Diario de León

COMPRA COMPULSIVA

"Compraba desde la cama con la tablet"

Una exenferma de compra compulsiva explica cómo el comercio 'online' agravó su trastorno

Una excompradora compulsiva visita una web de compras.

Una excompradora compulsiva visita una web de compras.

Publicado por
IMMA FERNÁNDEZ
León

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La soledad la llevó a la compra compulsiva. Mónica aterrizó un día en Madrid con un trabajo y un vacío que llenó de cosas. Ropa, zapatos, bolsos... “No conocía a nadie, me sentía sola y como no sabía qué hacer me iba de paseo y me ponía a comprar. Me hice las tarjetas de todas las marcas imaginables: Corte Inglés, Cortefield, Zara, Mango...”, detalla esta mujer de 40 años que ha querido explicar su experiencia con la patología para ayudar a otras/otros a salir de la adicción. “Tengo amigas a las que les pasa lo mismo; se enfadan con su pareja y sueltan: ¡Vámonos de compras!. Y con internet el hábito se ha agravado”. 

Además de ‘asaltar’ las tiendas de su nueva ciudad, empezó a engancharse al comercio ‘online’. "Compraba desde la cama con la tablet por las noches". La red la atrapó. “Es tan fácil, cómodo y rápido adquirir con la tarjeta que no te das cuenta de lo que haces”, enfatiza. La irrefrenable conducta le proporcionaba un placer, un subidón adictivo instantáneo. “Me sentía superbién, conseguía una gran satisfacción obteniendo cosas que incluso sabía que no me iban bien; pensaba, 'bueno, para mis amigas', me daba igual. ¡Ni las estrenaba!”. Acumulaba productos hasta con la etiqueta puesta, recuerda ahora que se ha desecho de las montañas de prendas, que ha donado a Cáritas y Humana. “Sobre todo, mucha ropa. Tuve una temporada en que debido a la ansiedad cambié de peso y de talla y me lancé a los zapatos, porque valían igual estando más gorda o más delgada”. 

 

DILAPIDAR EL SALARIO

Cuenta que tras el alivio momentáneo al realizar la compra, experimentaba sentimientos de culpabilidad. Sabía que en el fondo no era una actitud correcta, reconoce, pero continuó arrastrando el ”problema” durante casi dos años a pesar de las consecuencias negativas que comportaba. Tarjeta en mano, dilapidaba su salario. Con los números rojos, llegaron los conflictos financieros y familiares. “Gastaba más que mis ingresos, y viviendo sola en Madrid me generó una grave situación financiera. Empecé a pedir dinero a mi familia, les mentía y escondía la ropa en el coche, incluso tuve tentaciones de llevarme cosas de una tienda, aunque no llegué a hacerlo”. Los padres le dieron un ultimátum. Debía tomar medidas y solucionar el desmedido dispendio. Se animó a pedir ayuda profesional. “Sentía que me pasaba algo raro y también me parecía extraño ir a terapia por comprar, además nunca había ido al psicólogo”. Era escéptica, admite. Le hablaron del doctor Jorge López Vallejo, especialista en Terapia Breve Estratégica, a cuya consulta había ido un conocido por otro asunto, y decidió probar. 

La terapia, asegura, le ha cambiado la vida. “Me sorprendió gratamente. Ya desde la primera sesión empecé a reconducir ciertos comportamientos siguiendo unas pautas muy sencillas y muy claras”. Salió de la consulta con una libretita para anotar las compras y las emociones. “Me fue muy bien ser consciente de esos actos y estados de ánimo”, explica la expaciente. Aprendió a identificar el impulso, la tristeza que le llevaba a adquirir cosas y que ahora enfoca en otras actividades: en el deporte, la socialización... Las pautas que recibió durante las sesiones terapéuticas le han servido, subraya, para otros aspectos de su quehacer cotidiano.

Mónica compara el tratamiento con el seguimiento de una dieta sana. “Al final pasas de la alimentación basura y comes de forma correcta. Con las compras sucede lo mismo. Yo ahora las planifico, hago una lista previa y pongo el límite de gasto que me puedo permitir. ¡Ya puedo salir de compras!”. Ha recuperado el control de su vida.“La terapia ha sido el mejor gasto de dinero que he hecho”, apostilla.

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