Diario de León

Las enfermeras mártires de Somiedo

Cartas sin destino

Las cartas que la familia de Octavia y Pilín iban a entregar el 27 de octubre al capitán Nonides para su envío a las enfermeras de Astorga en Somiedo nunca llegaron a su destino. Las noticias de la tragedia se adelantaron a la salida del correo.

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Mercedes Unzeta Gullón
León

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Plín aprendiendo el saludo fascista . FONDO UNZETA GULLÓN

Estas cartas están escritas entre el 26 y 27 de octubre, en Astorga. Están acabadas con premura porque a las 3 de la tarde estaba previsto que el capitán Nonides, que según la madre de Pilín, se encontraba en la ciudad, las recogiera junto con los encargos que las jóvenes habían hecho, para llevarlos al Puerto de Somiedo a donde esa misma tarde el capitán tenía que llegar para incorporarse a su Compañía (la 1ª Compañía del 4º Batallón). Finalmente ni las cartas ni los encargos ni el capitán Nonides salieron de Astorga ese día y a esa hora ya que al medio día de ese martes 27 empiezan a llegar noticias de que el destacamento del Puerto de Somiedo había sido atacado y, además de muchos soldados muertos, habían sido hechos prisioneros todos los que se encontraban en la Comandancia, desde el Comandante Berrocal hasta las tres enfermeras. Así había escrito la madre de Octavia, doña Julia Blanco, a su hija el martes 27:

«…Ahora hablaré de vosotras. Ya he recibido las buenas noticias vuestras, mi más profundo reconocimiento a ese Señor Comandante por sus atenciones lo que le harás presente, así como a todas las personas que os distinguen, no dudando sabréis daros a respetar.

Con que te metiste a mandongona Dios quiera no hagas algún zafarrancho, no te metas a más de lo que puedas. También me dices habéis disparado, mucho cuidado con jugar con fuego. ¿Qué resultó del bautizo, habiendo un Capellán como estaba sin bautizar? ¿o habéis hecho alguna conquista? (religiosa) Mucho me alegraría. Las batas di a Pilín que eran una para ti y otra para ella y no puedo alargarme más que van a llevar ésta a la una y como te digo empecé a las 12 pues vinieron Isabel la de Barrientos y Socorro que se encontró con ella la madre de Lucía. Todas dan recuerdos para ti.

Lo que no me gusta es la prolongación. Maca (la hermana de Pilín, mi madre) dice, y yo también, que te reemplaza ella y así el cambio no será perjudicial a la Obra.

En sustitución del candil va ese candelero, no puedo más. Querían escribir la chicas pero no sé si podrán. Para todas mis recuerdos y para ti mil besos de tu amante madre. Escribe a Carmen (la hermana de Octavia monja redentorista) a Salamanca. Para el 29 José Luis fue llamado al frente. Emilio fue a Lisboa.

Para no variar no encuentro el candelero.»

Doña Pilar Yturriaga también tenía una carta, que nunca llegó a su destino, para su hija Pilín. La empieza el día 26 y la termina el 27 antes de la hora convenida con Nonides para que la lleve a Somiedo.

«Querida Pilín. Hoy vino Aragón a hacerme una visita de parte del Comandante para decirme que estabais muy bien y que os portáis bien, mucho me alegro que trabajéis y hagáis todo lo posible con esos pobres soldados que tanto ellos como todos los jefes tanto están pasando y luchando para salvarnos a todos de estas fieras y salvar a España.

Me dijo que ayer (domingo 25 octubre) lo habían pasado muy bien y que habían comido ahí mucha gente, habíais tenido misa como el domingo pasado pero que el día no estaba tan bueno, me había dado por Guillermo el papel que me enviaste viendo que la capa te gustó ¿cómo te quedó de larga? Las batas una era para Octavia y el delantal lo mismo, uno para cada una, diréis si necesitáis más, te mandaré papel pues se marcha mañana Nonides según me dijo Aragón, así que te estoy escribiendo a las 11 de la noche, porque yo no sé qué pasa por el día que se va sin poder hacer nada.

Veo que no necesitas más sábanas y ¿qué tal la ropa que te mandé? Y el bautizo ¿cuándo es?

Nosotros fuimos ayer a S. Justo por la mañana a pie, comimos en casa de un rentero luego fuimos a ver la finca y a las 4 nos fue a buscar el coche para llegar a la novena que resultó magnífica y la procesión de llevar la Virgen hermosa, mucha gente, y en la plaza le cantaron una salve y al entrar en la Iglesia muchos vivas, en fin, muy bien. Me acordé mucho de Octavia y de ti.

Te dejo voy a dormir mañana terminaré esta.

Continuo hoy después de hacer el mercado, preguntando todo el mundo por vosotras; hoy está aquí un día de verano, de modo que si ahí lo tenéis igual estará hermoso, tenéis suerte y además creo os atienden mucho y os consideran, así que dale las gracias de mi parte al Comandante y que estoy muy tranquila y contenta de que le sirváis para algo.

Escribe largo y mucho, te mando papel por si lo necesitas y esas mantecadas ha traído Julia (la madre de Octavia) para vosotras.

Esta la mandamos por Nonides que se marcha ahora a las 3h. así que esta noche la recibes. A todas un abrazo. Recuerdos a todos los jefes y para ti un abrazo de tu madre que mucho te recuerda.

Pilar

Esta carta está terminada el martes 27, día de mercado en Astorga. La carta no la recibió su hija Pilín nunca. Mientras la madre escribía la carta ellas ya estaban presas, habían sido apresadas la madrugada del 27 y fusiladas esa misma noche o al día siguiente (no está claro).

«Querida Pilín: Mucho me alegro que lo paséis bien y seáis tan bien atendidas de los militares, lo que era de esperar pues por ser militares son caballeros, hoy elevados al más alto grado. Las compañeras que están dispuestas a sustituiros os envidian y se disgustan porque no estáis ya aquí; a mí me parece bien que continuéis, ya porque estáis entrenadas, ya porque esos buenos militares están ya acostumbrados a vuestro modo de ser. Cariñosos recuerdos a Octavilla y Olga, saludos a esos buenos jefes y militares y sabes te quiere mucho tu buen amigo Magin.» (escrito en la misma carta que la de la su madre)

«Queridísimas enfermeras; sólo dos letras porque me es imposible más por falta de tiempo para anunciaros «oficialmente» nuestra llegada (la familia acaba de llegar de Portugal como dice la madre de Octavia); no os figuráis lo muchísimo que os echamos de menos y las ganas que tenemos de veros pero por lo visto no será pronto pues están encantados —no es extraño— con vosotras y no os dejarán venir tan pronto. Aquí os tenemos envidia aunque yo estoy segura que no podría hacer una labor que ni a medias se pudiera comparar con la vuestra.

Otro día procuraré buscar mejor ocasión y os escribiré más largo y en papel más decente. Para todas muchos abrazos y la enhorabuena por lo bien que lo hacéis. Vuestra prima y amiga

Mena (Rodríguez de Cela)

Decidme cómo se llaman esos médicos conocidos míos ¡!Es lo menos que me podrías haber dicho¡¡ ¿no será Serrano uno?, me están quitando la carta de las manos y por lo tanto muchos recuerdos para todas

Jose Mª

Llevaban tan sólo diez días en las montañas en su labor de enfermeras.

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