundo de mi madre y de la mujer en general», subraya.

Un mundo de agujas, hilos y telas del que le separó la adolescencia cuando «rompes con todo y no te gusta nada de lo que te han enseñado y luego vuelves a ello de manera natural». Virginia Calvo siempre ha estado con lo femenino en su obra. Por ser mujer y por su inspiración en la naturaleza: «Siempre he buscado mis pautas de trabajo o me he inspirado en cualquier manifestación de la naturaleza, especialmente y durante muchos años en la flor , asociada con lo femenino por su receptividad de otros elementos que la fecundan», como dice en su presentación de la bienal. La espiral, los árboles —a los que rindió homenaje especial en su Bosque de Ninfas en Bercianos del Real Camino— son otras constantes de su obra que también están presentes en Líneas de sangre, caminos de vida.

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