Diario de León

Adicciones

La cara B del alcohol en la pandemia

Más ayuda para dejar de beber. La pandemia ha pasado factura a los hábitos sociales y aunque el confinamiento ocultó las ‘conductas refugio’ con la desescalada afloró la cara B del alcohol. La Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de León (Arle) ha recibido un 15% más de demanda de ayuda con significativa afluencia de jóvenes.

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Hoy se celebra el Día Mundial Sin Alcohol, una fecha en la que se recuerda que el 5% de las muertes ocurridas en España —unas 300 en León— están relacionadas directa o indirectamente con el alcohol.

La OMS eleva esta cifra de mortalidad a un 13,5% entre jóvenes de 20 a 35 años. Y hasta un 30% en el caso de las muertes en accidentes de tráfico tiene detrás un consumo excesivo de alcohol.

La pandemia ha agudizado los problemas con el alcohol. Después de los meses de confinamiento, en la asociación Alcohólicos Rehabilitados de León (Arle) han palpado esta realidad con una mayor demanda de ayuda por parte de la población, especialmente la más joven.

Una droga legal

«El alcohol es perjudicial incluso en consumos moderados. El vino también»

Un total de 216 personas con enfermedad alcohólica participan en los programas terapéuticos de Arle y 122 familiares en los programas de apoyo. Son 32 personas más que el año pasado, lo que significa un aumento del 15%. Para Aurelio Gil, presidente de Arle, es la muestra de la cara B del alcohol durante esta pandemia.

«Los medios en general han mostrado la cara A del alcohol; los momentos asociados a la celebración, los brindis en los balcones los vermús y las cervecitas. Nos han contado con cierta gracia cómo se agotaban las bebidas alcohólicas en los supermercados junto con el papel higiénico y la levadura como que fuera tan inocuo como estos productos, y hemos visto cientos de memes súper graciosos relacionados con el vino y el cubata como única alternativa para soportar el encierro», subraya.

La cara B, recalca, es muy otra. «La que vemos a diario en la asociación, la que sufren muchas familias y muchas personas en su día a día: el empeoramiento de la salud física; empeoramiento de la salud mental; violencia familiar y violencia de género (el alcohol actúa como desencadenante en numerosas ocasiones de violencia de todo tipo); evolución de la dependencia ( muchas personas que se encontraban en situación de riesgo han desarrollado la adicción)... y podríamos seguir enumerando muchas más», indica.

Facilita los contagios

El alcohol disminuye la percepción del riesgo y hay desinbición con mascarillas y distancia»

Según la encuesta de Morbilidad Hospitalaria del INE cada año se diagnostican en León en torno a 30 casos de enfermedad alcohólica del hígado y aunque tan solo aparecen 12 diagnósticos recogidos de trastornos mentales relacionados con el consumo de alcohol, se cree que son muchos más los que pasan desapercibidos bajo las etiquetas de las enfermedad mentales.

Aurelio Gil alerta también de las conductas de riesgo respecto a la pandemia que supone el consumo de alcohol. «Seguro que hemos leído alguna noticia surrealista de personas que se saltaban el confinamiento y les han pillado conduciendo bebidos bajo los efectos del alcohol… hay personas que han sido conscientes de la necesidad de beber durante este año cuando realmente les han faltado los vinos de mediodía y la tarde, los cubatas del fin de semana, las cervecitas y los chupitos», señala.

No sólo durante el confinamiento, sino también en la nueva normalidad, el alcohol hace estragos. «No nos olvidemos de que en la nueva normalidad seguimos con el consumo de alcohol como forma de ocio lo que se traduce en que bajo los efectos del alcohol la percepción del riesgo disminuye y hay cierta desinhibición con lo que adiós mascarillas, adiós distancia de seguridad y hola abrazos, exaltación de la amistad, durante reuniones familiares y botellones (¿aumenta esto la posibilidad de contagio o no?)», enfatiza.

Aurelio Gil es una de esas personas que un día, ya hace unos cuantos años, decidió decir basta ya al alcohol y ahora se dedica a ayudar a otros a que lo dejen no sólo como presidente de Arle, sino como uno de sus voluntarios más activos que promueve las actividades culturales dentro de las personas que acuden a rehabilitación o han completado el ciclo.

«El abuso y la dependencia del alcohol son un problema de salud pública. Espero que a partir de este fatídico 2020 en donde superar la crisis de la covid-19 sea prioritaria y la cara B del alcohol deje de ser invisible», recalca.

Terapias adaptadas

La pandemia ha trastocado la forma de trabajar en Arle, pero en ningún momento han dejado de impartir las terapias. Han tenido que renunciar, eso sí, a los grupos grandes que conversan en espacios pequeños, una de las piedras de toque de su programa. También han tenido que renunciar a las actividades de socialización como tocarse, acompañarse, apoyar de cerca.

La tecnología «ha obrado el milagro de habernos permitido continuar con las sesiones de terapia por medios telemáticos durante el confinamiento; las atenciones han continuado a través de cita previa adaptando el centro a todas las medidas de seguridad que requiere la situación», explica. «Adelante, siempre adelante», es el lema de la Asociación Provincial de Alcohólicos Rehabilitados de León (Arle).

En el mes de julio se reanudaron las terapias grupales presenciales en un espacio cedido por el Ayuntamiento de León en el edificio de San Marcelo. Y desde septiembre cuentan con una sala más holgada para estas actividades en el Centro de Acción Social (Ceas) de Mariano Andrés, en la calle Frontón.

Arle atiende de lunes a viernes, en horario de 10.30 a 13.00 horas o bien de 17.30 a 19.30 en el número teléfono 987 248 363 o a través del correo electrónico informacion@arlelon.org. La asociación tiene su sede en la Avenida José Aguado, 2, pero debido a la pandemia la atención presencial se realiza con cita previa y con todas las medidas de seguridad exigidas. «Hay que agradecer la colaboración del Ayuntamiento de León», señala el presidente de Arle, Aurelio Gil.

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