Diario de León

La cuarta ola complica el fin del estado de alarma

Los informes que manejó Pedro Sánchez esperaban que el pico máximo de la nueva onda se alcanzara entre el 19 y el 26 de abril

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M. Sáiz-Pardo / Á. Soto
León

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Pedro Sánchez, en su intervención en Moncloa para fijar el calendario vacunal, anunció formalmente que el Gobierno no iba a prorrogar el estado de alarma más allá del 9 de mayo, las previsiones epidemiológicas de Sanidad eran otras.

Cuando Sánchez compareció aquel martes inmediatamente posterior al fin de Semana Santa, los informes del Comité de Seguimiento del Coronavirus, que él mismo preside, confirmaban que España, efectivamente, estaba entrando en la cuarta ola a cuenta no solo de las vacaciones, sino también por cierta relajación de medidas a finales de marzo tras superarse la tercera ola. De hecho, esa última semana la incidencia acumulada había subido 18 puntos.

Pero esos mismos informes —según reconocen responsables de Sanidad— vaticinaban un futuro más halagüeño del que se finalmente se ha producido. Apuntaban a que el «pico máximo» de la cuarta ola se iba a alcanzar en la semana del 19 al 26 de abril, tal y como anunció Carolina Darias en una de sus comparecencias.

Cifras idénticas

En Moncloa esperaban empezar mayo lejos de los 10.000 casos diarios de mediados de abril

Los ‘papeles’ que Pedro Sánchez valoró a principios de abril para tomar la decisión de anunciar que no iba a haber prórroga del estado de alarma dibujaban una pandemia en «valle» y no en un «altiplano», como ha acabado ocurriendo, ante la persistencia de la cuarta ola a negarse replegarse, como sí que hicieron las anteriores de forma casi inmediata una vez alcanzados sus techos. Así las cosas, lo cierto es que desde que Simón hiciera sus predicciones sobre la «olita» aquel 19 de abril, la incidencia acumulada (IA) nacional a 14 días, que entonces era de 230 casos por cada 100.000 habitantes, se mantiene prácticamente igual —el viernes. último dato disponible, se situó en 229 positivos— tras dos semanas de vaivenes en forma de dientes de sierra.

En Moncloa también esperaban empezar mayo lejos de los 10.000 casos diarios de mediados de abril, pero las cifras siguen siendo casi idénticas a las de entonces. Y también confiaban en entregar el mando a las comunidades con una perspectiva muy favorable para las próximas semanas, pero los últimos ‘indicadores profundos’ no son tan claros.

Aunque la incidencia acumulada a 7 días en las últimas jornadas sigue siendo menos de la mitad que la de a 14 días, lo que en principio auguraría una pandemia en retroceso, la positividad (el porcentaje de pruebas positivas sobre el total) no muestra una tendencia definida en las últimas jornadas con constantes subidas y bajadas (moviéndose en el entorno del 7,29% del viernes) sin un patrón que apunte de manera definitiva al descenso.

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