Diario de León

La COP25 deja un sabor agridulce

Ribera esperaba acuerdos más «serios» «Los gobiernos no están escuchando a la ciencia», afirma WWF España

La ministra de Medio Ambiente de Chile y presidenta de la COP25, Carolina Schmidt (c).

La ministra de Medio Ambiente de Chile y presidenta de la COP25, Carolina Schmidt (c).

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A juicio de la ministra de Transición Ecológica, la Cumbre del Clima deja «un sabor agridulce». Con estas palabras hacía ayer balance Teresa Ribera de una COP25 en la que, «aunque pesa lo positivo, hay algunos elementos que hemos echado en falta».

En el lado de los haberes, la ministra destacó el «poder imponer ese compromiso con la agenda multilateral, a pesar de las dificultades». Se refería Ribera a aquellos grandes países «que no querían acelerar la acción climática». «Y aunque es verdad que no tocaba formalmente este año», reconocía la ministra, «se ha conseguido reforzar la acción climática y hacerlo formalmente a partir de 2020». En este punto hizo hincapié en que todas esas medidas para luchar contra el cambio climático se tomarán «guiados por la ciencia y por los informes del Grupo Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)». «Es —sostuvo— la victoria más importante». Además explicó que ha sido una cita de «socialización», ya que ha existido una demanda social como nunca, con presencia de la sociedad civil.

En el lado de los debe, comentó que le hubiera gustado completar el trabajo en torno a mercados y que el libro de reglas del Acuerdo de París hubiera quedado definitivamente cerrado. La ministra también dijo que esperaba escuchar «compromisos más contundentes y serios» por parte de las grandes economías.

Mar Asunción, responsable del programa Clima y Energía de WWF España, mostraba su «decepción». «Es la cumbre de la ambición y de aquí no ha salido una llamada clara para que los países tengan que presentar objetivos de reducción de emisiones más ambiciosos el próximo año, en la de Glasgow. Hay menciones muy vagas, que no son suficientes para garantizar objetivos de acuerdo con la senda del IPCC de un grado y medio», analizó. A su juicio, estos resultados desalentadores son un síntoma de que «los Gobiernos no están escuchando suficientemente ni a la ciencia ni el clamor popular. Pedimos mucha más ambición y urgencia para afrontar esta crisis climática».

Pese a todo, sí reconoció algunos aspectos positivos. «Se ha mantenido la inclusión de los océanos y los ecosistemas terrestres con la mención de las soluciones basadas en la naturaleza».

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