Diario de León

OPINIÓN Rafael Torres

La búsqueda de desaparecidos

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León

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No existe en España ninguna fuerza o brigada policial especializada en la búsqueda de desaparecidos. Las hay de estupefacientes, antiatracos, de asuntos internos, de delitos tecnológicos, anti-mafia, ecológica, de tribus urbanas, de casi todo lo habido y por haber, pero diríase que la desaparición de personas, y son muchos los que cada año desaparecen en nuestro país, no suscita la acción de organizar una o varias de esas secciones policiales dedicada específicamente al rastreo de los ciudadanos, menores de edad y ancianos sobre todo, que desaparecen sin dejar rastro. Pero toda desaparición deja, a poco que haya especialistas bien equipados de medios que lo busquen tenazmente, un rastro, si bien ese rastro acaso no emerge durante esas primeras jornadas en que se realizan las investigaciones iniciales, las batidas y los rastreos. Ocurre hoy que los policías o guardias civiles que se ocupan de las desapariciones llevan la investigación simultánea de muchos otros casos distintos, de modo que esa dispersión conduce inevitablemente, cuando al principio las pesquisas no prosperan, al desanimo, empantanándose así la resolución del suceso. Si hubiera, como debería haber y no hay, una sección dedicada en exclusiva a la búsqueda de desaparecidos, el trabajo de búsqueda se concentraría y se obtendrían mejores resultados, por no hablar del acopio de experiencia y de la alta especialización que generaría. Pudiera parecer, en el asunto que nos ocupa, que como no hay cuerpo, no hay delito. No se puede establecer, desde luego, que lo hay, pues siempre cabe la esperanza de hallarnos ante una desaparición voluntaria o, cuando menos, luctuosa, pero sí se debe establecer que la trascendencia y la envergadura del suceso de desaparición es enorme. Venimos al mundo, se nos registra trascendiendo el mero acto administrativo y, en ese registro, así como en la conciencia de los demás, ha de quedar constancia de nuestra despedida. Nadie se esfuma, no existe la autocombustión de los cuerpos.

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