Diario de León

El calor urbano causa una de cada diez muertes estivales

España podría evitar la mitad de estos fallecimientos si el 30% del suelo del centro de las grandes ciudades fuesen arbolados

Contaminación en Barcelona en 2019. QUIQUE GARCIA

Contaminación en Barcelona en 2019. QUIQUE GARCIA

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Los centros de las grandes ciudades matan cada verano. Las islas de calor, las áreas del núcleo urbano que por exceso de hormigón, vehículos y asfalto y falta de zonas verdes sufren de forma permanente temperaturas muy superiores a las de la periferia, son las responsables de aproximadamente una de cada diez muertes registradas en las principales capitales españolas entre junio y agosto. Así lo certifica un estudio europeo publicado por la prestigiosa revista The Lancet y coordinado desde el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), la alianza científica impulsada por Fundación La Caixa.

Las olas de calor son fenómenos ocasionales y de duración limitada. Sin embargo, el trabajo de los investigadores de ISGlobal, con datos recogidos en las 93 principales ciudades europeas, demuestra que las islas de calor, con sus temperaturas estivales muy elevadas, provocan daños semejantes a la salud de los vecinos de las grandes urbes, porque, aunque no elevan el termómetro hasta registros tan extremos como las olas, causan sofocos permanentes. Se sufren todo el verano.

Moles de hormigón

El informe responsabiliza a las islas de calor de las nueve principales metrópolis españolas de 1.384 muertes de media entre junio y agosto, lo que supone uno de cada cinco fallecidos achacables a este fenómeno en las 93 urbes europeas analizadas (6.700). La mayor letalidad detectada en los núcleos urbanos españoles, factor que comparten con todo el sur del continente, está vinculado, entre otros elementos, a las también mayores temperaturas medias estivales que soportan.

Seis de las nueve capitales españolas investigadas pueden explicar a través del exceso de temperatura de las islas de calor, en las que ni siquiera refresca por las noches, más de uno de cada diez fallecidos del verano. El fenómeno tiene en estos lugares entre dos y tres veces más peso sobre la mortalidad estival que en el resto de Europa. Destaca la proporción de muertes veraniegas achacables a este factor en Barcelona (14,8%), Málaga (12,4%), Madrid (12,3%) y Palma de Mallorca (12%); seguidas de Sevilla (10,5%), Valencia (10%) y Murcia (6,4%); y con Alicante (1,3%) y Bilbao (2,2%) como únicas grandes urbes españolas con menos proporción de fallecidos que el 4,3% de la media continental.

El informe indica que las islas de calor afectan en España por lo general a más del 75% de los vecinos de las principales ciudades —en Málaga y Bilbao a la práctica totalidad— y que elevan la temperatura de estas zonas entre un grado y grado y medio con respecto a la periferia urbana, con máximas de hasta tres grados en puntos de Málaga.

La elevada tasa de mortalidad puede ser paliada si esos municipios refrescan con arbolado al menos un 30% de su superficie. Si los responsables urbanísticos adoptasen la recomendación en todo el continente se evitaría un tercio de los fallecimientos derivados de este fenómeno, beneficio que en las grandes ciudades españolas sería aún mayor, pues con el descenso de temperatura causado por las arboledas se ahorrarían hasta la mitad de las muertes actuales.

Los cálculos de los expertos son que esta proliferación de zonas verdes en los núcleos urbanos salvaría unas 673 vidas cada verano en las principales capitales españolas. Las urbes más beneficiadas serían Palma y Murcia, donde el descenso de los fallecimientos sería del 90% y el 85%, respectivamente, y Barcelona, con un 59% de ahorro de vidas. Este alto porcentaje de árboles rebajaría la temperatura de las islas de calor en al menos medio grado, con zonas de más de un grado de reducción en Madrid, Palma o Murcia.

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