Diario de León

TRILOGÍA

«A las chicas de San Cayetano las educaban para coser y fregar»

Agustín Molleda presenta mañana 'Ave María Purísima', segunda novela de una trilogía a caballo entre realidad y ficción

León

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Agustín Molleda destapó los abusos a menores en el antiguo hospicio de León a través de la ficción en su libro E-83 San Cayetano. Ahora continúa la quiere que sea una trilogía sobre la ciudad infantil con la novela Ave María Purísima. Las chicas de Cayetano , publicada por la editorial Lobo Sapiens y que presenta mañana en el salón de actos del ILC a partir de las 20.00 horas.

El lado femenino del hospicio sale a relucir en esta segunda novela en la que Molleda se acerca a la intrahistoria de lo que fue el hospicio de San Cayetano, su casa hasta que cumplió la mayoría de edad.  

El ficticio periodista del principal rotativo de la provincia es, como en E.-83, el hilo conductor a partir del que se construye el personaje principal. Una mujer que ronda los 60 años y que en realidad «es el compendio de varias historias» conocidas por el autor a través de sus protagonistas.  

Las mujeres, dice Molleda, son «las grandes olvidadas de San Cayetano». Pero tampoco ha sido fácil reconstruir algo de su historia, ni siquiera recurriendo a la ficción. «Me costó más de dos años convencer a varias de ellas para que me contaran su historia», afirma. «Y he tenido que ‘torcer’ bastante para que no se sientan identificadas», apostilla. Y hay cosas de las que «no quieren hablar: el abuso sexual», que fue uno de los temas centrales de su anterior novela. «En la novela hablo de un caso en que un cura lleva a una de las chicas al Monte San Isidro y algo de lo que había entre ellas», explica.  

En Ave María Purísima, las chicas de San Cayetano descubren cómo eran educadas en el rol femenino más tradicional dentro del hospicio. «Las consideraban mujeres al servicio de Dios, de España y de los hombres» y «las educaban para coser y fregar», apostilla el autor. Son excepcionales los casos de chicas acogidas en el centro que lograron acceder a estudios de bachillerato, «aunque hubo algún caso», admite.  

Las Hijas de la Caridad, que mantuvieron una continuidad en el tiempo, «fueron las encargadas de forjar ese espíritu durante décadas. No fue como en los chicos que vivimos dos etapas totalmente distintas, con los Terciarios Capuchinos —ahora Amigonianos— y los Jesuitas», precisa.  

Cada mañana despertaban a las chicas con el Ave María Purísima. En el libro también adquiere el significado de asombro que tiene esta expresión. Agustín Molleda señala que a pesar de estar durante años a escasos metros del pabellón femenino, «vivíamos en mundos totalmente distintos. En la época en la que a los chicos estábamos al cargo de los Terciarios Capuchinos no teníamos ninguna relación entre los pabellones. Cuando llegaron los Jesuitas ya fue otra cosa», señala.  

Agustín Molleda decidió empezar a escribir tras jubilarse. No pudo cumplir el sueño de ser periodista y ha creado un personaje que en esta novela acaba en Londres. Quién sabe si volverá a aparecer para completar la trilogía con otra historia apasionante.

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