Diario de León
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Las enfermeras mártires de Somiedo

Cosiendo para los bravos soldados

En este capítulo Mercedes Unzeta relata, a partir de las cartas familiares, cómo se vivió en la familia Gullón-Yturriaga el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y los anhelos de Pilín, su tía y una de las mártires, por ayudar al bando franquista.

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Mercedes Unzeta Gullón
León

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«A nosotros nos cogió el movimiento aquí por verdadero milagro, pues llegamos el día 15 de julio, a pesar de que la familia y los amigos nos decían que era mejor estar en Madrid por ser más grande, pues en los sitios pequeños se conoce más a la gente. Yo te advierto que era de esta misma opinión pero si me llegan a hacer caso no sé a estas horas lo que hubiera sido de nosotros.» Así escribía Pilar Gullón a una prima suya a principios de agosto del 36, y continúa. «Aquí en Astorga estalló el movimiento el 20 de julio, salió la tropa y la guardia civil, en el Ayuntamiento se hicieron fuertes y hubo tiroteo hasta que no tuvieron más remedio que rendirse, después dos o tres noches hubo algo de fogueo, pero nada más, a pesar de ser tan tranquila la cosa hubo tres o cuatro muertos y algún herido. Mito (su hermano Guillermo) desde el primer día se echó a la calle y ahora es jefe de telégrafos y teléfonos, pues él acababa de terminar el servicio el primero de julio y estaba en el regimiento de transmisiones del Pardo y como es el único que hay en Astorga y entiende de eso lo pusieron en telégrafos y teléfonos. Chema (el hermano pequeño) el mismo día que nosotros salimos de Madrid salió él para Alemania, y esta es la fecha que todavía no ha venido. Ya le esperamos de un momento a otro.

Olga y Pilín con unos amigos y merienda familiar en el campo . FONDO UNZETA GULLÓN

Nosotros por ahora lo menos estaremos aquí hasta diciembre o enero, pues primero que tomen Madrid, y luego se normalice algo aquello lo menos hasta esa época imposible, y eso si contamos con la casa que lo veo un poco difícil, en fin, si va uno a ponerse a pensar es peor, pues a lo mejor nos quedamos en la calle, como les ha pasado y pasará a mucha gente con eso de haber saqueado las casas y los bancos. Contéstanos pronto y dinos toda vuestra odisea en esos días rojos. A todos recuerdos y para ti un fuerte abrazo de tu prima Pilín.»

En la calle Santiago 2, la casa familiar de los hermanos Gullón Yturriaga, en Astorga, se establece un verdadero cuartel general de intendencia para abastecer de las necesidades más básicas de un mínimo confort al ejército sublevado. Doña Pilar, a sus 54 años, tiene una gran energía y buenas dotes de organización así que decide montar un efectivo taller de confección de prendas para el ejército. En los primeros veinte días ya han confeccionado 175 camisas, 176 calzoncillos, 24 sábanas y 337 colchonetas. La casa-palacio en la que vive tiene espacio más que suficiente para recibir, almacenar y distribuir colchones, mantas, piezas de tela para sábanas, prendas de abrigo y todo tipo de enseres que puedan servir a los soldados que están en los frentes para darles un poquito de calor doméstico. En las montañas donde está distribuida la tropa, en el frente de Asturias, ya se nota el frío por eso hay que pensar en prendas de abrigo. En el centro de costura doméstico se reúnen también las jóvenes, además de para coser, para tricotar gordos jerséis de lana, calcetines y gorros… La actividad del taller es frenética.

Olga y Pilín con unos amigos. FONDO UNZETA GULLÓN

Los baños en el río, las meriendas y fiestas con las que el jovial grupo de amigas entretenían sus largas etapas estivales este verano han sido sustituidos por una responsabilidad de colaboración y entrega. Las circunstancias han hecho derivar su vitalidad lúdica hacia la solidaridad nacional. Con alegría y aplicación la juventud femenina se consagra a las labores de costura y prendas de lana. También se han apuntado todas a los cursos de primeros auxilios y enfermería que inmediatamente se han puesto en marcha en la ciudad desde mediados de agosto. Todas quieren ser útiles a la causa.

El espíritu comprometido de Pilín es impaciente y pronto le queda pequeña la aportación de intendencia. Ha aprendido a curar enfermos y quiere emplear todo su impulso benefactor en el trato directo con los necesitados, los heridos. Lo de coser le parece poco para tanto sufrimiento que este enfrentamiento está provocando.

En su profundo ímpetu de entrega a la salvación de la patria por considerar (como todos los que creyeron en ese eslogan tan repetido por las derechas conservadoras y tan calado en la población) que el país iba a ser arrasado por los demonios marxistas, en agosto (del 36) Pilar Gullón decide escribir al 1er Gobernador Militar para solicitarle una actividad de mayor abnegación.

«Muy señor mío: En estos momentos en que la Patria está en peligro y debemos sacrificarnos todos para salvar a esta España que tan pedida y hundida la tenían los marxistas, yo aunque poca cosa, me pongo a su disposición para todo lo que sea necesario, ya sea como enfermera o como lo que V. crea conveniente.

Y hasta que V. me ordene continuaré cosiendo en casa ropa para esos bravos soldados y milicias que dan su sangre para hacer una España grande. ¡Viva España!

Mi nombre es Pilar Gullón Yturriaga de 25 años. Sin más que decirle queda suya affma. Pilar Gullón. 1/c En Madrid (si existe) Génova 26. Y ahora en Astorga. Santiago 2»

Mientras espera la contestación del Gobernador ella sigue entregada con su actividad de costura en la organización familiar y también participa en las organizaciones de tómbolas y rifas que la misma juventud femenina de la ciudad han establecido para recaudar dinero para el ejército.

No parece que el Gobernador en cuestión le conteste pero ella no se rinde. Quiere ayudar a toda costa de una manera más directa y centrar su compromiso en la atención a los heridos.

Está inquieta. No puede dejar de pensar que puede hacer mucho más de lo que hace. Así, a principios de octubre Pilín decide redactar una nueva carta, en nombre de ella y de su hermana Maca y su prima Octavia, pero esta vez para alguien que ostenta un cargo importante en la organización de Acción Popular.

«Muy señora mía. En estos momentos en que la Patria necesita apoyo de todos los buenos españoles, nos dirigimos a V. para comunicarla nuestros deseos de ofrecernos incondicionalmente para todo cuanto sea necesario (y nosotras podamos desempeñar) ya sea como enfermeras aunque sin título pero con algunas prácticas o para algún trabajo manual. Tomamos la libertad de dirigirnos a V. por ser ahí, en Salamanca, donde está establecido el Cuartel General de Acción Popular. Lo que si le agradeceríamos es que tuviera el favor de contestarnos lo antes posible pues si ahí no necesitan nuestros servicios nos ofreceríamos a algún otro lugar.

Muy agradecidas y perdone V. por tanta molestia se despiden de V. sus affmas. que gritan ¡Viva España!»

A mediados de octubre le llega el momento de cumplir su sueño de ayudar a la causa y a los necesitados.

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