Diario de León

Leoneses que se han enfrentado al covid

«No conozco sus nombres ni sus caras, pero tienen mi agradecimiento de por vida»

Más de 1.200 leoneses hospitalizados en la tercera ola. Se perfila como la onda de más contagiosidad, con un 35% de los casos confirmados de covid, y ha llevado a ingresar en el hospital a 1.223 leoneses. Un total de 668 ya están en casa. Carlos González Escribano, de 68 años, superó una neumonía bilateral y aunque todavía da positivo, da gracias infinitas al personal sanitario.

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La historia de Carlos es la de muchos leoneses que se han enfrentado al covid en la tercera ola. Un total de 1.233 personas que han tenido que ser hospitalizadas por la enfermedad. «El día 18 de enero empecé a notar síntomas de fiebre y mi hijo también. Pedimos la prueba y dimos positivo. Enseguida se pusieron en contacto los rastreadores, habíamos estado cuatro personas en casa en Navidad y mi hija ya se había ido a Pamplona», explica. Dieron positivo tanto su esposa como su hija, esta última «totalmente asintomática». Conforme pasaron los días, «mi mujer se mareaba, perdía el conocimiento y a mí me empezó a subir la fiebre y tenía tos», explica.

El dia 27, tras hablar con su médico, fue trasladado en ambulancia al servicio de Urgencias del Hospital de León desde su domicilio. Lo recuerda perfectamente. «Eran las cuatro y media de la tarde, me tocó el equipo número 4 y, como estaban todos los boxes llenos, me pusieron en una zona de espera marcada con las letras E. F. (espera fuera). Me pusieron oxígeno. Me ahogaba. También me hicieron un electro y una placa», relata.

La fatiga que sentía «era horrorosa». Tenía neumonía bilateral. Los pulmones blancos. Luego me subieron a la habitación a la planta siete de Virgen Blanca. «En la habitación no entra nadie sin epi, mascarilla, ni pantalla. Parece la Nasa. Las ventanas están cerradas por el protocolo antisuicidios y las puertas por el covid», explica.

La profesionalidad y la humanidad del personal sanitario traspasaron todos los muros que establecen las medidas de seguridad. «Por la noche, para no tener que estar con el epi puesto todo el tiempo, cuando llamas te preguntan desde la puerta y todo lo hacen con una amabilidad extrema. No conozco sus nombres ni sus caras, pero tienen mi agradecimiento de por vida», apunta este hombre de 68 años, jubilado de lo que fue Caja España (hoy Unicaja). Recuerda que uno de los compañeros de habitación que «estaba muy mal» tenía un teléfono muy antiguo. «Entró una enfermera muy alegre y le puso una videoconferencia con la familia con su teléfono. En cualquier momento que te hiciera falta allí estaban», recalca.

Altas con ovación
«Sanitarios, personal de limpieza... toda la planta salieron a aplaudirme al pasillo cuando marché»

La fiebre le hacía sudar tanto que en más de una ocasión tuvieron que entrar a cambiarle las sábanas, una vez «a las dos de la mañana». El tratamiento de corticoides funcionó y el 3 de febrero le dieron el alta, después de una placa de comprobación.

Cuando traspasó la puerta de la habitación 719 para volver a casa no se imaginaba lo que le esperaba. «Mientras salía por el pasillo, acompañado del celador, salió todo el personal de la planta con una gran ovación. Sanitarios, auxiliares, personal de limpieza... fue emocionante verles a todos aplaudiendo. Lo hacen cada vez que una persona se va de alta», relata. La vida del hospital en la pandemia solo la conocen los trabajadores y trabajadoras y los pacientes. Viven entre el agotamiento del trabajo y el dolor por quienes no superan la enfermedad y sin embargo no escatiman sonrisas ni ánimos a los que logran salir.

Al salir del hospital la PCR de Carlos aún daba positivo. Por eso fue conducido por el celador por un circuito de ‘zona sucia’. «Al haber tenido neumonía la carga viral parece que era muy alta», comenta por teléfono aislado en su domicilio, aunque es muy probable que ya no contagio. «Es lo que me mandaron y es lo que tengo que hacer», dice convencido. Hoy tiene cita para una nueva PCR. Espera que el virus ya no dé señales de vida en su organismo. Aún así tendrá que estar en cuarentena otros 14 días por protocolo. La a recuperación es lenta, no llega de la noche a la mañana. «Ya me dijo el médico: ‘No intentes correr antes de andar’», comenta Carlos González Escribano.

Un total de 668 personas han recibido el alta hospitalaria en loque va de la tercera ola —el 15% de las 4.232 altas registradas desde marzo— mientras que otras 151 han fallecido en los hospitales leoneses desde el 1 de enero, que suponen el 15,5% de las 1.007 en muertes hospitalarias de toda la pandemia. La mortalidad total por covid en la provincia asciende a 1.800 defunciones, de las cuales 283 se han producido en la tercera ola, el 15,6%.

Luces y sombras
Un total de 668 personas dadas de alta en los hospitales en lo que va de tercera ola; 151 fallecidas

Ayer había ingresados en los hospitales de León y El Bierzo 404 personas en planta y otras 62 en las UCI. La sobreocupación de camas de cuidados críticos extendidas por quirófanos, unidades de reanimación y coronarias en León y otros espacios en El Bierzo significa más estrés para los sanitarios y menos atención a las enfermedades no covid.

Los ingresos hospitalarios de la tercera ola suman, hasta ahora, el el 10% de las personas contagiadas en esta onda —12.275— que se perfila como la de mayor contagiosidad (35% de los casos confirmados), aunque nunca se podrá comparar con la primera debido a que entonces no existían los test de antígenos y las PCR eran muy escasas. La ola empieza a caer, pero quedan días duros en los hospitales. Los pacientes que salen, como Carlos, no lo olvidan.

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